¡¡¡Leches!!! Era yo pequeña cuando escuche el mito por primera vez: El consumir leche puede provocar cáncer. Casi lo mismo que viene en un paquete de tabaco.
Los defensores de esta teoría argumentan que ningún mamífero vuelve a probarla después del destete y que el aparato digestivo del bebé está preparado para digerir la leche materna sólo durante la lactancia, ya que después desaparecen de manera natural las enzimas que la metabolizan. Se trata de unas afirmaciones falsas. Los animales no consumen leche porque no son ganaderos; de hecho no la desprecian cuando se la ofrecemos.
Sí es cierto que las personas o los grupos sociales que no toman leche regularmente pierden las enzimas que la digieren, especialmente la lactasa, pero sólo por dejar de consumirla (y como el organismo es inteligente, algo que no usamos, nos es inútil). Así, en los países nórdicos es raro ver intolerancias a la lactasa, mientras que en África se da justamente el fenómeno inverso. En España, este problema podría afectar hasta el 20% de la población.
Incluir leche en la dieta es una de las formas más sencillas de alcanzar las recomendaciones de calcio y otros nutrimentos importantes para la salud ósea.
La fruta engorda si se toma de postre: Y si se toma antes de la comida no? La fruta contiene las mismas calorías, da igual cuando te la tomes. La leyenda, viene porque muchas veces, en un periodo de reeducamiento nutricional, si la persona padece un hambre atroz, se le suele recomendar que coma la fruta antes de las comidas; pero no porque engorde menos, a ver, es porque la gran mayoría de la fruta tiene un porcentaje grande de agua y fibra, y por consecuencia, tiene un efecto saciante; si esto lo extrapolamos a una persona obesa, el beneficio será que cuando coma, como ha comido antes fruta, no va a tener tanto apetito ni tanta ansiedad por comer, por lo que le ayudará a disminuir el peso.
El agua durante las comidas engorda más: Volvemos a lo mismo; el agua, si acaso engordara, engordaría igual antes, durante o después de las comidas. Lo mejor de todo? Que el agua no contiene calorías (si nos vamos a las aguas saborizadas ya si contienen calorías). De nuevo, volvemos al origen de la leyenda, que no es otro que el mismo de la fruta: si se toma antes de las comidas, el estómago se llena de agua y por lo tanto, quedará menos sitio en el estómago para la comida, se comerá menos, y por lo tanto, se perderá peso.
Los alimentos integrales nos bajan el peso: Los alimentos integrales aportan más fibra que los refinados, pero la composición en el resto de nutrientes es similar. Es decir, a igualdad de peso aportan las mismas calorías. Lo interesante de la fibra es que mejora el tránsito intestinal, contribuye a reducir los niveles de glucosa y colesterol de la sangre y previene enfermedades como el cáncer. Se aconseja incluir en la dieta productos integrales por estas razones, pero no como método para reducir calorías.
El pan: Ha sido alimento prohibido para aquellas personas que querían adelgazar. El pobre pan siempre ha tenido muy mala fama entre quienes siguen un régimen de adelgazamiento, y suele ser lo primero que se elimina de la dieta cuando uno quiere perder peso. Pero 100 g. de pan sólo unas 240 calorías, y de un total de 2.500 calorías diarias que podemos ingerir, no es mucho, no? Otra cosa es que el pan se utilice, como es frecuente, para rebañar el plato, untar las salsas o la mantequilla o rellenarlo de embutidos.
Después, también hay mucha gente que dice que el pan tostado engorda más, o que la miga engorda más que la corteza... Vamos a ver, el pan es el mismo, en los 3 casos. Tostado, lo que le quitamos al pan es el agua, y hemos dicho que el agua, ni fú ni fá. Así que el pan tostado, es igual que el no tostado. La corteza es básicamente lo mismo, es la miga, pero que le ha dado el calor más directo y se ha formado la corteza; igual que la costra crujiente que se forma cuando freímos algún alimento.
Quiero adelgazar..voy a saltarme comidas!!! Pues tu mism@. Es lógico, no? Si comemos, engordamos. Entonces pues, dejemos de comer! ?No desayuno para no engordar? o ?no ceno, y así adelgazo antes?. No. Eso no es así. Mas bien es todo lo contrario. La realidad es que mientras más tiempo dejemos pasar entre una comida y otra, más riesgo tenemos de subir de peso, ya que el organismo siendo inteligente sabe que algo ?raro? esta pasando y que no está obteniendo toda la -energía- que necesita, por lo que se vuelve mucho más eficiente y empieza a almacenar todo lo que recibe y lo deja de reserva para esas ocasiones en que pasan 8 o 10 horas entre una comida y la otra. Lo que ocurre es que después del lapso del ayuno, la siguiente comida que comamos se nos va a acumular por completo, porque el cuerpo sabe de la necesidad de ese ?extra? para realizar las actividades diarias.
A más sudo, mas peso pierdo: Sudamos, y perdemos peso. En cierta manera si, y en cierta manera no. Perdemos peso, si, pero lo que perdemos es agua. Y que hemos dicho? Que el agua, ni fu ni fá. Si sudamos mucho y no reponemos, podemos sufrir una deshidratación. Esta idea errónea conduce a una práctica muy extendida, consistente en el uso de una vestimenta excesivamente gruesa para las condiciones ambientales, impermeables, o de fajas y otros elementos aislantes que combinados con el ejercicio y con la restricción en la ingesta de líquidos, proporciona a las personas la impresión de una pérdida de peso mucho mayor. Así realizan esfuerzos bajo condiciones terribles, pues pretenden adelgazar a costa de correr a las horas de mayor calor, colocándose un plástico sobre la piel, o se introducen en la sauna para sudar abundantemente esperando un efecto adelgazante. Con estas prácticas se exponen al riesgo de alterar su estado de hidratación a causa de una excesiva pérdida de agua.
Para perder peso, no hay formulas mágicas: dieta sana y ejercicio físico.
Las pastas engordan mucho: Unos 100 gramos de pasta, contienen menos de 1 gr de grasa. Lo que sí engorda es el queso con el que solemos acompañar los platos de pasta. Hay que controlarse con el queso que se le hecha; unos 15 gr de queso por plato, sería lo ideal.
Los alimentos light adelgazan: los alimentos light aportan menos cantidad de calorías que su equivalente normal si se toma la misma cantidad, pero eso no significa que sirvan para adelgazar.
Muchos productos light siguen siendo calóricos por su propia naturaleza, pues buena parte de sus ingredientes son grasas necesarias para su elaboración, para conferirles su sabor, textura? Ejemplos de esto son la mayonesa light, las patatas fritas light o el paté light, que deben consumirse con mucha moderación porque siguen siendo muy calóricos en comparación con otros alimentos no light.
Y es que si revisamos la etiqueta podemos comprobar que no todos los productos light son tan ligeros como parecen.
La sal, engorda? La sal no engorda ni suma calorías a la dieta, pero sí puede producir un incremento de peso corporal que no se debe a mayor masa o grasa en el cuerpo, sino que obedece a cambios en los fluidos corporales, es decir, a una retención de líquidos.
La báscula puede señalar un kilo o dos de más si nos pesamos una mañana después de haber cenado el día anterior con alimentos muy salados, tal como aceitunas, anchoas o jamón curado, pero ésto no significa que haya aumentado la grasa en el cuerpo, es decir, no hemos engordado, sino que estamos reteniendo líquidos porque el sodio causa ese efecto en el organismo para lograr un equilibrio electrolítico.
Pero ojo, que no engorde, no significa que podamos hacer un uso abusivo de ella (ni de ningún producto o alimento). La sal común contiene sodio, un gran inconveniente para aquellas personas que tengan la tensión alta (y para quienes no tengamos la tensión alta, no abusemos de la sal).
Engordar, engorda todo, menos el agua y lo que nos dejamos en el plato.