En el fondo, es un día como todos los demás, pero nosotros estamos especialmente bien, sorprendentemente bien, como si nos hubieran inyectado una droga que nos hace
sentirnos más vivos, más felices.
¿Qué ocurre? Por una razón u otra que se nos escapa y que a lo mejor pertenece a nuestra vida onírica, nuestro organismo ha fabricado más endorfinas de lo normal y la presencia de éstas hace que nos sintamos eufóricos y felices.(Qué son las endorfinas)
Freud hablaba de un «sentimiento oceánico», los yoguis hindúes de una consciencia cósmica; poco importa qué término utilicemos para designarlo. Existe un estado de felicidad serena, rayano a la
beatitud, en el cual una maravillosa sensación de alegría parece subir por nuestra espalda y sumergirnos en un gozo suave y delicado. Vibramos entonces con la Vida, sentimos que formamos parte de un todo, que de un modo u otro estamos conectados con este todo.
Es más, sentimos que todos somos uno, que el prójimo no es distinto de uno mismo y que por esta razón tan sencilla debemos amarle: nos estamos amando a nosotros mismos.
Nuestra mente se encuentra inundada por una misteriosa sensación de felicidad y de plenitud: estamos eufóricos.
A veces, esta sensación de felicidad es furtiva, pasajera, transitoria. Dura apenas unos segundos, o a lo mejor unos minutos. Son las endorfinas, y con las endorfinas ocurre lo mismo que con el espíritu:
nadie sabe ni cuándo ni dónde sopla. Al menos en el estado actual de nuestros conocimientos.
Si usted es una persona sensible, a lo mejor ha experimentado, aunque sea fugazmente, este estado del que hablamos mientras escuchaba música o durante la lectura de un poema. Pero a lo mejor es un hombre de acción, un deportista (los mejores superalimentos), un luchador; entonces su cuerpo le gratificará segregando endorfinas cuando aprieta a fondo el acelerador de su automóvil y adelanta a alguien en la autopista, o cuando logra batir un récord.
Si se trata de una persona caprichosa, el conseguir aquello que quería o el recibir un regalo de la persona querida será lo que active su sistema de secreción de endorfinas.
A través de complejas pero precisas prioridades bioquímicas aparecen en nosotros nuestros deseos, nuestros caprichos, nuestras motivaciones. Los conflictos que vivimos, los desafíos ante los cuales nos hallamos y a los que de un modo u otro respondemos, tienen su traducción en términos de bioquímica.
Por regla general, buscamos o deseamos febrilmente objetos exteriores que, al menos inconscientemente, creemos que nos van a aportar felicidad; tenemos manías totalmente irracionales, debilidades caracteriales o caprichos inauditos; todo ello es, mal que nos pese, pura química o, si lo preferimos, puede traducirse en nuestro interior en sencillos términos de bioquímica.
LAS ENDORFINAS
Una carcajada provoca la segregación de diversas sustancias a nivel cerebral como:
. Adrenalina, vinculada a creatividad e imaginación (fosfenismo)
. Dopamina, que estimula la agilidad mental .
. Serotonina, químico de efectos calmantes que disminuye el hambre y la ansiedad
. Endorfinas en gran cantidad
La risa tiene una notoria influencia sobre la química del cerebro y del sistema inmunitario, por eso es la mejor fuente de endorfinas.
Basta con esbozar una sonrisa para que nuestro cuerpo comience a segregar endorfina.
Estimula las endorfinas de forma natural, con ejercicio físico, con la alimentación, con creer en ti mismo todos los dias y con emponderarte hacia tu éxito en cualquier aspecto de tu vida, a través de la meditación, de estimulación sensorial.
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La Droga de la Felicidad Jack Lawson