En esta entrada quiero recordarte, fisioterapeuta, por qué estudiaste Fisioterapia y quiero también, PACIENTE, decirte que lo primordial para el fisioterapeuta eres TÚ. Esto lo puedes ver como una obviedad, pero la realidad es que tendemos a obviar lo obvio.
Algunos me habéis preguntado varias veces… “Jorge, ¿por qué usas letras mayúsculas en algunas entradas, cuando te refieres al paciente?”. Te lo voy a explicar de manera sencilla en unos cuantos párrafos.
Pongamos un ejemplo de esos que a mi me gustan. Nos encontramos en un pequeño pueblo de Andalucía, uno de esos donde la gente todavía saca la silla a la calle para sentarse mientras charla con los vecinos a la fresca, uno de esos en los que todavía se dejan las puertas de las casas abiertas de par en par, uno de esos donde puedes comprar dulces recién hechos por las monjas (estando tan ricos, no pueden ser buenos para la salud), uno de esos donde si eres forastero te miran como si vinieras de Marte (esto me encanta, se siente uno especial). Vas al supermercado de Josefa, el de toda la vida, ese en el que te enteras de todas las noticias del pueblo mejor que en el noticiero. Josefa siempre te ha tratado como un rey, te da los mejores productos, te deja pagar otro día si vas justo de dinero, te da a que pruebes el género nuevo. En resumen, Josefa siempre quiere lo mejor para ti, porque eso es lo mejor para ella. Cliente contento, Josefa recontenta. ¿Dudarías de Josefa y su buena fe? Nunca. Para Josefa su cliente es su CLIENTE. Josefa no es rica, si hablamos de la cantidad de dinero que tiene debajo del colchón, pero sí es rica en satisfacción.
¿Es tu clínica de Fisioterapia del barrio un supermercado de pueblo? No. ¿Hay y/o deben haber similitudes entre el uno y el otro? Sí. Para Josefa, su cliente es lo más importante y para el Fisioterapeuta, TÚ, PACIENTE.
El fisioterapeuta te da el “mejor género que tiene”, estudia diariamente para estar lo más actualizado posible y ofrecerte el mejor de los tratamientos. Hay meses en los que el fisioterapeuta llega a gastarse el 20-30% de su sueldo en formación, únicamente para darte un mejor servicio. El fisioterapeuta no entiende otra cosa que no sea trabajar con el fin de mejorar tu calidad de vida. Tras cada tratamiento, pensará cómo mejorar lo que ya ha hecho. Se irá a casa y seguirá pensando en cómo ayudarte. No son pocas las noches en las que le costará dormir dándole vueltas a la cabeza para buscar alternativas al tratamiento que parece no funcionar para tu dolencia. Leerá sobre tu lesión, preguntará a otros compañeros por consejo y, si hiciera falta, te derivaría a otro profesional sanitario que considere más idóneo para conseguir una pronta recuperación. Todo, absolutamente todo lo que hace el fisioterapeuta, lo hace pensando en el beneficio del PACIENTE.
Fisioterapeuta, no estudiaste Fisioterapia para hacerte rico (con esto no digo que ganar dinero como fisioterapeuta sea un delito, antes de que alguien comente al respecto), estudiaste por tu vocación por ayudar al prójimo, por la satisfacción que da ver que los pacientes mejoran y, agradecidos, dejan tu consulta. Ya escribí sobre este tema en Cuando la Fisioterapia se convierte en negocio.
En este artículo únicamente trato de recordar, tanto al fisioterapeuta como al paciente, que todo lo que la Fisioterapia implica y significa gira entorno a una sola persona y esa persona es el PACIENTE. Esto es algo que no deberíamos olvidar. No dejes nunca de ser Josefa, porque para eso y por eso estudiaste.
La foto de cabecera es una adaptación de un dominio público de Pixabay.
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