Vamos a intentar realizar un práctico ejercicio, para ello vamos a comenzar eligiendo un par de productos alimenticios que tengamos en nuestra despensa, nevera o congelador.
Observa simplemente su embalaje por la parte delantera y casi seguro que en algunos de nuestros alimentos encontraremos algo de esto.
Ante todo este aluvión de declaraciones nutricionales y de salud que llevan la mayoría de productos, todos pensamos que tenemos una despensa saludable ¿no es así? La respuesta es algo confusa ya que muy probablemente todos nuestros alimentos cumplirán todas y cada una de esas bonitas declaraciones que acuñan ya que ello esta regulado por ley y se debe cumplir puesto que de no ser así estarían cometiendo un delito que podríamos denunciar.
Ahora bien porque un producto nos indique en su embalaje que es bajo en grasa ¿ya lo es? O el que nos muestre una ramita de olivo ¿es indicativo de que no lleva ningún otro tipo de grasa más perjudicial? ¿y si nos pone en un logo bien grande 0% azúcares añadidos, ya nos da vía libre para consumirlo sin ningún tipo de miramiento? Las mantequillas y mayonesas “light” ¿ya no son calóricas y las puedo consumir a placer….? 100% natural es sano ¿ya no lleva sustancias químicas? Integral, rico en fibra ¿ya no debo consumir fruta? y ademas ¡seguro que no engorda!….¡¡¡es integral!!!
La legislación es tal vez poco exigente en algunos aspectos del etiquetado y da vía libre a que cuando en un alimento aparece un producto con una mínima presencia (por ejemplo un poco de fibra) ya se puede indicar que todo el producto lo es (diremos que nuestro producto es integral).
Si nos quedamos aquí y no observamos nuestro producto alimenticio mas allá de sus declaraciones nutricionales expuestas con preciosas letras y estupendas imágenes de productos que aparentan recién elaborados y que al parecer no han pasado jamás a una industria alimentaria repleta de máquinas elaborando miles y miles de galletas, sopas, bollos, sofritos, panes, leches, yogures, embutidos… ,nos dejaremos engañar.
Incluso la publicidad puede llegar tan lejos y ser tan influyente que nos llega a hacer creer que las materias primas con las que se elaboran nuestros bucólicos alimentos, provienen de preciosas huertas, de estupendas gallinas que caminan por estupendos campos, así como creer que la leche que consumimos a diario cada mañana la ordeñan para nosotros de unas hermosas vacas que pastan en unos lindos prados verdes, ¿alguien se lo cree? Pues tal vez todos contestemos que NO aunque realmente debe ser que SI puesto que esa publicidad tan maravillosa es la que nos induce a consumir productos altamente procesados como si fuesen muy saludables.
Debemos acabar con esto y en realidad está en nuestras manos pues tenemos unas herramientas hechas para defendernos como son el listado de ingredientes y la información nutricional que deberíamos leer de forma habitual ya que con ello conoceremos con seguridad los ingredientes que contienen los alimentos así como las características nutricionales de los mismos contribuyendo a mejorar nuestros hábitos alimenticios.
LISTADO DE INGREDIENTES
Aquí es donde podemos encontrar una valiosa y tal vez más veraz información. La lista de ingredientes es obligatoria y en ella aparecen ordenados de mayor a menor, lo que ya nos da una pista acerca de lo que contienen en más o menos cantidad. También a veces entre paréntesis nos pondrá el porcentaje que lleva aunque no es obligatorio y no siempre aparece.
Otra información que aparece aquí son los alérgenos, son sustancias que pueden causar algún tipo de intolerancia o alergia cuando lo consumimos, estos deben estar en letra más grande y negrita.
Y lo que suele aparecer en último lugar por encontrarse en poca cantidad son los conservantes (los de la letra E seguida de un número). En algunos casos estos son necesarios y hacen que podamos consumir el producto de forma segura, ahora esto no implica que sean inocuos, ya que muchos de ellos pueden modificar el sentido del gusto incitándonos a consumir productos cada vez más dulces.
INFORMACIÓN NUTRICIONAL
En la tabla de información nutricional lo primero que observamos son el contenido por 100 g o por ración, este último es el que deberíamos tener en cuenta ya que sabremos que cantidad de alimento constituye una porción comestible y en consecuencia podremos controlar la cantidad que tomamos.
Seguidamente vemos el valor energético, tal vez y con casi total seguridad lo único que todos echamos un vistazo, en cambio deberiamos mirarlo como ¨algo a tener en cuenta¨ pero no nos debe condicionar a la hora de elegir dicho producto puesto que es mucho más interesante saber la procedencia de dichas calorías y que porcentaje de ellas provienen de grasas de buena o mala calidad o de azúcares añadidos. Es por lo que debemos fijarnos en la información nutricional en las cantidades de nutrientes como son, grasas y dentro de estas sus tipos como saturadas, monoinsaturadas y en los hidratos de carbono, cuantos corresponden a azucares añadidos y que cantidad de proteínas nos aporta.
Para que se entienda os pondré un ejemplo, aunque en otras entradas iremos desglosando poco a poco todo esto y con diferentes ejemplos reales de nuestra alimentación diaria. Imaginemos que cogemos un puñado de frutos secos, unas nueces, realmente son un alimento muy calórico, todos lo sabemos e incluso tratamos de evitar, en cambio esta más que demostrado por muchos estudios que las grasas que nos aportan son realmente beneficiosas y cardiosaludables por ello no deberíamos evitarlas sino introducirlas en nuestra alimentación en sustitución de cualquier alimento procesado como podrían ser unas galletas o un bollo industrial que con tal vez las mismas calorías que nuestras nueces estos procesados nos aportarían grasas de muy baja calidad ademas de muchos azúcares. Así que no dudes en tomar un ¨puñadito de frutos secos¨ como tentempié en sustitución de alimentos superprocesados.
Volviendo a nuestra etiqueta después de las grasas e hidratos de carbono y proteínas observamos un dato que debemos considerar si nuestro alimento lo contiene y es la cantidad de fibra ya que nos da una idea, entre otras cosas, que iremos viendo mas adelante, de lo saciante que puede ser dicho alimento.
Y otro dato que es importante tener en cuenta será el del contenido en sal, ya que se suele abusar de este mineral en los productos procesados.
Estos son a grandes rasgos algunos de los principales datos a considerar en la etiqueta de un producto alimentario de forma que cuando lo compremos sepamos analizarlo y de esta manera podamos cuidar nuestra alimentación siendo coscientes y muy “healthy“
Aprender a comer bien.