Vivimos en una sociedad que en ocasiones confunde los mensajes de autoayuda con la idea de estar permanentemente en la nube de la emoción intensa y de la felicidad. Lo cierto es que es normal no estar bien en ciertos momentos, de hecho, es un signo de inteligencia emocional darte permiso para sentirte vulnerable, experiementar tristeza y frustración cuando existe una causa concreta. Aspirar a lo contrario es como querer ser máquinas y la realidad es que una persona solo deja de sentir una vez que ha muerto.
Situaciones en las que es normal estar mal
Es normal sentir tristeza ante la muerte de un ser querido, tener dolor por un amor no correspondido, experimentar la decepción ante un despido laboral inesperado, tener miedo ante el diagnóstico de una enfermedad grave, querer elevar el ánimo en los días de lluvia, desconfiar tras la traición de un amigo, llorar ante la soledad profunda, tener dificultades en el coaching para pasar página… Existen tantas situaciones posibles en las que estar mal, es lo más natural, que también es todo un gesto de cariño y respeto hacia ti mismo el hecho de permitirte ser vulnerable y estar más bajo de ánimo.
La clave reside en no quedarte estancado a pesar de ese dolor, es decir, en seguir hacia adelante buscando mecanismos para avanzar aunque sea poco a poco. Cada quien tiene su ritmo, no tienes porqué acelerar el paso pero tampoco, quedarte encadenado en una situación.
En ocasiones, estar mal es lo más lógico, por ello, debemos evitar los consejos constantes cuando un amigo nos cuenta una situación de dolor. En ese caso, lo único que necesita la persona es sentirse escuchada. Llenar el dolor de otra persona con frases del tipo “tú puedes”, “tienes que ser fuerte”, “no es para tanto” en lugar de ayudar, puede producir el efecto contrario porque transmiten el mensaje de que la tristeza es mala al punto de que hay que evitarla a toda costa.
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