" Hace muchos años, cuando los espejos no eran algo común, ni muy conocidos, un buen comerciante, aunque algo ignorante, adquirió una cajita que contenía un espejo en su interior.
Lo adquirió por un gran precio, pensando que era una cajita mágica, ya que al abrirlo le pareció ver en su interior la imagen de su padre.
Muy ilusionado por su compra al volver a casa, le enseñó el hallazgo a su esposa y le dijo:
- Mira que cajita mágica he comprado, en su interior puedo ver el rostro de mi fallecido padre.
La mujer algo perpleja y con temor abrió despacio la cajita y tras un pequeño lapso de tiempo se atrevió a mirar en su interior. Y le dijo al marido:
- Pero que estúpido eres, lo que hay en el interior de este cofre es la imagen de mi difunta madre y no la de tu padre. "