Pero si sufres de trastorno de ansiedad, esta emoción normalmente útil puede dar un resultado precisamente contrario: evita que te enfrentes a una situación y desequilibra tu vida diaria. Como nos explica el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, los trastornos de ansiedad no son sólo un caso de "nervios". Son enfermedades frecuentemente relacionadas con la estructura biológica y las experiencias en la vida de un individuo y con frecuencia son hereditarias. Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus características propias. Un trastorno de ansiedad puede hacer que te sientas ansioso casi todo el tiempo sin ninguna causa aparente. O las sensaciones de ansiedad pueden ser tan incómodas que, para evitarlas, puedes llegar a cancelar actividades que realizas todos los días. O también puedes sufrir ataques ocasionales de ansiedad tan intensos que te dejen paralizado. Muchas personas confunden estos trastornos y piensan que las personas deberían superar por sí mismas los síntomas usando tan sólo la fuerza de voluntad. Sin embargo, aunque te propongas que los síntomas desaparezcan, será inútil. Deberás recurrir a los tratamientos médicos.
Trastorno de ansiedad generalizada
"Yo siempre pensé que era demasiado quisquilloso con mi salud. Me sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían durar días. Me preocupaba por la fiesta que iba a dar en casa o por cuál sería el mejor regalo para mi novia.
Simplemente no podía dejar pasar nada. Me costaba mucho dormir. A veces me despertaba ansioso en medio de la noche o muy temprano por la mañana. Me resultaba muy difícil concentrarme aun mientras leía una revista o miraba televisión. A veces me sentía un poco mareado. Mi corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba aún más".
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aún cuando nada parece provocarlas, según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos. Sufrir de este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad. Las personas que padecen de TAG no parecen poder deshacerse de sus inquietudes aun cuando generalmente comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la situación justifica.Quienes padecen de TAG también parecen no poder relajarse. Frecuentemente tienen trabajo en conciliar el sueño o en permanecer dormidos. Sus preocupaciones van acompañadas de síntomas físicos, especialmente temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden sentir náusea o necesidad de ir al baño frecuentemente. O pueden sentir como si tuvieran un nudo en la garganta. Por lo general, el daño asociado con TAG es ligero y las personas con ese trastorno no se sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo, el TAG puede ser muy debilitante, resultando en dificultad para llevar a cabo hasta las actividades diarias más simples. El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su niñez o adolescencia, pero también puede comenzar en la edad adulta. Es más común en las mujeres que en los hombres y con frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se diagnostica cuando alguien pasa cuando menos 6 meses preocupándose excesivamente por varios problemas diarios.
Padecer de TAG siempre quiere decir anticipar desastres, frecuentemente preocuparse demasiado por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Las preocupaciones frecuentemente se presentan acompañadas de síntomas físicos tales como temblores, tensión muscular y náusea.
En general, los síntomas de TAG tienden a disminuir con la edad. Un tratamiento acertado puede incluir un medicamento llamado buspirone.Se están llevando a cabo investigaciones para confirmar la efectividad de otros medicamentos como benzodiazepinas y antidepresivos. También son útiles la técnica de terapia de comportamiento cognoscitivo y las técnicas de relajamiento y retroalimentación para controlar la tensión muscular.
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Fuente: Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU.