Sí, el aumento del flujo vaginal es otro efecto secundario del embarazo. Cuando se está esperando, la vagina segrega más mucosidad de lo normal, sobre todo en el tercer trimestre cuando la mujer se está preparando para el parto. Es totalmente normal tener un flujo vaginal claro, blanco o amarillento, sin olores fuertes. Ya que en ocasiones puede llegar a ser tan abundante, se recomienda que las embarazadas usen una toalla sanitaria o protector diario para controlar la humedad, cumpliendo siempre con la orientación de no usar tampones durante el embarazo.
Sin embargo, si la mujer también tiene síntomas como ardor y picazón, además del exceso de secreción vaginal, podría estar padeciendo una infección por hongos, a lo que se es más propensa durante el embarazo. Si se trata de una infección por levaduras, la descarga también puede ser más gruesa, con una consistencia más parecida al queso cottage. Aunque algunas mujeres comienzan a tratarse por sí mismas con medicamentos de venta libre cuando identifican estos síntomas, lo mejor y más seguro es consultar a un médico para asegurarse de que no es otra cosa. Estos mismos síntomas también pueden indicar otras infecciones como la vaginosis bacteriana (VB) o la tricomoniasis, que pueden causar un parto prematuro si se deja sin tratamiento. Un flujo vaginal verdoso o amarillento también puede ser signo de alguna enfermedad de transmisión sexual, que su médico debe diagnosticar y tratar adecuadamente. Si la descarga parece mucho más pesada o diferente de lo normal (sobre todo si es de color rosado, marrón, o con sangre), se debe informar al médico de inmediato. Esto podría ser un signo de parto prematuro o aborto involuntario, especialmente si está acompañada por un fuerte dolor abdominal o lumbar.