El objetivo del nuevo código es conseguir que las muertes se reduzcan un 20% en Europa en un plazo de unos doce años. Para la consecución de dicho objetivo, los países miembros de la Comunidad Europea deberán aplicar las 11 recomendaciones que establecen el código, de las que tres están directamente relacionadas con la alimentación.
Algunas recomendaciones generales
Durante los últimos años, algunos estudios acerca de la relación entre la comida y el cáncer, han revelado algunos datos contradictorios pero se ha establecido una relación entre la aparición de algunos tumores y los hábitos alimenticios. Al parecer, la importancia el consumo de algunos alimentos puede ser más dañino que la herencia genética.Comer fruta y verdura en las comidas y reducir la ingestión de grasas animales son las pautas alimenticias fundamentales contra esta enfermedad. El sobrepeso puede influir de forma negativa en todos los sentidos, pero parece estar también directamente relacionado con el desarrollo de tumores cancerígenos. El consumo habitual de bebidas alcohólicas es también muy negativo.
Llevar una vida más sana en general nos ayudará a prevenir enfermedades cancerígenas, además de otros muchos males. Tener en cuenta factores como la práctica de ejercicio diario, revisiones periódicas, evitar la exposición excesiva al sol, etc., aumentará nuestra calidad y esperanza de vida.
El azúcar y los hidratos de carbono no son negativos
Mucho se ha especulado con los efectos negativos del consumo excesivo de hidratos de carbono y azúcares. Algunos estudios parecían revelar una relación directa entre el consumo abusivo de ambos y el desarrollo de cáncer colorectal. En recientes investigaciones, parece quedar aclarado que el consumo de azúcar e hidratos de carbono no es negativo, sino que los grandes enemigos de nuestra salud en este sentido siguen siendo las grasas animales.Prometedor complemento para la radioterapia
Las vitaminas, en general, poseen un probado efecto preventivo ante el cáncer. La vitamina D, en concreto, destaca por su capacidad antitumoral, una propiedad que ha quedado corroborada en diversos estudios científicos.El problema surge cuando esta vitamina es administrada de manera abusiva ya que puede llegar a ser perjudicial: es posible que desemboque en un incremento del calcio, lo que puede resultar nocivo para las estructuras óseas.
En la actualidad, se investigan posibles combinaciones con la radioterapia. En recientes investigaciones se ha comprobado que la combinación de ambos elementos tiene gran capacidad destructiva contra el cáncer de colón, la leucemia mieloide y el mieloma.
El medicamento análogo ha sido recientemente aprobado por la agencia estadounidense de medicamentos y hay quien ya augura que pronto se podrá aplicar a personas afectadas de cáncer.
La comida oriental, un factor preventivo
Las mujeres occidentales padecen en mayor porcentaje cáncer de mama que las mujeres japonesas. La soja puede ser la sustancia que hace más inmunes a las niponas. Las legumbres parecen tener un efecto preventivo parecido y los culpables parecen ser unos componentes concretos conocidos como isoflavonas. Éstos pertenecen al grupo de los fitoestrógenos cuya estructura es muy similar a las hormonas femeninas.Consumir estas sustancias ayudará a prevenir el cáncer pero sólo si son consumidas en grandes cantidades. El consumo por parte de las niponas de importantes cantidades de sopa de miso, especie de pasta de granos de soja fermentados, es lo que las hace más inmunes a contraer cáncer de mama.
En un estudio realizado que se prolongó 10 años con una muestra de 22.000 féminas japonesas, reveló los preventivos efectos de la sopa de miso. Durante el periodo del estudio, 179 mujeres contrajeron cáncer de mama y los investigadores pudieron comprobar que las mujeres que tomaban frecuentemente sopa de miso tenían la mitad de probabilidades de contraer la enfermedad. Otros hábitos alimenticios nipones como el consumo de arroz, pescado y verdura parecen muy beneficiosos.