De entre la carne de vacuno, la de ternera es la más consumida a nivel nacional. Las razones son dos: es más fácil de digerir y, además, se puede cocinar de muchas formas diferentes. En cuanto a los cortes de la carne más consumidos son las piernas y el lomo.
La carne de ternera se puede distinguir en dos categorías: lechal, aquella que no ha alcanzado el año y que sólo se alimenta de leche, y añojo, la cría joven que tiene entre 10 y 18 meses de edad. Es por tanto una carne magra, con un aporte de grasas mínimo.
Hay una serie de características de la carne de vacuno que resulta interesante conocer. Por un lado, su alimentación se da con pastos secos. Por otro lado, tiene un color rosado y un sabor muy especial. Y, por último, tiene una gran calidad.
La carne de vacuno tiene un alto contenido en sarcosina, una sustancia que mejora la salud de los músculos. Otro de los grandes beneficios de la carne de vacuno tiene que ver con su contenido en vitamina B6. Un nutriente que mejora el funcionamiento del sistema inmune y acelera la síntesis de proteína.
Este tipo de carnes muy rica en potasio y proteínas de alto valor biológico. El déficit de potasio provoca un mal funcionamiento del sistema hormonal, lo que puede afectar a los músculos.
La carne de vacuno también es rica en ácido linoleico, que acelera la recuperación de los tejidos del cuerpo. Es por ello que este es un alimento muy importante en la dieta de los deportistas.
Esta es una fuente muy rica en zinc y magnesio. El zinc es un gran antioxidante que acelera la síntesis de proteínas en el cuerpo y favorece el crecimiento y fortalecimiento de los músculos. En cuanto al magnesio, mejora el metabolismo de la insulina.
La carne vacuna también contiene alanina, una sustancia que proporciona una gran cantidad de energía, tanto a nivel físico y mental. Y, por último, destacar su alto contenido en vitamina B12, esencial para la producción de células rojas en el torrente sanguíneo. Es, por tanto, esencial para combatir determinadas enfermedades como la anemia.