Protege las funciones cognitivas. Decenas de investigaciones indican que el consumo moderado de vino ejerce una acción benéfica sobre nuestro cerebro ya que previene patologías neurodegenerativas como la demencia. Esto se debe a los antioxidantes que se encuentran en el vino tinto, los cuales reducen la inflamación y, de esta forma, impiden que las arterias se endurezcan e inhiban la circulación. Por consiguiente, el riego sanguíneo que llega al cerebro es mayor.
Combate las células de grasa. En un estudio realizado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts se descubrió que el consumo de vino tinto activa la función de un gen que se encarga de impedir que se formen nuevas células de grasa y, a la vez, moviliza las células de grasa ya existentes. Por eso, aunque el vino tinto también nos aporta calorías, se convierte en un aliado para luchar contra la obesidad y el sobrepeso.
Disminuye el riesgo de desarrollar cáncer. Numerosos estudios han descubierto que beber vino tinco con moderación contribuye a disminuir las probabilidades de padecer diferentes tipos de cáncer, sobre todo el cáncer de mama en las mujeres y de pulmón en los hombres. Estas propiedades anticancerígenas se deben a su contenido en resveratrol, una sustancia que en las mujeres detiene los efectos negativos del estrógeno y que detiene el crecimiento de las células tumorales.
Reduce la acción de las bacterias bucales. El vino tinto ha sido un remedio muy popular para tratar las infecciones de las encías. Ahora se ha descubierto que la sabiduría popular no andaba desacertada. Los compuestos del vino tinto son capaces de detener el crecimiento de los estreptococos y de las bacterias que provocan las caries. Además, es eficaz para aliviar la gingivitis y el dolor de garganta.
Tiene un efecto cardioprotector. Una copa de vino tinto al día en el caso de las mujeres y dos copas en el caso de los hombres, protegen el sistema cardiovascular. De hecho, se ha comprobado que el vino tinto puede reducir la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (el colesterol malo) e inhibe la formación de placas, por lo que protege las arterias y las mantiene limpias.
Ayuda a mantenerse en forma. Un estudio realizado en la Universidad de Alberta, en Canadá, ha desvelado que el vino tinto puede ser tan beneficioso para nuestra salud física como una hora de entrenamiento en el gimnasio. Estos investigadores están convencidos de que el resveratrol mejora nuestro rendimiento, la fuerza de los músculos y la función cardiovascular. De hecho, indican que este componente del vino tinto imita la función del ejercicio físico, aunque en dosis más modestas.
Reduce el riesgo de diabetes. La evidencia científica demuestra que beber vino tinto ayuda a prevenir la diabetes. Un meta análisis publicado recientemente en la revista Diabetes Care analizó el estilo de vida de más de 360.000 personas y descubrió que quienes incluyen el vino tinto en su dieta cotidiana, tienen un 30% menos de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2.
Como colofón, debes saber que el vino tinto no solo es beneficioso para la salud sino que también mejora nuestro estado de ánimo. Una copa de vino al día provoca la liberación de endorfinas, unas hormonas que generan la sensación de tranquilidad, bienestar y relajación.
Fuente: ¿Cuáles son los beneficios del vino tinto para la salud? - Nutrición Saludable