Conociendo la enfermedad
En la mayoría de los casos no produce ningún síntoma y, por tanto, la única manera de saber si tenemos o no tenemos hipertensión será mediante una medición de la tensión arterial.
Cuando realizamos una medición de la presión arterial estamos comprobando la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre a todo el cuerpo. Para realizar la medición y que ésta sea representativa hace falta que se haga en reposo.
Se considera hipertenso a aquella persona con una presión máxima (sistólica) mayor de 140mmHg y/o una presión mínima (diastólica) superior a 90mmHg.
NORMALES HIPERTENSIÓN
SISTÓLICA (el valor de arriba) 10-14 +14
DIASTÓLICA (el valor de abajo) 60-90 +90
Ahora bien, no os pongáis histéricos si alguna vez os sale un valor un ‘pelín’ alto ya que hay un sinfín de cosas/situaciones que pueden hacer que justo el día de la medición nos salga alterada. Para asegurarnos, hará falta que repitamos la medición un par de veces, siempre con una semana de por medio.
Si aun así los valores siguen altos.. ¿qué hacemos?
Pues ir al médico. Quizá tus valores no sean suficientemente altos como para iniciar un tratamiento farmacológico pero aun así será interesante empezar a llevar un control del tema. Que no tengas que tomarte medicación no significa que no puedas hacer nada para controlar tu hipertensión.
Éstas serán (seguramente) algunas de las recomendaciones del médico:
Reducción del peso
Restricción del consumo de alcohol
Reducción de la ingesta de sal
Realización de ejercicio físico
El ejercicio físico para combatir la hipertensión
¿Todo el deporte vale? ¿Da lo mismo hacer pesas que ir a correr? ¿Hacer un HIIT o nadar?
Pues no, todo el deporte no vale. El ejercicio que más ayuda a reducir la hipertensión son los ejercicios aeróbicos en los que movilizaremos grandes grupos musculares. Andar, correr, nadar, ir en bici, etc. Cualquier actividad que podamos mantener durante periodos prolongados de tiempo nos beneficiará.
Además, está comprobado que el ejercicio a intensidades bajas que no superen el 70% de la frecuencia cardíaca máxima reducen de la misma forma (o incluso más) que los ejercicios a intensidades más elevadas.
Al inicio del tratamiento el ejercicio debe suponer un gasto calórico semanal de 700Kcal mientras que más adelante deberíamos intentar llegar a las 2000Kcal.
Por norma general no realizaremos trabajo de fuerza analítico ya que no solo no ayuda a bajar la presión arterial sino que es muy probable que está aumente durante la realización del ejercicio pudiendo provocar complicaciones.
Recomendaciones
Ejercicio siempre con PULSÓMETRO
Bajo la supervisión de un profesional
Control con el médico
Ejercicio aeróbico
30-60 minutos de actividad
4-5 días a la semana ( ¡si puede ser cada día aún mejor!)
40-60% de la FCmax (frecuencia cardíaca máxima)
.