El principal problema de compararnos, es que ponemos en los demás el puntos de referencia para saber si somos o no felices, o si estamos o no realizadas. Por lo general, la mayoría de las veces, tendemos a desvalorizarnos y -depende por el proceso vital que estemos pasando- pueden aparecer en nosotras emociones que nos dejen hundidas en la miseria.
De esta manera, nos desgastamos, perdemos energía y, lo que es peor, dejamos de mirar nuestra vida y avances personales. Nos olvidamos de esa luz propia que brilla diferente dentro de cada una de nosotras, y perdemos la capacidad de ser felices.
Cuando generamos estos pensamientos y emociones tan dañinos, nos convertimos en juzgadoras y en las personas más tóxicas para nosotras mismas. Por eso, reducir este hábito al máximo, es lo mejor que podemos hacer si queremos mejorar nuestra salud mental y emocional.
“La única persona con la que deberías compararte, es con la persona que eras ayer. Esa es la persona a la que debes superar y en la que debes fijarte para ser mejor”. Sigmund Freud
¿Cómo dejo de compararme?
1. Toma consciencia del del daño que te estás ocasionando.
En el proceso de compararnos con los demás, emociones como el resentimiento, la tristeza, la nostalgia, la rabia, la envidia o el miedo, pueden aparecer. Es importante que no se queden en nuestro interior durante demasiado tiempo porque nos convierten en alguien que no somos.
2. Enfócate en alcanzar lo que quieres en lugar de competir.
Si no podemos evitar la comparación, al menos, podemos sacar de ella el lado positivo. Esa insatisfacción que sentimos cuando vemos la vida de los demás, puede convertirse en una llamada a la acción. De esta manera, las personas que envidias, pueden servirte como fuente de inspiración para mejorar tu vida.
Sentir envidia es una emoción muy común y muy humana cuando nos comparamos. El problema viene si no actuamos, porque podemos pasar de la envidia a la crítica, al convertirse éste en el reflejo de nuestros sueños no satisfechos.
Pero, ¿cómo saber si lo que envidiamos es de verdad lo que anhelamos o sólo un capricho?
Un buen ejercicio que puedes hacer para saber si de verdad deseas lo que ves en los demás, es observar si este anhelo se mantiene incluso cuando dejas de tenerlo enfrente de tus ojos.
3. Potencia tu autoestima y acéptate.
Si no te amas, nada bueno y diferente va a salir de ti. Si dependes de que alguien te reconozca, esa dependencia no te va a permitir dirigir tus actos.
Reconoce esos sentimientos positivos que surgen en tu interior sin esperar nada a cambio y reconoce también los mezquinos, como la envida, la competencia o el resentimiento.
Observa que están dentro de ti, y con humildad y coraje transfórmalos, para crear una mejor versión de ti misma.
4. No idealices.
Ten en cuenta que siempre mostramos aquello que queremos enseñar. Lo que dejamos ver de nosotras es, normalmente, nuestra mejor cara, y a veces, ésta no tiene nada que ver con la realidad.
5. Enfócate en lo positivo y agradece.
El agradecimiento es el principal antídoto contra la comparación. Poner el foco en lo bueno que tienes en tu vida aumenta tu sensación de realización y hace que encuentres el punto dulce a lo que ya tienes. Agradecer cada día poniendo emoción a lo que expresas mejora tu estado anímico al instante.
6. Elimina los pensamientos de escasez.
No hay un cupo de felicidad. No porque otros tengan lo que tu no tienes, no lo vas a alcanzar tú.
7. Vive tu vida.
Pon el foco en lo que te hace feliz y reduce los espacios que dedicas en redes sociales o a mirar la vida de los demás. Cuanto más pleno sea tu día a día, menos espacio dejarás para ocuparlo con pensamientos que no te hacen ningún bien.
Por otro lado, si detectas que seguir a determinados perfiles de redes sociales, solo genera en ti infelicidad, no lo pienses dos veces y dale un unfollow. Por suerte, las relaciones virtuales son mucho más sencillas de dejar atrás que las que se dan en la vida real.
Espero que estas recomendaciones te sean de utilidad y que recuerdes, al menos, alguna de ellas cuando te invadan emociones las negativas.
Cada una de nosotras vivimos procesos y etapas de la vida diferentes. Éstas no son lineales. Si acabas de abrir tu negocio, no deberías compararte con emprendedoras que llevan mucho más recorrido que tú. Aprovecha el conocimiento de otras que ya lograron lo que tú anhelas, y ve a por ello.
Cada una de nosotras tenemos unas singularidades. No podemos pretender llevar la vida que otras personas llevan. Mientras estés mirando el camino de otras, descuidarás el tuyo. Así que, no lo olvides, cuida tu mundo interior.
Un abrazo,