Este síntoma leve es vago e inquietante, mientras que la severa puede ser extremadamente debilitante, teniendo un impacto serio en la vida diaria. Perjudica las relaciones interpersonales y disminuye la capacidad de tomar decisiones racionales, así como realizar el trabajo diario.
Los trastornos de esta patología pueden clasificarse en varios tipos más específicos:
• Trastorno de ansiedad generalizada
• Trastorno de pánico
• Fobias
• Desorden de ansiedad social
• Trastorno obsesivo-compulsivo
• Estrés postraumático
• Ansiedad por separación
Las personas a menudo experimentan un estado general de preocupación o miedo antes de enfrentarse a algo desafiante, como una prueba, un examen, un recital o una entrevista. Estos sentimientos son fácilmente justificados y considerados normales.
Se considera un problema cuando los síntomas interfieren con la capacidad de una persona para dormir o alguna otra manera de funcionar. En general, ocurre cuando una reacción es desproporcionada con lo que normalmente se puede esperar en una situación determinada.
¿Como calmar mi ansiedad sin hacer daño?
Esta condición puede abarcar desde un leve caso de nerviosismo relacionado con una situación o una persona con la que puedes llegar a sentirte incomodo, hasta un terror tan grande que te da miedo abandonar tu casa.
Es extremadamente difícil detener el ataque en sí, pero hay algunas formas rápidas para evitar que sea tan grave.
Respiración del vientre: La primera y más simple directa manera de calmarla es algo que se hace todos los días. El problema es que cuando se está en una crisis, se respira de una manera que realmente puede empeorar la situación. La respiración rápida y superficial reduce la cantidad de oxigeno que está entrando en el sistema lo que te hace sentir aturdido y ansioso.
Para practicar la respiración del vientre:
Siéntate cómodo, pon una mano en el estómago y una en el pecho
Respira lenta y profundamente para que la mano sobre el estómago se eleve, no la del pecho
Se necesita práctica, así que trata de encontrar uno o dos minutos varias veces al día. Si esperas hasta que estés realmente ansioso, no tendrás los mejores resultados. Practica cuando no lo estés para que funcione cuando lo necesites.
Permanecer en el presente: Esta es una condición que está orientada al futuro. Tiende a que la persona se preocupe por lo que podría suceder pensando siempre en el “¿qué pasaría si?” que nunca podrá ser contestada en el momento. Lo triste, es que estas sacrificando tus momentos felices pensando en el incontestable.
Cuando te encuentres ansioso:
Considera lo que estás pensando
¿Está ocurriendo aquí y ahora? Si no, cambia el enfoque en ese mismo momento
Experimenta ese momento con todos tus sentidos y regresa a tu yo en el ahora
Cambia tu auto-charla: Cuando se está ansioso, de seguro tiendes a hablar contigo mismo, o a pensar de manera muy negativa. Estos mensajes negativos alimentan la emoción, lo que a su vez aumenta los pensamientos catastróficos y así sucesivamente.
Cuando los pensamientos ordenan que te dirijas al desastre, es natural que el cuerpo responda con una mayor vigilancia, ritmo cardíaco acelerado y músculos tensos. El simple hecho de cambiar los pensamientos cambia automáticamente la respuesta del cuerpo a un estado más tranquilo.
Estos métodos pueden reducirla de manera fiable, pero requieren de práctica y concentración. Solicitar ayuda para manejar la situación también es útil si los síntomas son más graves o de larga data.
¿Por qué tengo este síntoma?
Estas alteraciones pueden ser causadas por factores ambientales, médicos, genética, química del cerebro, abuso de sustancias o una combinación de estos. Aunque es más común que se genere por el estrés de la vida.
Por lo general, es una respuesta a las fuerzas externas, pero es posible que suceda por la conversación negativa, ese habito del ser humano de decir siempre que lo peor pasará.
Entre las causas más comunes se encuentran:
Trauma de eventos como abuso, victimización o la muerte de un ser querido
Estrés en una relación personal
Estrés sobre las finanzas, trabajo, escuela
Falta de oxígeno en zonas de gran altitud
Efectos secundarios de medicación
Síntomas de una enfermedad médica
Intoxicación por una droga ilícita
Predisposición genética
Niveles anormales de ciertos neurotransmisores en el cerebro
Este es un sentimiento irracional que sólo empeorará a menos que aprendas a manejarlo. La buena noticia, es que puede convertirse en una herramienta que te hará más fuerte en lugar de disminuir tu energía.
Síntomas de esta patología
Una emoción como el miedo, o sentirse ansioso generalmente es bastante obvio. No necesitas que alguien te diga cuando estás asustado.
Sin embargo, lo que podrías no notar son los otros síntomas que construyen tus emociones de miedo. Es posible que ni siquiera pienses en ellos como algo que en realidad te está haciendo daño.
Los síntomas importantes a notar son:
Cognitivos: problemas de memoria, incapacidad para concentrarse, falta de criterio, pensamientos ansiosos, preocupación constante, ver sólo lo negativo.
Emocionales: mal humor, irritabilidad o temperamento corto, agitación, incapacidad para relajarse, depresión o infelicidad general, incapacidad, sentido de soledad y aislamiento para relajarse.
Físicos: ganancia de grasa, diarrea o estreñimiento, nauseas, mareos, dolores, latidos cardíacos rápidos, pérdida del deseo sexual, resfriados frecuentes.
Conductuales: dormir demasiado o muy poco, comer mucho o menos, aislarse de los demás, dedicación plena o descuido de responsabilidades, uso de alcohol, cigarrillos o drogas, hábitos nerviosos como mordedura de las uñas.
Esto no sólo te está afectando a ti, sino también a tu entorno social y familiar. Es por ello que necesitas aprender a identificarlos y controlarlos. Una vez que el cuerpo se condiciona a responder de cierta manera, es difícil cambiar esa respuesta.
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