Llegué muy emocionada con la esperanza de que, al ser una meditación guiada, pudiera concentrarme mejor. Pero no fue nada más el ambiente hermoso y relajante, ni la intención que elegí para mi día lo que me ayudó a por fin sentir los efectos de la meditación, fue un tip súper simple que recibimos antes de iniciar la sesión: el cuerpo se relaja cuando mastica.
Platicando con una nutrióloga justo antes de empezar nos comentó que masticar algo crujiente justo antes de iniciar la meditación ayuda a que el cuerpo se deshaga de estrés, y se pueda concentrar mejor.
Ella nos sugirió un snack ligero, que además de ayudar con esto de la relajación nos aportara algo de nutrición y que fuera completamente natural. Su sugerencia es un puñito de almendras.
Ese puñito de almendras te aporta 6 gramos de proteína, el 50% de la vitamina E recomendada para tu dieta diaria, 4 gramos de fibra, potasio y magnesio, así que te lo puedes comer sabiendo que le estás haciendo un bien a tu cuerpo físicamente antes de empezar tu trabajo mental o espiritual.
Yo lo intenté antes de empezar la meditación y sí sentí que era más sencillo permanecer en el momento, sin pensar tanto en las juntas de la tarde ni los pendientes de mi casa. Cuando regresé a la oficina decidí investigar si había algo científico detrás de esto de masticar para relajarnos, ¡y resulta que sí!
Encontré un estudio que asegura que masticar ayuda a reducir los niveles de cortisol y el estrés mental, algo que seguramente te permitirá empezar tu práctica de meditación más tranquila.
Claro que es importante tomar en cuenta el consejo de la nutrióloga y controlar el tipo de alimento que ingerimos, así como las porciones. Pero ahora ya sé qué hacer para tener una práctica más productiva, ¡todo se resuelve con una almendra!
Foto: Redacción