No te preocupes, lo primero es convencerte de que no eres un bicho raro. Si preguntases a tu alrededor, verías que hay muchos como tú. La desmotivación en el trabajo tiene algo muy positivo: ¡puede superarse! Incluso, es un paso para conseguir avanzar en tu desarrollo profesional. No te hace falta recurrir a un “coaching”, de esos que están tan de moda. Unos sencillos consejos y esa desidia será sólo un recuerdo.
El primer paso es reconocer lo que te ocurre
Identificar tu malestar es imprescindible para poder tomar medidas. Tienes que estar segura de que se trata de un problema relacionado con el mundo laboral. Porque podrían ser acontecimientos o situaciones externas los que te estén incordiando. Una mala racha en casa, conflictos sentimentales, distanciamiento en la familia hay muchas razones para que nuestro ánimo decaiga y se vea afectado nuestro rendimiento profesional.
Si ya habías pensado en ello y descartado esos condicionantes, es el momento de analizar qué es lo que ha cambiado o te está incomodando en tu trabajo. Hay dos orígenes en los conflictos laborales, los externos a ti y los que se generan en tu interior. En el primero de los casos estarían aspectos que están fuera de tu control como un cambio de jefe, nuevas atribuciones o un traslado. Los que tienen que ver sólo contigo suelen relacionarse con una pérdida de motivaciones, hastío por la rutina o choques con los compañeros. Las fórmulas para recuperar tu equilibrio son distintas en ambos casos. Lo que debe importante es saber que todos tienen solución. Así que es el momento de poner manos a la obra.
Dejo un enlace a un precioso audio de Luces en la Oscuridad
Una actitud crítica pero con argumentos
Nunca vamos a dejar de resaltar el valor positivo de vivir con una mirada crítica. Tener opinión propia y capacidad para analizar lo que pasa en nuestro entorno es esencial para que no nos manipulen. Pero, ¡cuidado! No hay que confundirlo con estar siempre a la defensiva y culpando a los demás o a las circunstancias de lo que nos pasa.
No hay nada más tóxico que esas personas negativas que siempre están quejándose de todo y nada más. Es agotador para ellas y para quienes las escuchan. Esa no es la actitud que te va a ayudar. Claro que hay cosas que no te gustan y seguro que en muchas ocasiones estás cargada de razones. Esas mismas razones y argumentos son los que debes aprender a trasladar a la persona adecuada. Pierde el miedo a hablar con tu jefe o a comentar a los compañeros lo que te molesta. Sólo tienes que ser respetuosa, no entrar en lo personal y plantear junto a la queja una posible solución.
Sé positiva y proactiva
Toma las riendas de tu vida. Nadie mejor que tú sabe qué es lo que necesitas. Si piensas, por ejemplo, que llevas tiempo mereciéndote un aumento de sueldo, tienes que pedirlo. Reflexiona sobre las razones y argumentos objetivos para reclamarlo, elige bien el momento y plantéaselo a la persona que corresponda. Te sorprenderá comprobar en cuántas ocasiones se consigue una mejora en el trabajo de esta forma. Eso sí, no te vengas abajo si no es inmediato. Piensa que ya has dado un toque de atención y lo normal es que acabes obteniendo lo que has pedido, siempre que mantengas tu nivel de implicación y esfuerzo.
Saber negociar es una de las mejores herramientas con las que cuentas para desenvolverte en el mundo laboral. Si no te ves capaz, puedes pedir a tu pareja o a alguien cercano que te deje “entrenar” esa conversación con ellos. No te rías, es una técnica recomendada por los profesionales de los recursos humanos. Es una forma de perder ese “miedo escénico” y te proporcionará seguridad.
Y, además, está tú actitud. No esperes nada si tú antes no pones lo mejor de ti misma. Realimenta tu ilusión y vuelve a sentirte a gusto con tu trabajo. Busca los estímulos que te hacen falta. A veces es tan sencillo como tener a la vista mensajes con los que te identifiques.
Cambia tu vida. Frases motivadoras siempre a la vista
De verdad que en la mayor parte de las ocasiones lo más efectivo es lo más simple. Encontrar un mensaje estimulador y tenerlo cerca, ¡funciona! Nosotras aún queremos ponértelo más a mano. Por eso, te dejamos algunos ejemplos de ese tipo de frases que te pueden venir bien. Elige alguna y grábatela en algún objeto de tu uso cotidiano. Estas son las que te proponemos:
“El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito.” (Herman Cain)
“Si crees que puedes, ya estás a medio camino” (T. Roosevelt)
“Trabajar en equipo, divide el trabajo y multiplica los resultados”
“El éxito no se logra sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización”
“Creer y crear están a sólo una letra de distancia”
Es imprescindible que no te pongas límites, ni cortapisas. Por eso, si al final no consigues superar ese malestar laboral, te queda una salida. Déjalo y busca otro que te haga sentir mejor contigo misma. Toma la decisión de forma reflexiva. Consulta con las personas a las que ese cambio puede afectar directamente, en especial a tu pareja si la tienes. Estudia las posibilidades reales que te ofrece el mercado laboral y atrévete a dar el paso. Es una decisión difícil pero es peor quedarte con la incertidumbre de lo que hubieses conseguido. Nos gusta esta frase para terminar:
“La vida es demasiado corta para tener el trabajo equivocado”
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