Las afirmaciones positivas se han hecho cada vez más populares en los últimos años.
Muchas personas creen que pueden ayudarles a conseguir sus objetivos, cumplir sueños y a llevar una vida más feliz.
Pero, ¿funcionan realmente?
En este artículo exploramos el poder de las afirmaciones positivas y por qué puede que NO sean la solución a largo plazo para la autoestima o para alcanzar nuestros objetivos.
¡Sigue leyendo!
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¿Qué son las afirmaciones positivas y cómo funcionan?
Las afirmaciones positivas son frases positivas sobre ti mismo que repites a diario para modificar tu mente subconsciente.
La idea es que, al repetir estas afirmaciones, se arraiguen en tu inconsciente y te lleven a pensar y comportarte de forma más positiva.
Las afirmaciones positivas suelen centrarse en aspectos como la autoestima, sentirse bien y conseguir objetivos.
Veámos algunos ejemplos.
Ejemplos de afirmaciones positivas diarias
En muchos blogs, revistas, libros de autoayuda puedes leer que las afirmaciones positivas diarias pueden ayudarte a reforzar tu autoestima, alcanzar tus objetivos y aumentar tu felicidad general.
Seguro que te suenan algunas de las “afirmaciones poderosas” más populares:
Soy fuerte, capaz y digno
Cada día, en todos los sentidos, soy cada vez mejor
Estoy rodeado de energía positiva y felicidad
Soy digno de alegría y paz
Mi confianza crece día a día
Mis pensamientos están llenos de amor, alegría y gratitud
Cada decisión que tomo es una oportunidad de crecimiento y éxito
Soy suficiente y merecedor de todas las grandes cosas que me ofrece la vida
Mi fuerza, resistencia y valor me ayudarán a superar cualquier obstáculo
Estoy decidida a alcanzar mis metas con una actitud positiva
Cada día estoy más cerca de alcanzar mis sueños
Ninguna de ellas funciona realmente porque se basan en un mito de la psicología muy extendido
¡Sigue leyendo!
Mito: Deberías ser capaz de controlar lo que piensas y sientes
Las afirmaciones positivas se basan en la idea de que podemos controlar lo que pensamos y sentimos.
Siento decirte que tenemos menos control sobre nuestros pensamientos y emociones de los que creemos.
A ver, no te digo que seamos un animal salvaje.
Solo que no tenemos tanto control como algunos “expertos” nos hacen creer.
¿No me crees?
Vale pues entonces no pienses en una tarta de chocolate.
Concéntrate en no pensar en su textura esponjosa.
¿Qué tal te ha ido no pensando en la deliciosa tarta de chocolate?
Si tan solo repitiendo afirmaciones positivas por la mañana lográramos controlar las emociones negativas y los sentimientos incómodos…
¡La vida sería pan comido!
¿No crees?
Me apuesto una mano y no la pierdo a que ya has probado otras estrategias para intentar pensar de forma más positiva o controlar las emociones: afirmaciones positivas, frases motivadoras, pensamientos positivos, visualizaciones
Puede que este tipo de técnicas hayan supuesto un alivio a corto plazo, pero tarde o temprano los pensamientos y emociones negativas vuelven.
Puede que se vayan por un largo periodo de tiempo.
Pero al final siempre vuelven.
Así una y otra vez.
El motivo de por qué las afirmaciones NO funcionan
Somos fruto de la evolución.
Si me pongo en plan bruto te diré que somos “un mono con poco pelo venido arriba”.
Escoge una afirmación de la lista que te he proporcionado.
Yo voy a hacerlo.
Esta es mi favorita: “Estoy rodeado de energía positiva y felicidad”.
Ahora imagínate a dos hombres/mujeres del paleolítico paseando por un bosque.
De repente, notan un sutil movimiento de las hojas y un ruido.
Uno de ellos siente miedo, inseguridad y sale corriendo por patas. Por lo que pueda pasar.
El otro siente miedo pero rápidamente hace su afirmación poderosa “Estoy rodeado de energía positiva y felicidad”.
¿Quién crees que en un entorno hostil tendría más posibilidad de ser devorado o herido con consecuencias fatales por un animal salvaje?
¡El primero!
Con esto te quiero decir que por muy sofisticados que nos consideremos nuestra mente ha ido evolucionando a lo largo de cien mil años para pensar cómo lo hacemos.
Los individuos que pensaban de esta forma sobrevivían y transmitían sus genes a la siguiente generación.
¿Cuántas afirmaciones positivas tendrías que hacer para revertir el efecto de la evolución?
Y en el caso improbable de que lo consiguieras
¿Te habría dado tiempo a hacer otra cosa en la vida que no sea repetir afirmaciones positivas una y otra vez?
Si el “rollo” de la evolución no te ha convencido. ¡Genial!
Hagamos un experimento.
Experimento 1: ¿De verdad te lo crees?
Lee esta frase despacio e intenta creértela con todas tus fuerzas:
Soy un ser humano
¿Qué tal? ¿Bien, no?
La mayoría de personas no tendrán problemas en creerse esta afirmación.
Ahora lee las siguientes frase intenta creértela con todas tus fuerzas:
Soy un ser humano valiente, simpático, valioso y maravilloso.
Concéntrate.
Vuelve a leerla y esfuérzate en sentirla dentro de ti, en creértela de verdad.
¿Qué tal?
Lo más seguro es que tu mente se haya resistido a ello y te haya mandado frases como.
“Venga ya”
“¿A quién quieres engañar?”
“Si claro”
“Más quisieras”
“Vaya tontería”
En general, mientras más positivo es el pensamiento, más difícil resulta creer.
No digo que algunas personas no se lo crean y que no puedan ser útiles a corto plazo, pero al final los pensamientos negativos volverán a aparecer.
Experimento 2: Los opuestos se atraen
Ahora vamos a practicar el ejercicio anterior pero con la siguiente frase
Soy un inútil, despreciable, desagradable y un pedazo de basura humana.
¿Qué tal? ¿Qué te ha dicho tu mente?
Seguramente ahora te haya lanzado mensajes como:
“¿Qué dices?”
“Yo no soy así”
“No soy tan malo”
Como ves, la mente tiene el mismo comportamiento tanto para las afirmaciones positivas como para las negativas.
Rebatirlas.
Luchar contra ellas.
Todos tenemos un montón de historias (tanto buenas como malas) que contarnos.
En el caso de las afirmaciones positivas, vamos a dedicar mucho tiempo en repetirlas una y otra vez.
¿Cuál crees que va a ser el resultado?
Que vamos a malgastar mucho tiempo en nuestra mente, tratando de ganar una batalla que no tiene fin.
Cuando estás luchando continuamente en esta batalla no te queda tiempo, energía, espacio, ni foco en centrarte en las cosas que son verdaderamente importantes para ti.
Si no funcionan las afirmaciones positivas entonces ¿Qué hago?
A ver, no digo que las afirmaciones positivas no sean útiles a corto plazo.
Para muchas personas suponen un alivio momentáneo.
Lo que sostengo es que no son necesariamente una solución a largo plazo, porque al final los sentimientos y pensamientos negativos siempre acaban volviendo.
Además, debes de tener en cuenta que si solo surten efecto a corto plazo eso significa que para obtener esa sensación de alivio vas a tener que repetir con mucha regularidad estas afirmaciones.
Si dejas de repetir estas afirmaciones, los efectos pueden disminuir rápidamente.
Y yo te pregunto.
¿Es así cómo quieres vivir tus días?
¿Intentando demostrarte a ti mismo que eres una buena persona?¿Luchando con tus pensamientos?
¿Luchando con tus pensamientos?
¿Teniendo que justificarte de forma continua para sentirte suficientemente bueno y merecedor?
¿No preferirías mantenerte al margen de esta batalla que (spoiler alert) no tiene fin?
¿No preferirías dedicar tus días a otras cosas que realmente valgan la pena?
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Soy Blanca, Psicóloga Online y... no siempre me llevé bien con mi mente. Escribo en este blog para ayudarte a llevar una vida rica y satisfactoria.
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Blanca Bohórquez Psicóloga especializada en Terapia de Aceptación y Compromiso
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