Uno de los primeros síntomas en aparecer es el nerviosismo, un estado de excitación en el que el sistema nervioso responde de forma exagerada o desproporcionada a estímulos considerados normales. El consumo de tabaco, o de alcohol y café u otras sustancias estimulantes, son la causa más común de nerviosismo y falta de equilibrio en el sistema nervioso.
La ansiedad también suele ser punto común en personas que se sienten "estresadas". Se trata de un trastorno psícosomático, que comienza afectando a la mente pero acaba repercutiendo sobre diversos órganos del cuerpo, produciendo taquicardia, dolor de estómago, colon irritable (alternancias entre estreñimiento y diarrea), etc.
Las tres etapas en respuesta al estrés
En la primera etapa, alarma, el cuerpo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga. Las glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, elevan el nivel de azúcar en la sangre, incrementan la transpiración, dilatan las pupilas y hacen más lenta la digestión.En la segunda etapa, resistencia, el cuerpo repara cualquier daño causado por la reacción de alarma. Sin embargo, si el estrés continúa, el cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños. Si continúa la resistencia se inicia la tercera etapa, agotamiento, cuya consecuencia puede ser una alteración producida por el estrés. La exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede llevar a situaciones extremas. Ciertos tipos de jaqueca y dolor de cara o espalda, el asma, úlcera pépticas, hipertensión, asma y estrés premenstrual, son ejemplos de alteraciones relacionadas con el estrés. Además, el estrés emocional puede causar o empeorar muchos trastornos de la piel, desde picores, cosquilleo y dolor hasta los que producen sarpullido y granos.
Alimenta al cerebro
Es muy importante alimentar correctamente al cerebro. Su principal fuente energética son los hidratos de carbono (glucosa). Para mantener bien nutrido al cerebro no hay que aumentar el aporte de calorías, sino que debemos de cuidar el aporte de determinados nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. hablamos de vitaminas del grupo B (tiamina, niacina, piridoxina, B12 y ácido fólico), vitamina E, determinadas sales minerales (potasio, magnesio y zinc), oligoelementos (litio, silicio, selenio y cromo) y ácidos grasos esenciales.La carencia de vitamina B1, por ejemplo, produce irritabilidad nerviosa y depresión, y la de B6, nerviosismo y fatiga; el déficit de magnesio produce nerviosismo y ansiedad. Los ácidos grasos insaturados, como el linoleico que predominan en los frutos secos y aceite de semillas, son necesarios para el desarrollo del sistema nervioso.
Alimentos aconsejados
Leche, yogures y otras leches fermentadas, productos lácteos no excesivamente grasos o dulces y quesos.Carnes, pescado, huevos y derivados.
Cereales, patatas y legumbres. Muesli o cereales de desayuno integrales.
Verduras y hortalizas.
Frutas.
Bebidas: Agua, caldos desgrasados, zumos, jugos de hortalizas, infusiones relajantes, bebidas de malta.
Grasas: Aceites de oliva y semillas, mantequilla o margarina vegetal y frutos secos.
Otros productos: Germen de trigo, levadura de cerveza (como complementos).
Recomendaciones
Respeta los horarios de las comidas y realízalas a horas regulares.Comienza la mañana con un buen desayuno. De esta manera evitarás la hipoglucemia y te dará la energía suficiente para todo el día.
Las cenas deben de ser lo más ligeras posibles y con poco líquido para facilitar el sueño. Evita la ingesta de alimentos 2 horas antes de dormirte.
Evita las dietas milagro, ya que siempre suelen provocar una carencia de algún tipo de nutriente, con su consiguiente mal funcionamiento del sistema nervioso.
En caso de insomnio, puedes tomar una infusión relajante o leche caliente antes de irte a dormir.
Evita el tabaco y el alcohol.
Duerme el número suficiente de horas e intenta acostarte siempre a la misma hora.
Practica deporte. Además de mejorar tu estado físicio, favorece e incrementa la profundidad del sueño. De esta manera podrás descansar mejor.
Fuente: Consumer.es