Llorar duele, sin embargo, resulta muy terapéutico liberar ese nudo en el estómago que se forma como consecuencia del dolor silenciado que necesita ser expresado. Llorar es terapéutico, es como una forma de canalizar toda la rabia, la tristeza y la decepción por lo que ha ocurrido. A través de las lágrimas, sanas las heridas de tu alma, te permites mostrar tu vulnerabilidad y expresar aquello que sientes sin necesidad de utilizar palabras. Conviene tener presente cuándo es normal estar mal.
El dolor que se enquista en el corazón
Llorar es terapéutico, sin embargo, con frecuencia, duele mucho expresar este sentimiento de malestar porque las personas tienden a disimular cómo se sienten porque desde que hemos sido niños hemos asumido el rol de la fortaleza como un valor importante.
Y lo cierto es que conviene romper estereotipos para recordar que es posible llorar y ser fuerte al mismo tiempo. Además, también es esencial recordar que es normal llorar cuando estás mal. Conocer la causa de llanto y analizar la magnitud de lo ocurrido desde el punto de vista emocional también es esencial para vivir.
Por otra parte, también es esencial superar el pudor de llorar ante otra persona ya que el hecho de llorar ante un amigo de confianza muestra el alivio que produce el consuelo como modo de reconocimiento y apoyo hacia el otro. El valor de la empatía es infinito como consecuencia del llanto.
El coaching para pasar página puede ayudarte a avanzar. En un momento de dolor en el que el llanto te desborda, es recomendable que tengas siempre presente que podrás superar tu dolor. Conviene puntualizar que no siempre existe un motivo concreto por el que la persona llora, por ejempo, ante una depresión, el paciente puede llorar de forma recurrente sin poner palabras a la causa de ese malestar en concreto que parece más una burbuja envolvente.
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