Tengo superpoderes. Poderes paranormales
¿Cómo te quedas?
Todo ocurrió hace cuatro años y medio. Me hallaba yo tranquilamente en el jardín de casa de Losabues cuando, de repente, comencé a encontrarme mal. Un nosequé que qué sé yo, un malestar físico, unido a una sensación de "aquí va a pasar algo", un runrún que me reconcomía sin saber yo muy bien por qué.
Sabiendo que la cosa iba a ponerse curiosa, nos dirigimos al hospital, aunque de sobra sabía yo que lo que se avecinaba, no había hospital que lo parase. Tras seis horas retorciéndome de una forma que me río yo del Increíble Hulk, sucedió.
A Peter Parker le picó una araña y se convirtió en un superhéroe que salva a la Humanidad en numerosas ocasiones disparando tela de araña y trepando por los rascacielos. A Víctor Sandoval le pasó lo mismo y se convirtió en una dramaqueen que vence a sus enemigos reventándoles los tímpanos con sus gritos e histrionismos.
A mí no me picó ningún bicho, gracias al cielo, porque con el asco que le tengo, igual me da un desmayo. A mí me pusieron en los brazos a una criatura de tres kilos y medio y me dijeron, PA TI.
Y junto a los puntos, la emoción, el cargo de conciencia porque no me enamoré de mi retoña nada más verla, sino que más bien me quedé, "holaquetal, ¿nos conocemos de algo?" y un montón de cosas más que más tarde descubriría (como que una se lleva fenomenal con la suegra hasta que la suegra es abuela), me fueron concedidos una serie de dones que, desde aquel día, forman parte de mí tanto como ese lunar que tengo, cielito lindo, junto a la boca, y que ahora me gusta tanto, cuando de joven lo odiaba a muerte.
La liga de las supermadres extraordinarias decidió en su última convención interplanetaria que la entrega de este pack de superpoderes se haría en un lugar determinado, a saber, el paritorio, o en circunstancias excepcionales, la casa de una misma, si es que el parto se presenta en esa localización. Y este pack contiene:
Superolfato: El niño está en la cuna durmiendo, tú estás sentada en el sofá, a unos tres metros, y eres capaz de oler que se ha cagado hasta lo que viene siendo el cogote.Y no es que huela tanto, porque a tu lado está el padre, que no se ha coscado de nada. Es más, podría cogerlo en brazos y no darse ni cuenta. Son tus superpoderes.
PLUS para bimadres/trimadres: Eres capaz de adivinar el color de su producto interior bruto por el olor que este desprende, sin verlo.
Clarividencia: Desde adivinar el futuro (te vas a caer, TE VAS A CAER) hasta saber que no van a cenar después de recogerlos de casa de los abuelos y
Ver el pasado: Recoges a tu niña del cole y nada más mirarla a la cara, sabes que ha llorado. Aunque llorase en el recreo de las 10,30 h. y sean las 17,00 h. Lo sabes, y punto.
Contención y autocontrol: Es necesario para no ir a cantarle las cuarenta a Luisita, la que provocó las lágrimas de tu niña en el recreo al no dejarla jugar a las mamás. Si no, de qué, ¿eh? DE QUÉ.
Omnipotencia y don de la ubicuidad: Ya quisiera la mismísima Catwoman poder alimentar al cachorro teniéndolo colgado de una teta, hablar con la madreabuela por teléfono, hacer la cena de las dos cachorras mayores, la lista de la compra y todo esto, con un ojo puesto en la tele viendo lo de la Anna Allen (quefuerte, Mari, quefuerte).
Cara de adamantium: Es la que hace falta para mentir como absolutas bellacas en la puerta del colegio, pronunciando frases como "mis hijos se duermen solitos desde que tenían 15 días", "nos pasamos las tardes haciendo manualidades que harían palidecer de envidia a medio Pinterest" o "yo es que Gran Hermano VIP no lo veo".
Emanar tila (u orfidal): Ese bebé llorando como si hubiera abierto una carta de Hacienda, ese padre que lo coge y lo sacude y lo pasea y le dice "eaeaeaeaeaEAEAEA", ese bebé que grita como si la carta viniera firmada por el mismísimo Montoro, esa madre que coge al bebé, ese bebé que hace "goñogoñogoñogoñogo...zzzzZZZZZ" ¿Te suena? Debemos traspirar alguna hormona sedante, porque si no, no me lo explico.
Superoído: Somos capaces de oír, tras un par de paredes, a una retoña diciéndole, en voz muy baja, a la otra retoña ¿te pinto las uñas? Aunque tengamos al bebé del punto anterior en brazos del padre ya mencionado, cantando La Traviata.
Paciencia infinita: Que vale que aquí nos han timado. Se supone que va en el pack, pero a la mayoría nos han colado un fake. Lo que pasa es que es un tema que se silencia y del que nadie habla, por miedo a ser la única. De ahí que tengamos altas dosis del punto 6 que nos permiten disimular (frente al resto de madres, se entiende, con los hijos no nos cortamos un pelo).
Mucho humor: Porque, mari, tienes dos opciones; o te tomas las cosas con cachondeo y filosofía, o te amargas. Y yo no sé tú, pero yo no tengo tiempo.