El estrés es un problema real que afecta no solo a la salud física sino también, a la emocional. Desde el punto de vista mental surge el desásnimo, la apatía y el cansancio psicológico. Por el contrario, desde el punto de vista corporal se produce la falta de vitalidad, posibles dolores y la pereza.
Existen herramientas terapéuticas que ayudan a reducir el estrés de una forma natural: el Mindfulness. Existen profesionales acreditados que trabajan en este sector impartiendo formación sobre esta temática:
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El Curso de Reducción del Estrés basado en Mindfulness (MBSR) impartido por IL3 ofrece al alumno las competencias específicas para adquirir nuevas técnicas con las que aumentar la toma de conciencia. De este modo, la persona aprende a gestionar mejor los cambios en su vida, teniendo un mayor control en la toma de decisiones a través de una gestión emocional eficaz.
Más allá de los objetivos profesionales que pueda tener el alumno también existen razones personales de peso para adquirir conocimientos en Mindfulness. Es positivo aprender a cuidar de uno mismo y la práctica de esta disciplina ayuda a potenciar el rendimiento profesional, nutre la autoestima personal, mejora la creatividad vital, se potencia el pensamiento positivo, se fortalecen las relaciones personales, mejora la gestión de los conflictos y se produce una mejora en la gestión del tiempo, lo que permite incrementar la calidad de vida emocional a través de la búsqueda del equilibrio interior.
Ese equilibrio que aporta paz y tranquilidad, dos de los sentimientos más importantes en la receta de una vida feliz.
Aprendizaje práctico adquirido en el curso
Además, en el contexto del curso de formación especializado, el alumno participa en experiencias prácticas como las dinámicas de grupo que potencian la interacción positiva con los demás compañeros, los trabajos de toma de conciencia corporal, la práctica de meditaciones y los ejercicios de reflexión que pueden ser el punto de partida para incrementar la felicidad personal dejando atrás hábitos poco constructivos y aprendiendo otros nuevos.
La interacción con los demás compañeros resulta constructiva porque permite compartir experiencias de aprendizaje que potencian la empatía e incrementan la motivación externa a través del refuerzo del grupo.
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