Eugenia Olloquiegui
El linfedema se define como la acumulación de líquido rico en proteínas en el espacio intersticial. La linfa es un líquido que circula por el cuerpo para eliminar residuos, bacterias y otras sustancias de los tejidos, a través de un sistema propio: el sistema linfático.
El linfedema puede ser primario (o congénito) o secundario (provocado como consecuencia a otra enfermedad, traumatismo...etc). El 90% de los linfedemas actualmente son secundarios y la mayoría de casos se dan como consecuencia de la radioterapia y/o cirugía a la que se ven sometidos los pacientes con cáncer.[1,2,4]
Gracias a la evidencia científica de hoy en día, está claro que el ejercicio ayuda a prevenir el cáncer. Asimismo, se ha demostrado que durante el tratamiento de la enfermedad es recomendable continuar realizando ejercicio leve para paliar síntomas como fatiga o prevenir posibles metástasis. De todas formas, en cuanto a realizar ejercicio con linfedema, son muchas y muy diversas las opiniones que se siguen escuchando.
Linfedema y cáncer
El linfedema asociado al cáncer es una condición crónica caracterizada inicialmente por inflamación regional. La zona inflamada depende de dónde se hayan efectuado los tratamientos contra el cáncer: en cánceres de mama se suele producir el linfedema en la extremidad superior, en cánceres uroginecológicos se suele producir en las extremidades inferiores y/o zona genital. Los efectos adversos del linfedema son muchos: disminuyen la calidad de vida, afectan negativamente a nivel social, emocional, psicológico y disminuyen las capacidades físicas.
Linfedema en MMSS y MMII
Se han descrito como factores de riesgo asociados a la aparición de linfedema ser obeso e inactivo físicamente y recibir tratamientos con radioterapia, quimioterapia y cirugía. De todas formas, el mayor factor de riesgo estudiado es la extensión de ganglios extirpados, dando lugar a una frecuencia de aparición de linfedema cuatro veces mayor en pacientes con disección de los ganglios linfáticos que en pacientes con disección tras biopsia del ganglio centinela.
El linfedema se manifiesta con cambios de volumen de una o ambas extremidades, un cambio de tan sólo dos centímetros en la circunferencia del brazo puede indicar el comienzo de linfedema. Además, pacientes con la patología describen que antes del cambio de volumen notaban una sensación extraña en la extremidad afecta, una pequeña alteración de la sensibilidad. Por eso es importante dectectarlo a tiempo e intentar prevenirlo. [1,2,3]
Linfedema y ejercicio: un tratamiento para este problema
Muchos especialistas creen que levantar objetos pesados con el brazo afecto en riesgo de linfedema, puede provocar la aparición de dicha patología. También creen que si el linfedema ya ha aparecido, realizar ejercicios con peso provocará un empeoramiento de la condición. Por el contrario, la evidencia científica actual dice lo contrario: un estudio demuestra cómo el ejercicio controlado y progresivo (primero realizando ejercicios con bajo peso y gradualmente aumentando la carga) no aumenta el riesgo de sufrir linfedema, sino que lo disminuye. [3]
Se introdujo a pacientes en programas de ejercicio de entre 30 min - 40 min y otras pacientes en grupo control sin realizar ejercicios. Primero se comenzaron programas de poca carga, con diferentes ejercicios para distintos grupos musculares (bíceps, pectorales, dorsal ancho, tríceps) y se fue midiendo la extremidad a las pacientes a medida que pasaban las sesiones. [2,5,6]
Los resultados de los diferentes estudios mostraban una reducción del 15% de linfedema en pacientes que realizaban ejercicio respecto a las que no lo realizaban[2,5,6]
Desde la Asociación Española Contra el Cáncer, realizan una propuesta de ejercicios para mujeres en riesgo de padecer linfedema o con aumento de volumen ya presente[7]:
Conclusiones sobre el linfedema, el cáncer y el ejercicio
Como se ha demostrado, los pacientes con cáncer y linfedema deberían ser aconsejados a realizar ejercicio, ya que se ayudan a paliar efectos secundarios de los tratamientos y de la enfermedad. Además disminuye la probabilidad de remisión de enfermedad y sobretodo mejora la calidad de vida de los pacientes. Lo más recomendable es realizar un plan de entrenamiento progresivo en el que se combinan ejercicios de fuerza, aeróbicos y estiramientos.
Bibliografía
DiSipio T, Rye S, Newman B, Hayes S. Incidence of unilateral arm lymphoedema after breast cancer: a systematic review and metaanalysis. Lancet Oncol. 2013;14(6):500–15
Schwartz A.L , Dirk de Heer H, Bea J.W. Initiating Exercise Interventions to Promote Wellness in Cancer Patients and Survivors. Oncology journal. 2017.
Organización del cáncer de mama de Estados Unidos. http://www.breastcancer.org/research-news/20101208
Robles JI. Linfedema una patología olvidada. Psicooncología. Vol. 3, Núm 1. 2006: 71-89.
Nelson NL. Breast cancer–related lymphedema and resistance exercise: a systematic review. J Strength Cond Res. 2016;30(9): 2656–65.
Courneya KS, Segal RJ, Mackey JR, et al. Effects of aerobic and resistance exercise in breast cancer patients receiving adjuvant chemotherapy: a multicenter randomized controlled trial. J Clin Oncol. 2007;25(28):4396–404.
Asociación Española Contra el Cáncer. Linfedema. Prevención y tratamiento. 2010. https://www.aecc.es/sites/default/files/migration/actualidad/publicaciones/documentos/guia-linfedema-2010.pdf
Imagen del sistema linfático. http://www.elpopular.pe/series/escolar/2016-09-16-sistemas-del-cuerpo-humano-sistema-linfatico
Imagen del linfedema de brazo y pierna: http://www.limfelleida.org/?page_id=65
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