En la historia del tratamiento del dolor se han destacado casos de enfermos que han logrado
suprimirlo parcial o totalmente ingiriendo productos inocuos. Se trata de un fenómeno conocido como
efecto placebo. Esta palabra quiere decir, en latín, «contentar»), «complaceré». Aunque este nombre no
se inventó hasta el siglo pasado, se sabe que los griegos conocían ya el efecto placebo.
Es bastante fácil que algunos de los misteriosos brebajes que durante la Edad Media brujos y
curanderos suministraban a sus pacientes tengan mucho que ver con el efecto placebo.
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