Los obstáculos
Los obstáculos de la Spartan Sprint de Barcelona fueron más y más elaborados que los de la celebrada en la localidad de Rivas. Menos barro y más agua (más aún a causa del clima) podría ser una frase que resumiera la carrera. Más difícil también en cuanto a running: cuestas y troncos, un terreno abrupto. Al poco de comenzar a correr, las habituales vallas, probablemente el obstáculo más fácil y sencillo de sortear. Más adelante, transportar un saco “pesado”. Algunos de los obstáculos fueron “repetidos”: las vallas, la polea, troncos, cuerda, el fuego final… lo más destacable: alambradas con agua embarrada. Llevar la ropa mojada desde casi el principio de la carrera, tener la cara sumergida en barro. Probablemente desde fuera parezca una prueba de locos: desde dentro la mejor palabra que lo define es euforia.
La organización
En cuanto a organización, hay que seguir poniendo negativos al equipo de Rebook. Si bien es cierto que hay muchos participantes y que esta vez al menos pudimos disfrutar de mangueras con agua caliente para darnos una ducha (mientras nos mojaba la lluvia), se echa en falta algún lugar cerrado donde cambiarse de ropa y unas duchas cubiertas. Claro que la naturalidad de vestirse al aire libre lo hace todo mucho más espartano, es cierto. También falla el tema de las esperas en los obstáculos: estás corriendo una carrera, intentando llegar a tu límite y cuando llegas a una alambrada te encuentras con que tienes que esperar unos diez minutos para atravesarla porque se ha formado una cola de gente en la misma. Si quieres no parar, tienes que salir en la elite.
¿Repetiría?
Por supuesto. Con sus pros y sus contras, la Spartan Race me parece algo más que una carrera. Es una prueba psicológica, un entretenimiento deportivo, un circuito que cualquier persona con un nivel de entrenamiento medio puede terminar y en el que incluso el más fuerte puede exprimirse. Un reto para todos. Algo diferente. Si algo hay que reconocerle a la Spartan es que la fama de ser la mejor carrera de obstáculos del mundo se la ha ganado. Y se la merece.