Necesitamos el sol
Muchas personas viven queriendo protegerse continuamente del sol. Parece como si el astro rey se hubiera convertido en nuestro enemigo de un tiempo a esta parte. La gente camina por la calle oculta tras las gafas de sol de última moda que les aseguran, además de privacidad, protección frente a los rayos solares. Además de eso, hay personas que no salen a la calle sin ponerse bloqueadores solares que impiden la entrada de cualquier rayo luminoso en su organismo. Es bastante común ver, incluso, a los niños pequeños llevar gafas de sol…
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¿Qué nos pasa? ¿Hemos perdido la inteligencia que creíamos tener? ¿Cómo es posible que hayamos llegado a temer a algo que es indispensable para nuestra vida? Es fácil dejarse llevar por las indicaciones de aquellos que quieren vendernos la protección que nos defiende del miedo previamente inoculado. En condiciones normales y, tomándolo de manera inteligente, el sol es imprescindible para los seres humanos.
El sol siempre es beneficioso
La importancia del sol se ha sabido desde siempre. En algunas culturas se le consideraba un astro mágico que debía de ser venerado ya que se creía que tenía influencia sobre las cosechas. El sol se consideraba imprescindible para la supervivencia y realmente, lo es.
Sin el sol en nuestra piel, es imposible que nuestro cuerpo sintetice vitamina D. La vitamina D es imprescindible para la salud de nuestros huesos y también para la de nuestros músculos y sistema inmune. Diferentes estudios han demostrado que, al menos, el 50% de la población tiene déficit de esta vitamina.
El sol y nuestro estado de ánimo
Si al levantarnos luce el sol, ese día es muy seguro que estemos mucho más animados que si lloviera. Cuando tomamos el sol nuestro estado de ánimo tiende a ser más optimista. Por supuesto, no hablamos de estar todo el día tomando el sol. Es suficiente con exponer nuestra piel a los rayos solares durante un mínimo de 20 minutos diarios. Debemos de ser prudentes pero nunca excesivamente miedosos. Con un poco de sentido común podemos tomar el sol de manera saludable.
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Como ya hemos dicho, el sol en nuestra piel activa la síntesis de vitamina D. De la misma manera, el sol controla nuestro ritmo circadiano, que consta de 24 horas de oscuridad y luz. Para ello, cuando tomamos el sol, nuestro cuerpo sintetiza melatonina, que está implicada en la regulación del sueño. Así mismo, gracias al sol, segregamos serotonina, que nos ayuda a sentirnos mejor de ánimo.
Por todo ello, en épocas y países con menos luz es normal sentir más necesidad de dormir y la tristeza o melancolía son mas frecuentes. Sin embargo, cuando hay más horas de luz, tendemos a sentirnos más expansivos y alegres.
Toma el sol de manera inteligente
Vivimos inmersos en un mar de información. En ocasiones, resulta difícil tener una opinión real cuando las informaciones confusas nos llegan por todas partes. Vamos a ver qué puedes hacer para tomar el sol de manera efectiva y sin perjudicar tu salud:
Olvídate de cremas solares
En todos los medios de comunicación encontramos, continuamente, información acerca de lo dañino que es el sol. Se nos alerta de la relación que tiene la exposición al sol y el cáncer de piel. Sin embargo, ¿por qué antes de que aparecieran estos milagrosos productos, el cáncer de piel era casi desconocido?
Se nos ha hecho creer que el sol es el único responsable de los casos de cáncer de piel. Sin embargo, la verdadera responsabilidad del cáncer de piel está en la combinación de bronceadores y sol. Cuando utilizamos cremas protectoras, bloqueamos la producción de vitamina D en nuestro cuerpo. Si no tenemos suficiente vitamina D, nuestro sistema inmune no puede funcionar de manera eficaz. Así mismo, estos productos dejan pasar los rayos UVB de manera más profunda en nuestra piel. Esto hace que nuestra piel envejezca más rápido y que se incremente el riesgo de cáncer de piel. Además, cuando ponemos este tipo de protectores, aumentamos el tiempo de exposición al sol ya que no nos quemamos, y esto no es lo más aconsejable.
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En la composición de las cremas protectoras se encuentran compuestos muy tóxicos que aumentan su toxicidad al entrar en contacto con el sol. Estos compuestos, pasan a nuestro torrente sanguíneo a través de nuestra piel, con el riesgo que esto conlleva. Es mucho mejor utilizar la sombra de los árboles para proteger nuestra piel del sol que gastar dinero en comprar productos protectores que llenan de tóxicos nuestro cuerpo. Tendríamos que volver a lo de toda la vida: ropa de algodón, gorras y sombra en las horas en las que el sol más aprieta.
Las gafas de sol
Algunas personas se han acostumbrado tanto a las gafas de sol que también las usan el lugares cerrados, sin darse cuenta. Las gafas impiden que la luz de los rayos solares llegue hasta la glándula pineal. Está glándula se encarga de regular nuestro ritmo circadiano que, como hemos dicho, tiene que ver con nuestras horas de sueño y vigilia. Si suprimimos la entrada de luz por nuestros ojos, impediremos también que los rayos ultravioleta estimulen nuestro sistema inmunológico. Entonces ¿por qué no empezar a adquirir la costumbre de no usar gafas de sol? Además, sin gafas de sol podemos mirar directamente a los ojos a otras personas y lograr una comunicación más agradable y cercana.
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Y no olvides usar el sentido común no tomando el sol a las horas centrales del día, sobre todo en épocas de calor.
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