En la madrugada del sábado al domingo de este fin de semana, habrá cambio horario primaveral. Es decir, a las dos de la madrugada serán las tres, la noche tendrá una hora menos. Esta modificación horaria “provocará un cambio en la luz solar que obligará a nuestro cerebro a reajustarse”, explica José Antionio López Rodriguez, vicepresidente de la Asociaciue ón Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).
“El hecho de quebrantar de manera tan brusca el ritmo de nuestro cerebro puede provocar que éste se estrese, provocando alteraciones del sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual, irritabilidad, cierta tristeza o leves cuadros de ansiedad. Como norma general, en dos o tres días el cerebro se readapta”, asegura el vicepresidente de ASEPP.
Sin embargo, “hay ciertos cerebros más sensibles, como los de los niños, los mayores o los de personas que algún problema psiquiátrico, que notan más los efectos de este cambio de hora y lo que comienza siendo un pequeño trastorno adaptativo puede derivar en una sintomatología más notable”.
“Es cierto que el cambio de hora primaveral suele afectar más a aquellas personas que padecen ansiedad, mientras que el cambio horario otoñal afecta más a aquellos pacientes que sufren depresión”, explica el experto.
“Cuando estos síntomas tienden a perdurar, no es debido, en ningún caso, al cambio de hora, si no más bien podríamos decir que el cambio de hora ha sido el detonante de un trastorno de ansiedad o del sueño existente previamente en el paciente”. De esta forma, el experto hace énfasis que las personas que padecen de dificultades para conciliar el sueño o de insomnio verán agravados sus problemas, al igual que las que tienen un trastorno de ansiedad pueden sufrir esos días un cierto grado más de angustia.
“Nuestro cerebro se adapta, poco a poco, a estos cambios de luz a lo largo del año a través de ritmos circadianos divididos en periodos de 24 horas, adaptándose a la ausencia y presencia de luz a través de dos sustancias: melatonina y cortisol”, explica el doctor López Rodriguez.
Mientras que la melatonina nos ayuda a adaptarnos a los ritmos de luz, el cortisol marca nuestros ritmos internos, Dejándonos diferenciar la vigilia del sueño o de la actividad del descanso.
El doctor López Rodriguez ofrece una manera de minimizar los efectos provocados por el cambio horario: “mantener los mismos hábitos, acostarse a la misma hora sin dejarse llevar por el 'todavía hay luz'. El sueño requiere de rutina y monotonía, el sueño es muy aburrido”, asegura.
¿Sueles sufrir las las consecuencias de los cambios horarios?
Para más información visita la página de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP)
Imágenes (por orden de aparición): bigpresh/Flickr y Henrique Simplicio/Flickr