En Practica Vida siempre intentamos traer los mejores consejos para llevar una vida lo más saludable posible, y es por eso que en esta entrada queríamos debatir sobre la relación del cáncer y el ejercicio físico, o como puede ayudarnos a prevenir y tratar esta enfermedad.
El ejercicio físico no es la solución definitiva a este problema. No ayuda a curarse totalmente, eso lo tenemos claro. Pero hay algo que si puede hacer el ejercicio: reducir el riesgo de padecer algún tipo de cáncer y mejorar la calidad de vida.
Ejercicio físico para reducir enfermedades crónicas
La OMS (Organización Mundial de la Salud) aconseja realizar ejercicio moderado para luchar contra el riesgo de mortalidad producido por las enfermedades crónicas. Varios estudios indican que el ejercicio físico puede prevenir algunos tipos de cáncer, además de resultar útil como tratamiento en personas que han superado esta enfermedad (estudio 1, estudio 2).
Podemos añadir más estudios que recalcan la importancia del ejercicio físico como medida preventiva en varios tipos de cáncer (estudio 3, estudio 4), aunque la evidencia se sustenta mejor en los siguientes tipos: colon y mama. Con esto quiero decir que no hay pautas generales que sean eficientes para todos los tipos de cáncer.
Beneficios durante el tratamiento
Como ya he comentado con anterioridad, realizar ejercicio suave y moderado puede tener beneficios (estudio 5, estudio 6, estudio 7, estudio 8) para personas con cáncer. Estos pueden ser: aumento en la función cardiovascular, pulmonar y muscular, circulación linfática, tono muscular, fuerza, estabilidad… (estudio 9).
Muchos expertos coinciden en que el ejercicio físico mejora la fatiga (menos energía) que sufren los pacientes con cáncer, además de mejorar sus capacidades físicas. Con esto es posible realizar las tareas diarias sin demasiados problemas y sin sentir pesadez o excesivo cansancio.
Los profesionales de la salud debaten sobre las posibles causas que existen a la hora de que un paciente no realice ejercicios físico. Puede ser por posibles lesiones, dolor severo o fatiga que aumenta al realizar ejercicio físico, pereza y agotamiento físico y/o mental de los pacientes… Aún así, la evidencia crece y respalda el efecto positivo de la actividad física en pacientes con cáncer.
Prescripción y aspectos importantes
Entrenamiento con cargas, ciclismo, yoga… el deporte mejora la calidad de vida del individuo, reduce el estado de fatiga, optimiza las capacidades físicas y mejora la función social con otras personas aumentando el estado de ánimo (estudio 10).
En el periodo de tratamiento con quimioterapia y estar expuestos a la radiación puede provocar falta de apetito, poca energía, etc., pero el uso de ejercicio físico produce mejora en varios de estos efectos secundarios (estudio 11).
Ahora bien, hay que tener en cuenta varios aspectos muy importantes:
El ejercicio debe ser seguro y efectivo. Para ello lo ideal es conocer el estado físico y saludable del individuo, qué tipo de ejercicio es el más recomendable, a qué intensidad se puede realizar, con qué frecuencia y cuánto debe durar.
Se necesitan más estudios que recojan la efectividad del ejercicio como terapia para pacientes con cáncer. Aún así, hay evidencia científica muy útil sobre sus beneficios, como la que hemos ido mencionando en el artículo.
Incluir profesionales bien formados en salud y ejercicio en los equipos médicos. Un médico puede recomendar ese tipo de tratamientos, pero debe ser un experto del sector de la actividad física el que se encargue de forma rigurosa de dicho protocolo.
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