En realidad no pretendo regañar a nadie, no soy quién para decir a las personas que me leen como tienen que vivir sus vidas jajajaaa faltaría más! Pero si me gustaría compartir contigo una reflexión que estoy segura, no te dejará indiferente, al menos hasta mañana ;) ¿Te imaginas que pudieras elegir sentirte bien o sentirte mal, cuando te diera la gana? Molaría, no? Yo elegiría siempre sentirme bien. Ríete, pero conozco personas con nombre y apellidos que eligen sentirse mal, como lo oyes.
Durante el año vas viviendo, a veces haces, otras dejas sin hacer. A veces dices lo que piensas y otras... te lo guardas. A veces te permites soñar y otras te lo niegas. A a veces lloras como si te fuera la vida en ello y otras veces... tratas de tragarte ese nudo en la garganta. También te ríes, aunque a veces reprimes las carcajadas. A veces haces planes para el fin de semana y a veces los deshechas rápidamente. Todo esto y mucho más haces con tu vida. Cuando va terminando el año, empiezas a hacer balance, solo a veces, porque no sabes si te gustará del todo el resultado. A veces te invade una cierta sensación de nostalgia por no haber aprovechado más ese momento tan bonito que viviste, por no haber dicho aquello que pensaste y ahora te persigue de vez en cuando, por no haber hecho esa escapada romántica para no gastar... total, te lo estás gastando en Navidad, como excusa para ahogar esa sensación. Lo que es la vida!
Pero luego recapacitas y piensas que no es culpa tuya, "no dije porque no me dejaron, no hice porque no podía, no soñé porque es imposible, es que el destino está escrito...". JA! ni destino, ni imposibles ni personas perversas. Tú eliges cada paso que das en tu vida, tú eliges como vivirla y también eliges como recordarla. Tener la capacidad de elegir cómo te sientes cuando se te presenta una situación complicada, por ejemplo, es una pasada. Ser consciente de que tienes esa capacidad ya es la bomba! No es fácil darse cuenta en el momento de que tienes esa capacidad de elección. De hecho, lo más fácil y lo más habitual es dejarse llevarse por las circunstancias. ¿Quién no ha llorado alguna vez a moco tendido durante tres días, encerrada en su cuarto deseando que se la tragara la tierra? Por favor, decidme que no soy la única!! A veces, las situaciones nos superan y nos dejamos llevar por la emoción del momento. Rabia, ira, tristeza, estrés, ansiedad... hay momentos en los que parece que no hay salida.
Pero lo cierto es que no es así. Siempre puedes elegir cómo afrontar una situación, sea la que sea. A veces incluso podrás hacer algo para cambiarla, toma!! Esto son poderes y no los de Superman. Cuando ocurre algo en tu vida que te genera una sensación que no te gusta, lo primero es darle aire. Llora, grita o tírate de los pelos. Si lo necesitas, hazlo. Una vez soltada la tensión del momento, respira hondo y piensa: ¿Puedo hacer algo para cambiar la situación? Si tu respuesta es sí, ponte manos a la obra. No dentro de un rato ni mañana, ahora. Piensa que puedes con ello, automotívate! Las personas que consiguen lo que quieren son excelentes motivándose a sí mismas. Cree en ti, en tu capacidad para sacarlo adelante, y hazlo. Yo sé que puedes ;) ¿Te suena la palabra "optimista"? Pues familiarízate con ella porque te servirá para afrontar cualquier desafío.
También existe el otro caso, que la situación no tenga remedio. A veces no hay nada que podamos hacer para cambiar aquello que nos está generando esa sensación triste o desagradable. Bien porque sea irreversible, o bien porque el cambio depende de otras personas y no podemos hacerlo por ellas. Aquí también date aire, te dejo incluso que liberes tus emociones un ratito más que en el caso anterior ;) Cuando hayas terminado, toca reflexionar sobre lo ocurrido, asumir la realidad que tienes y buscar el aprendizaje que te ha dado esa experiencia. Siempre hay conclusiones positivas que sacar. Aunque sean "esto nunca más lo volveré a hacer". También es una lección de vida, quizá de las más valiosas. Busca y rebusca ese aprendizaje hasta que des con él. Encontrarlo te liberará de las malas emociones y te dará calma. Recordar ese momento en el futuro no será un lastre y te sentirás fortalecida. Tu sensación al recordar habrá pasado de negativa a positiva. Mucho mejor, no?
Para terminar, te propongo un ejercicio. Piensa en alguna situación que hayas vivido en los últimos días y te haya generado una sensación desagradable. Piensa si tiene solución o no, y aplica todo lo que te he comentado en el artículo. ¿Cómo te sientes ahora?
Me encantará que me dejes un comentario si lo haces ;)
Feliz comienzo de semana!!
Foto: Sara González Carrasco