Somos seres solares
El sol es la principal fuente de energía de la tierra. La luz del sol y su calor resultan vitales para nosotros. Esa luz, aunque pensemos que no es así, ilumina nuestros cielos tanto de día como de noche, ya que la luz blanca de la luna también es un reflejo de los rayos del sol.
El calor que procede del sol llega a nuestro planeta y, es atenuado gracias a la atmósfera. Esta consigue que las temperaturas sean más o menos estables y adecuadas para la vida de los diferentes seres vivos de la tierra.
Sin el sol la vida sería imposible en nuestro planeta. Gracias a la luz del sol las plantas pueden transformar el anhídrido carbónico en oxígeno. Así mismo, gracias a la intervención del sol las plantas sintetizan el azúcar simple que luego se convertirá en hidratos de carbono, grasas y proteínas. Es por eso que los seres humanos al tomar alimentos del reino vegetal o animal estaremos tomando, aunque sea de manera indirecta, la energía del sol.
Si lo pensamos un poco, es verdaderamente maravilloso que las plantas sean capaces de captar y almacenar la luz de sol para nuestro beneficio. Además de esto, pocas veces pensamos que los combustibles fósiles no son otra cosa que energía solar que ha sido transformada y acumulada a lo largo del tiempo.
El sol y sus beneficios
Como ya hemos dicho, el sol es indispensable para la vida de los seres que habitamos este planeta. Dentro de sus numerosos beneficios para los seres humanos se encuentran:
- Los rayos del sol forman parte del metabolismo cutáneo de la vitamina D. Esta vitamina es imprescindible para nuestra salud ósea y para el sistema inmunológico.
- También el sol está implicado en la síntesis de melatonina. Esta hormona es la que regula nuestro estado de ánimo y nos da alegría de vivir.
- Tomar el sol se ha relacionado también con la presión arterial baja.
- El sol ayuda a dormir mejor y también mejora nuestra vida sexual.
Además de todos estos beneficios, el hecho de tomar el sol nos hace sentir más vivos aunque no seamos conscientes. Es bien conocido que en los países en los que hay menos cantidad de luz solar la población suele ser más triste y melancólica y tienen una mayor tasa de suicidios.
Disfrutar del sol con cabeza
Ya hemos visto que sin sol no hay vida. Necesitamos tomar el sol, si es posible, cada día. No hace falta que sea durante mucho tiempo pero nuestra salud lo agradecerá si diariamente salimos un rato al sol.Como todo en esta vida hay, no hay que excederse. Son muchas las personas que pasan horas y horas tumbadas al sol y, sin embargo no es saludable. Tenemos que perder el miedo al sol y utilizar la lógica para tomarlo. Podemos observar a los animales para darnos cuenta de cómo tomar el sol de forma adecuada. ¿Has visto alguna vez a un animal tomando el sol en pleno verano a las tres de la tarde? Seguro que no. Los animales son bastante más lógicos que los seres humanos. En todo caso habrás visto a un animal tomando el sol a esa hora en un día frío de invierno.
Los seres humanos hemos perdido nuestro instinto. Nos hemos convertido en seres tan racionales que hemos perdido la conexión con nuestro interior y no sabemos lo que es bueno para nosotros. Nos tumbamos en la playa o la piscina, llenos de crema, durante las horas que más quema el sol y no nos damos cuenta de lo absurdo que es.
Toma el sol cuando no queme
Si quieres disfrutar de los beneficios del sol tienes que tomarlo cuando sientas que no quema. Lo ideal es, en verano y primavera, desde las diez de la mañana hasta las doce o la una, y por la tarde, desde las seis hasta la puesta del sol. En invierno se pueden aprovechar las horas centrales del día y “abusar” un poco más del tiempo que estés tomándolo, ya que en este momento los rayos solares son menos dañinos.
No te tumbes, mejor pasea
Si aprovechas el rato de tomar el sol para pasear estarás aprovechando para también hacer un poco de ejercicio. Caminar mientras tomas el sol es muy saludable. Los días nublados también valen, mucho mejor un paseo con nubes que quedarte en casa.
Cuando no quieras más sol, a la sombra
Antes de que aparecieran los protectores solares la gente se ponía en la sombra para no quemarse. Las cremas protectoras no dejan de ser químicos que ponemos en nuestra piel, con todas las consecuencias negativas que esto tiene. No debemos acostumbrarnos a utilizar la crema protectora continuamente. Lo ideal sería dejarla para casos excepcionales en los que no haya otra alternativa.
La ropa de algodón te protege del sol
Cuando salgas al sol y no quieras quemarte, ponte ropa de algodón de color claro. La ropa de algodón no deja pasar los rayos solares y a la vez deja a nuestra piel respirar. Una vez más, será mucho mejor esta solución que el uso de cremas protectoras.
Bebe mucho y come bien
Si queremos que nuestra piel esté hidratada tenemos que beber la cantidad necesaria. La mejor bebida es el agua, los zumos o el alcohol no son buenas opciones. Así mismo, si incluimos en nuestra dieta alimentos que contengan betacarotenos y vitaminas C y E, estaremos ayudando a nuestra piel para que pueda beneficiarse de la exposición al sol sin dañarse.
Tenemos que perder el miedo al sol definitivamente y considerarlo como un buen amigo. Pero, de la misma manera que no dejaríamos a ningún amigo que nos hiciera daño, tampoco debemos exponernos al sol sin tomar las precauciones que ya hemos visto.
RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.
Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.