Gracias a su aporte de proteínas, calcio y sus beneficios para la digestión, entre otras propiedades, el yogur es una excelente opción saludable para tomarlo por ejemplo en la merienda, con el desayuno, antes de ir a la cama e incluso como ingrediente en multitud de recetas.
Pero ojo, no todos los yogures son iguales, y no todos son tan beneficiosos. Veamos en qué cosas tenemos que fijarnos para elegir la mejor opción:
Contenido en azúcar: El yogur debe contener el azúcar que proviene naturalmente de la leche (lactosa), pero la gran mayoría de los yogures comerciales tienen azúcares añadidos, incluidos los yogures light o 0%.
Un yogur azucarado puede llegar a contener el equivalente a 2 ó 3 sobres de azúcar.
Si queremos identificar qué tipo de azúcar tiene el yogur que vamos a comprar tenemos que fijarnos en la etiqueta. Entre los ingredientes solo deben figurar leche y fermentos lácticos, nada de azúcar, edulcorantes o cualquier otro ingrediente que viene a significar lo mismo, como miel de caña, jarabe de maíz, dextrosa, fructosa, sacarosa, glucosa, miel, azúcar invertido, maltosa, sucrosa, caramelo… así sabremos que el azúcar que contiene el yogur es el que debe contener en su estado natural.
Si os fijáis en la tabla de composición nutricional buscar los hidratos de carbono, donde dice de los cuales azúcares… un yogur no debería superar los 6 gr. de azúcar por unidad.
La mejor opción por tanto es optar siempre por yogures naturales, que no contengan sabores, ni edulcorantes, ni aditivos alimentarios para darles sabor, ni cereales, ni trocitos de frutas. Todos esos yogures llevarán una gran cantidad de azúcar. Si quieres mezclarlo con frutas o cereales perfecto, pero hazlo tú mismo, y si quieres endulzarlos hazlo con stevia o miel, por ejemplo.
Probióticos lácteos: Los yogures contienen bacterias beneficiosas que nos ayudan en el proceso digestivo, pero para que esto ocurra dichas bacterias deben estar vivas.
Encontramos en el mercado muchos productos lácteos fermentados que han sido pasteurizados para alargar su fecha de caducidad y que no necesiten mantenerse refrigerados. El proceso de pasteurización destruye las bacterias vivas, por lo que no tienen los mismos beneficios probióticos del yogur. De hecho no pueden denominarse yogures, sino productos lácteos.
Para saber si estamos ante un verdadero yogur debemos de nuevo mirar el etiquetado. Si ha sido pasteurizado no será un verdadero yogur.
Desnatados, light o 0%: Además de tener presente lo comentado hasta ahora hay que tener en cuenta que estas versiones no contienen grasas. La grasa es saludable y necesaria para el organismo, incluso si deseas perder peso.
La grasa saturada es indispensable para la síntesis de determinadas hormonas que participan en la quema de grasas y para la transmisión de los impulsos nerviosos a nivel cerebral entre otras cosas.
La grasa además es saciante, por lo que mantendrá tu apetito bajo control.
Solo si tu sobrepeso es muy alto y debes mantener una importante restricción de calorías te aconsejaría un yogur desnatado (fijándote en el contenido de azúcar y en que no esté pasteurizado). En caso contrario decántate mejor por un yogur natural entero.
Y por supuesto si quieres asegurarte de comprar los yogures de mejor calidad intenta comprar las variedades orgánicas o ecológicas si las puedes encontrar fácilmente. Estas variedades están libres de hormonas y antibióticos y provienen de animales que han sido criados de forma respetuosa y natural, por lo que su perfil nutricional es mucho mejor que el de un yogur tradicional.
Otra opción y quizá más al alcance de todos sería “háztelo tú mismo J y utiliza ingredientes de buena calidad”.
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