El amaranto es un grano amarillento más fino que el arroz, crujiente y su textura nos recuerda a la del cuscús. Podemos cocinarlo fácilmente en la sartén, como cualquier otro cereal, en sopa e incluso hervido. Lo que lo diferencia de los demás es su alto volumen en proteínas (16%) y que no contiene gluten. Además, el amaranto es rico en aminoácidos, especialmente, metionina y lisina, un aminoácido que no encontramos en el resto de cereales y que fortalece nuestros huesos. También es rico en fibra, vitaminas A y C, silicio y magnesio, minerales imprescindibles para fijar el calcio en los huesos. Posee un contenido bajo en grasa (9%) y una gran cantidad de hierro y zinc. Estos nutrientes son ideales para mujeres, vegetarianos y deportistas con alto nivel de entrenamiento.
El Amaranto, un alimento milenario
Al igual que la quinua, el amaranto fue seleccionado por la NASA para alimentar a los astronautas por su alto valor nutritivo, por su aprovechamiento integral, por la brevedad de su ciclo de cultivo y por su capacidad de crecer en condiciones adversas. Por todo ello, fue calificado por la NASA como cultivo CELSS (Controlled Ecological Life Support System), la planta remueve el dióxido de carbono de la atmósfera y, al mismo tiempo, genera alimentos, oxígeno y agua para los astronautas. El amaranto se cultiva en los viajes espaciales desde 1985.
El Amaranto es un alimento milenario lleno de poderosos nutrientes, perfecto para mantener una dieta diez. ¿A qué esperar para probarlo?
Por Reyes Lucena
Fuentes: Amarantum, Asociación Mexicana del Amaranto
Revista: Objetivo Bienestar