Es la forma más habitual de demencia y afecta, generalmente, a personas mayores de 60 años, impidiendo la realización de actividades diarias y haciendo así que la persona que lo sufra no sea capaz de llevar una vida normal e independiente.
Al ser una enfermedad degenerativa, quien la sufre se verá afectado por diversos trastornos a lo largo de la vida, siendo cada vez más graves y frecuentes, deteriorando a dicha persona tanto físicamente (con la pérdida de movilidad básica), como también mentalmente (mermando su memoria y capacidades cognitivas).
A continuación, explicamos de una manera sencilla y coloquial qué es el Alzheimer, los síntomas que genera en los pacientes y su tratamiento y prevención. No obstante si quieres saber un poco más acerca de esta enfermedad, en 65 y más podrás ver otros consejos acerca de las tendencias y cuidados necesarios en la tercera edad.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es es un trastorno cerebral y la principal causa de demencia en adultos y personas mayores.Es una enfermedad considerada muy compleja, que genera la degradación y la pérdida de neuronas.
Generalmente, se inicia con episodios de fallos o falta de la memoria a corto plazo, pero que puede terminar con el paciente completamente dependiente en una cama.
Su incidencia aumenta exponencialmente con el paso de los años. Antes de los 50 años es excepcional.
Con 60 se da en un 1 o 2%, con 70 en un 15 o 20% de la población. En los mayores de 85 años la cifra asciende a un tercio.
Se da más frecuentemente en mujeres que en hombres. Su duración es variable, se dan casos en los que el paciente queda encamado apenas unos 4 años de ser diagnosticado, y otros casos que sobreviven más de 10 o 15 años. Por lo general, la sobrevida promedio una vez diagnosticado es de unos 8 años.
¿Cuáles son los síntomas del Alzheimer?
El Alzheimer es una enfermedad degenerativa con una evolución progresiva. Existen tres etapas que se dan en la mayoría de pacientes, pero cada caso es distinto y pueden variar en cuanto a gravedad de los síntomas y a su duración.La primera fase o etapa del Alzheimer se caracteriza por acarrear la pérdida de lo que se conoce como “memoria episódica reciente”.
Si el paciente únicamente presenta fallos en la memoria se habla de “amnesia” y no de “demencia”.
El problema es cuando también trae fallos de discurso y problemas para comunicarse con cierta complejidad. Podríamos decir que la enfermedad se divide en varias etapas:
Primera etapa: suele ser común que aparezcan conflictos personales debido al trastorno de percepción de la propia realidad que sufre el paciente.
Segunda etapa: encontramos afasias (problemas de comunicación fonémicos y semánticos evidentes, también de lectura), apraxias (no poder realizar cierta acciones, como la del vestirse).
Tercera etapa: la familia ya es un elemento a tener en cuenta, pues el paciente sin vigilancia puede tener accidentes o extraviarse.
La última etapa de la enfermedad es la más grave y dura, y acarrea dos problemas o dudas.
Cuando el paciente ya no puede ni moverse ni relacionarse, y cuando cualquier pequeña complicación en la salud genera mucho dolor e incluso puede acabar con la vida, cada familia se plantea qué hacer con el paciente.
Diagnóstico: ¿Cómo detectar el Alzheimer?
El diagnóstico de la enfermedad pasa por, en un primer lugar, la revisión regular del historial clínico del paciente para observar el potencial desarrollo de la enfermedad, y siempre acompañado de pruebas neuronales y físicas.Para que se pueda llevar a cabo un diagnóstico de esta enfermedad es necesario que se cumplan algunos requisitos.
En primer lugar se debe observar que en el paciente se ha desarrollado cierta demencia, y se debe cuantificar la evolución gradual de la misma. Se debe de observar la pérdida de al menos dos funciones cognitivas, de las cuales una de ellas debe ser la memoria.
En segundo lugar, se debe descartar que dicha demencia se pueda deber a otras causas o factores como la enfermedad del Parkinson, enfermedades cerebrovasculares, etc. Debe ser claro que interfiere en la vida habitual del paciente. Finalmente, que la causa sea una afección cerebral.
Actualmente, se hace hincapié en el diagnóstico precoz de la enfermedad, y está evolucionando de un diagnóstico “por exclusión” a un diagnóstico “por confirmación”.
Un posible caso sospechoso el diagnóstico se asumía en ausencia de otro tipo de procesos, ahora ante caso de sospecha se comprueba mediante biomarcadores o según la neuropsicología.
Tratamientos y cuidados
Antes de hablar y explicar el tratamiento de esta enfermedad, es importante dedicar un pequeño espacio a hablar de hábitos y costumbres que, en nuestro día a día, pueden ayudar a prevenir la enfermedad y a mantener una buena salud.Mantener una dieta equilibrada y ejercicio
Una buena nutrición es fundamental para una buena salud, y de la mano, la realización de algún deporte o actividad física es también un factor determinante.La falta de horas de sueño, la acumulación de estrés y la falta de relaciones sociales pueden ser factores negativos para las personas que padecen esta enfermedad.
También lo puede ser, la falta de ejercicios cognitivos que impliquen el desarrollo y trabajo de los sentidos.
Estos son algunos factores que, con el paso del tiempo, pueden degradar la salud del individuo y generar problemas más graves.
Mantener unos hábitos saludables es el primer paso y la primera barrera contra cualquier tipo de enfermedad.
Seguir el tratamiento recomendado por tu médico
En cuanto al tratamiento del Alzheimer, desgraciadamente en la actualidad no existe ningún tratamiento directo y efectivo que cure la enfermedad, y los tratamientos que existen son cognitivos y de los síntomas que el paciente padece.Aún así, podemos hablar de tratamientos farmacológicos y tratamientos no farmacológicos, es decir, sin medicamentos, centrándose en otro tipo de terapias.
También es importante mencionar que la orientación familiar es fundamental para poder entender todo lo que conlleva esta enfermedad.
El tratamiento farmacológico del Alzheimer comenzó con los llamados “vasodilatadores cerebrales” y actualmente se encuentra centrado en la eficacia de los “inhibidores de la acetilcolinesterasa”.
Estos inhibidores tienen la función de intentar prolongar la vida de la acetilcolina en la corteza cerebral, ya que el Alzheimer produce una degradación de estas neuronas. Este tipo de inhibidores tratan de compensar esa degradación.
En cuanto a fármacos, en un principio fueron la tacrina y la fisostigmina, pero su uso fue abandonado debido a los efectos secundarios que en el paciente producían.
Actualmente, la galantamina o el donepezilo son los más utilizados debido a que el organismo tiene una mejor tolerancia.
Otras líneas de investigación señalan la posible utilidad de estrógenos acompañados de anti-inflamatorios y antioxidantes para la prevención en personas sanas.
Alternar con otras terapias
Si todas las medidas de prevención fallan, lo más importante es estar alerta, acudir a tu médico y realizar el diagnóstico lo antes posible para detectar la enfermedad de forma precoz y poco avanzada. Iniciar terapias y trabajar con los familiares también es importante.Realmente, y en la última década, con el aumento de la investigación de esta enfermedad, cualquier texto o conocimiento al respecto queda obsoleto rápidamente.
Seguimos aprendiendo día a día a cómo combatir esta enfermedad y a cómo hacerla más llevadera para las personas que la sufren.
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