A pesar de no ser una verdura, nosotros en este artículo la nombraremos como tal en alguna ocasión.
Históricamente, el guisante es una de las plantas más antiguas que se conocen. Las variedades de cultivo tienen casi 10000 años de antigüedad y se dice que provienen de Oriente Próximo. Hace unos 4000 años se extendieron por Europa y el resto de Asia.
En cuanto a su cultivo, el guisante se puede encontrar en toda la cuenca mediterránea y en dos épocas principalmente, ahora en primavera y en otoño.
En la cocina, los usos de esta verdura son múltiples, así que los podemos consumir con vaina (variedades para desgranar) o sin ella (tirabeques); también en fresco, en tortillas, arroces, guisos, guarniciones o incluso en conservas, gracias sobre todo a su sabor dulce cuando el guisante está tierno.
Entrando ya en su composición, en primer lugar, aproximadamente el 78 % del total del guisante es agua (algo menos que en las verduras y hortalizas). Por tanto, tiene más cantidad del resto de nutrientes que las verduras. En concreto, presenta un 14 % de hidratos de carbono, de los cuales casi el 5 % corresponden a fibra. Pero el punto más destacable es sobre todo su casi 6 % de proteínas, cantidad que normalmente las verduras no alcanzan. Por supuesto, su contenido en grasas es prácticamente nulo, lo cual lo hacen apropiado para dietas equilibradas.
En cuanto a los minerales que nos encontramos en el guisante, destacamos unas cantidades bastante elevadas de potasio y fósforo, de casi 300 mg y 120 mg por cada 100 g de producto respectivamente. Tampoco están nada mal sus aportes de calcio y magnesio.
Ya en el apartado de vitaminas, nos encontramos con dos que destacan por encima del resto, la vitamina A y la C (casi el 70 % de la cantidad diaria recomendada). Nos aporta también cantidades menores de vitamina B3 (Niacina), B1 (Tiamina) y B2 (Riboflavina).
Así pues, entre las propiedades de esta legumbre nos encontramos con que son una buena fuente de energía, por su contenido en hidratos, y ayudan a mejorar el tránsito intestinal, por ser ricos en fibra. De esta fibra, hay una parte que es soluble y que nos ayuda a regular el colesterol o el azúcar en sangre. Además, el guisante favorece la formación de los huesos o la prevención de osteoporosis, gracias a su contenido en calcio y fósforo.
Como sabemos también, el potasio es bueno para la prevención de calambres musculares y su riqueza en vitaminas del grupo B nos ayuda a tener un buen funcionamiento del sistema nervioso, favoreciendo el buen humor y mitigando el nerviosismo.
Como veis, el guisante es una legumbre que todos deberíamos consumir generalmente y que combina muy bien con otras verduras.