El Dr. José Ma. Palacio Mures, especialista en endocrinología y nutrición nos explica la Enfermedad de Hashimoto o tiroiditis crónica autoinmune. Su aparición suele ocurrir en la edad adulta sin un rango de edad determinado y sin una causa conocida que desencadene su aparición.
¿En qué consiste la Enfermedad de Hashimoto?
La enfermedad de Hashimoto es una enfermedad que afecta a la función de la glándula tiroidea produciendo un disminución de su funcionalidad (produce un hipotiroidismo).
Se trata de la causa más frecuente de hipotiroidismo en los países sin déficit de yodo.
La glándula tiroidea está localizada en el cuello por debajo de la laringe y rodeando en su cara anterior a la tráquea. Normalmente no se ve ni se palpa salvo en situaciones en las que aumenta su tamaño, en lo que conocemos como bocio.
Las hormonas tiroideas producidas por la glándula tiroidea son imprescindibles para la vida, sin ellas no podemos vivir. Son un activador de números procesos metabólicos e intervienen en una gran variedad de órganos para optimizar su funcionamiento correcto.
En la enfermedad de Hashimoto la glándula tiroidea deja de producir hormonas tiroideas debido a que se hay una inflamación de la glándula. La inflamación del tiroides se conoce como tiroiditis.
En este caso la inflamación es debida a la presencia de unos anticuerpos que atacan a la glándula tiroidea. Estos anticuerpos causan una inflamación permanente que produce una disminución progresiva de la glándula.
El carácter crónico de esta alteración hace que también se conozca esta patología como tiroiditis crónica autoinmune.
Los anticuerpos más frecuentes que solemos encontrar son los anticuerpos antiperoxidasa (TPO) aunque también se pueden asociar otros tipos de anticuerpos contra el tiroides.
¿Cuáles son las señales de alerta?
Hay diferentes presentaciones de la enfermedad de Hashimoto.
1. En unos pacientes, sobre todo jóvenes, esta inflamación va acompañada de un aumento del tamaño del tiroides y produce un bocio.
2. En otras ocasiones, sobre todo en ancianos, lo que produce esta inflamación es una atrofia del tiroides y por tanto una disminución del tamaño de la glándula.
3. Esta diferente evolución nos genera pacientes con enfermedad de Hashimoto con bocio y otros sin bocio.
4. La frecuencia de aparición de la tiroiditis crónica autoinmune es mayor en mujeres que en hombres.
5. La gran mayoría de los pacientes tienen antecedentes familiares de hipotiroidismo o hipertiroidismo autoinmune, aunque no siempre es así.
6. En muchas ocasiones aunque existen anticuerpos TPO elevados no se llega a desarrollar un hipotiroidismo ni ninguna otra alteración de la función tiroidea.
7. Su aparición suele ocurrir en la edad adulta sin un rango de edad determinado. No hay una causa conocida que desencadene su aparición. Se cree que su origen en multifactorial.
¿Cuáles son los síntomas?
Las personas que presentan un hipotiroidismo por enfermedad de Hashimoto pueden presentar muy diversos síntomas iniciales.
Los síntomas más habituales son fatigabilidad, cansancio crónico, sensación aumentada de frío, ganancia de peso, estreñimiento, irregularidades menstruales, calambres musculares, somnolencia, edemas generalizados, uñas quebradizas y pérdida de cabello.
A veces se manifiesta con depresión, falta de concentración y de atención, anemia, edema de parpados. Pueden presentar piel fría y más rugosa de lo habitual, cara abotargada, voz ronca.
En ocasiones los pacientes se encuentran asintomáticos y el diagnóstico se realiza de manera casual en otras exploraciones.
El número de síntomas a presentar es muy variable así como su presentación, la mayoría de las veces es una aparición paulatina y lenta que hace que puedan pasar completamente desapercibidos hasta que ya están muy avanzados.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de un hipotiroidismo se hará siempre mediante una analítica de sangre en la que se midan los niveles de TSH (tirotropina) y de T4 libre (tetrayodotironina).
En los pacientes con hipotiroidismo nos encontraremos una TSH elevada y una T4 libre en niveles bajos de la normalidad aunque también puede estar normal, sobre todo si lleva poco tiempo de evolución o es un hipotiroidismo leve.
Se debe buscar un hipotiroidismo en pacientes que presenten síntomas de los descritos anteriormente, o un bocio a la exploración.
Debemos sospecharlo sobre todo cuando hay antecedentes familiares de enfermedades tiroideas autoinmunes (tanto hipo como hipertiroidismo).
Si presenta un bocio será recomendable realizar un estudio de imagen del mismo mediante una ecografía.
En los casos que no existe bocio la ecografía no es necesaria realizarla.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del hipotiroidismo por enfermedad de Hashimoto habitualmente es un tratamiento crónico que se prolonga durante toda la vida.
La lesión de la glándula tiroidea por la inflamación es permanente. El tratamiento se realizara mediante la toma de un comprimido de Levotiroxina (T4) de manera diaria.
La ingesta de la levotiroxina se realizara preferiblemente en ayunas, unos 20-30 minutos antes del desayuno para optimizar su absorción a nivel intestinal.
Evitaremos la toma conjunta de inhibidores de la bomba de protones tipo omeprazol o de preparados de hierro oral que disminuyan la absorción.
El ajuste de la dosis se realizará en base a nuevas analíticas midiendo sobre todo los niveles de TSH. La frecuencia de estos analíticas es variable según el control de cada paciente.
¿Se puede prevenir?
No se puede prevenir la aparición de la enfermedad de Hashimoto a día de hoy.
Se recomienda no hacer ingestas muy elevadas de yodo en aquellas personas que presenten niveles de anticuerpos TPO elevados.
El exceso de yodo se ha asociado a una evolución más rápida de la aparición de hipotiroidismo.
¿Cuál es el pronóstico?
En general el pronóstico de esta enfermedad es muy bueno siempre que mantenga niveles de TSH dentro de la normalidad que no alteren otros órganos.
Un exceso de levotiroxina o un defecto pueden alterar el funcionamiento óptimo de los procesos metabólicos y órganos en los que intervienen las hormonas tiroideas.
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