¿Cómo afecta la ansiedad y la depresión a la conducción?
Actualmente, el Instituto Nacional de Estadística(INE) estima que aproximadamente entre un 15% y un 20% de la población padece depresión o ansiedad. Los expertos en salud mental coinciden en que dichas enfermedades pueden influir negativamente en la forma de conducir de los individuos. Y es que, en el caso de la ansiedad, una persona ansiosa es más proclive a los despistes y presenta una mayor dificultad a la hora de prestar atención a la carretera. Además, la ansiedad está asociada a conducciones más agresivas e irritables. Por su parte, la depresión viene con frecuencia acompañada de una ralentización de los movimientos musculares, así como de dificultad de concentración e ideas de muerte y suicidio.
Conducción y tratamiento de los cuadros depresivos y ansiosos
Con frecuencia, el tratamiento prescrito a pacientes con ansiedad o depresión interfiere en sus habilidades al volante. Así, los psiquiatras pueden desaconsejar la conducción a pacientes en tratamiento con tranquilizantes y benzodiacepinas, dependiendo siempre de las dosis y del tiempo transcurrido desde el inicio del tratamiento.
Los ansiolíticos merman la capacidad de atención del conductor y reducen su capacidad de reacción, viniendo en ocasiones acompañadas de pequeños efectos sedantes. En el caso de los antidepresivos, los profesionales recomiendan no conducir, ni en el inicio del tratamiento, ni durante los cambios de medicación o de dosis.
Además, los antidepresivos tricíclicos producen más afectos adversos que afectan a la conducción, por lo que se desaconseja ponerse al volante durante el tiempo que dure el tratamiento.
Ansiedad y depresión limitan la renovación del carnet de conducir
Según un proyecto de la empresa compramostucoche.es, en que se recopilan las noticias relevantes del 2014 y 2015 del sector automovilístico, estas dos enfermedades pueden impedir la prórroga de la licencia de conducir. Y es que, según el Real Decreto 818/2009 de 8 de mayo, que recoge el Reglamento General de Conductores, dolencias como depresión, ansiedad, trastornos cognitivos o amnésicos, déficit de atención, demencia, psicosis, esquizofrenia y trastornos de personalidad entran dentro de las enfermedades que pueden provocar la incapacidad del conductor.
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