Cómo reconocer a un buen psicólogo
1. La amabilidad en el trato. Esta es la principal medicina que mejora la salud emocional de todo paciente en una terapia.
2. El psicólogo debe ser, ante todo humano. Ser consciente de que no está trabajando con máquinas. Las personas no son objetos.
3. La paciencia es vital porque cada paciente tiene su propio proceso de superación, su propio ritmo. Y la paciencia parte de la comprensión de creer en el ser humano más allá de sus límites.
4. Ser una persona prudente. Es decir, saber qué es lo más correcto en cada caso, qué comentarios suman un valor y cuáles hacen más daño a una situación determinada.
5. Un buen psicólogo es aquel que tiene una perspectiva de totalidad para analizar una situación concreta sin hacer juicios de valor previos.
6. Un buen psicólogo debe ser accesible, sin embargo, no debe fomentar la dependencia en el paciente. Es decir, una cosa es ofrecer opciones de contacto a los pacientes y otra estar en constante interacción a través de teléfono y correo electrónico.
7. Un buen psicólogo es aquel que no prolonga el tratamiento más tiempo del necesario o no intensifica cuando no hace falta aumentar el número de sesiones. Por esta razón, y desde mi punto de vista, un buen psicólogo es aquel que ofrece ayuda pero alimentando la independencia por parte del paciente.
8. Un buen psicólogo es aquel que ante todo, es una persona ética en el ejercicio de su profesión. La ética es un valor que nunca pasa de moda.
9. Los psicólogos son profesionales que como expertos en la materia tienen un conocimiento muy específico de la mente humana y de los comportamientos. Sin embargo, en su diálogo con el paciente deben evitar los tecnicismos y términos complicados para explicar en un lenguaje, cercano y accesible, la información relevante. De hecho, un buen psicólogo es aquel que ofrece una información clara desde el principio de la primera sesión sobre cuál será la base principal del tratamiento.
10. Un buen psicólogo no es el más caro, de hecho, la diferenciación por precio que llevan a cabo muchos expertos, convierte la ayuda psicológica en un bien al alcance de muy pocos. Por esta razón, un buen psicólogo es aquel que valora sus servicios porque es consciente de su propia formación. Sin embargo, intenta ofrecer una buena relación de calidad y precio.
Un buen psicólogo es, ante todo, humilde para seguir formándose a través de la realización de cursos, seminarios y talleres de formación. También fomenta el networking. Es decir, es un profesional activo que no se queda estancado en aquello que sabe sino que es exigente consigo mismo. Ningún buen psicólogo puede ayudar de verdad a los demás si no realiza su propio proceso de introspección. Es decir, ningún ser humano puede comprender de verdad el sabor amargo del dolor ajeno si no es a partir de la propia empatía que produce la vivencia de una herida personal.