No lo sabes, puede que no te des cuenta, pero todo eso contra lo que luchas, está dentro de ti. Pues tienes al enemigo en casa, y es tu ego.
Visto desde la psicología occidental el ego es simplemente el yo percibido de cada persona, aquí nos referimos al ego visto desde una perspectiva por decir así, espiritual. Esa parte de la mente que se aferra a un personaje creado por si mismo y que se siente separado del resto, como ser individual, diferente y con muy pocas cosas en común con el resto de los seres vivos del Universo.
Ese personaje, se crea en la infancia, muy pronto, y sucede en el momento en que el niño se identifica con una serie de deseos sobre cosas externas y sobre el beneficiario de esos deseos cumplidos, o sea, él mismo.
Y entonces empieza la lucha -quiero esto, quiero aquello, no quiero esto, etc- y en ahí empieza también el conflicto. Un conflicto que, en muchas personas es constante para el resto de sus vidas.
Por eso he titulado este post, tienes al enemigo en casa, tu ego. Pues lo llevas dentro. Entonces te pasas la vida buscando fuera. Una y otra vez te chocas con la misma piedra. O puede que las cosas te salgan bien, y tus deseos se cumplan, pero no sabes por qué, una vez obtenido eso que tanto deseabas, no te llena. Y se inicia la búsqueda hacia otro nuevo deseo.
No estoy hablando del crecimiento humano, o del desarrollo del individuo, no. Eso es sano y necesario. El desarrollo que parte del corazón. El desarrollo que busca actualizar cada una de las tres cualidades intrínsecas del ser humano: energía, inteligencia y amor.
Me estoy refiriendo a la proyección que hace el ego sobre la obtención de cosas, situaciones o personas como base a encontrar la plenitud y la felicidad.
Cuando te dejas llevar por ese enemigo interno tu lucha es infructuosa, pues nunca está proyectada sobre el momento presente. Esa mente egoica te dice que lo bueno de la vida, la felicidad y todo eso llegará cuando tengas, poseas, atesores, o retengas ciertas cosas, sensaciones, personas o situaciones.
Y eso es imposible. Si, lee bien, imposible. Te preguntaras por que no puedes lograrlo. De nuevo esa voz que habla es tu ego, que te ha contado toda la vida, que en el ahora no tienes todo lo necesario para ser feliz. Que el presente es un mero trámite o puente hacia ese futuro ideal y feliz.
Si hasta las campañas de las aseguradoras dicen: “el puente a tu jubilación”, y te sugieren subliminalmente, que cuando te jubiles serás feliz y ahora, tan sólo cruzas un puente sin más valor que la espera de ese ansiado futuro.
Por eso es tan complicado ser feliz, cuando no paras de escuchar a ese enemigo que tienes en casa.
Tampoco se trata de que lo expulses, pues alguna función cumple. Y esa función la descubres al escucharle, y mirar detrás de él, qué mensaje te deja, pero nunca seguir sus órdenes. Una cosa es escuchar, y otra distinta cumplir lo que te pide. No tienes ninguna obligación en hacerlo. Pero con la debida atención puede ser un mensajero de algo más interno, de tu sombra, que se quiere expresar a través de tu ego.
Al final, tu enemigo se puede convertir en tu mejor amigo.
Esa es la alquimia de la que los antiguos maestros hablaban. Convertir algo tan pesado y de poco valor como las órdenes de una mente egoica, en un metal precioso que guardas en tu corazón. En ese momento es como encontrar en tu bolsillo un diamante que siempre estuvo allí, pero como ni siquiera metiste la mano dentro, no lo podías encontrar.
También esa voz te puede decir que eso no es fácil. Y preguntará qué porque tienes que soltar tus sueños y deseos. Es normal que suceda esto, pero una vez más, mi recomendación, siguiendo a los grandes maestros espirituales de todos los tiempos es, que practiques la aceptación, la rendición ante lo que es, ante lo que sucede en este instante presente.
Esa es la única forma de que puedas escuchar a tu corazón, a tu guía interno. Entonces sabrás cual es el momento de dejar partir algo, de soltar, de aceptar lo que no se puede cambiar o de fluir con lo que sucede en la corriente del momento presente.
Para esto necesitas cultivar el silencio interior.
Esta vida está llena de ruido.
No sólo de ruido exterior, verdaderamente, el que más te perjudica es tu ruido interno.
El ruido de una mente en continua cháchara interna. Llena de pensamientos rumiativos, buscando soluciones, angustiándose por el futuro o doliendose por el pasado.
La meditación es la vía a ese silencio interior. No se trata de hacer nada. Tan solo “sentarse” en el camino.
Detenerse, respirar, observar todo ese ruido interior que en el trajín de la vida diaria pasa desapercibido, pero que llena tu mente de contenido innecesario y paralizante.
Y de nuevo esa mente egoica que dice “yo no tengo tiempo para eso”. Evidentemente se resiste a ser ignorada, a ser olvidada y relegada a un segundo plano. El ego quiere ser el protagonista de tu vida, el actor principal.
Echa un vistazo si no lo crees a las redes sociales. Todo el mundo posa feliz y guapo frente a la cámara, demostrando ser el exitoso protagonista de la película de su vida…pero detrás se esconde mucho sufrimiento y esfuerzo por mantener ese personaje.
Y de eso trata todo lo relativo a la inclusión en tu vida de las técnicas de mindfulness y atención plena.
La meditación por una parte, para entrenar a esa mente distraída y fuera del presente a centrarse en el ahora. Y por otro lado una serie de prácticas para poder observar esos pensamientos y reacciones del ego. Para ser capaz de discernir lo que procede del enemigo, de lo que verdaderamente te conduce a la estabilidad emocional, a la calma y a la plenitud verdadera, a la paz interior.
De eso hablo a mis clientes y alumnos en cada taller, curso o consulta. Y con estas herramientas trabajamos y abrimos la comprensión de que en el ahora es el único lugar en el que podemos vivir felices.
Hazte un favor y suelta todo eso que te impide ser feliz. La “vocecita” te dirá que ¿cómo hacerlo? y te surgirán dudas, y frenos para evitar el cambio.
El “cómo” es secundario en el momento en que encuentras el “que”. Y el “que” está en la claridad de ver que lo que hasta ahora pensabas que te llevaría a la felicidad, no lo ha hecho. Todo lo contrario, te ha conducido al sufrimiento, a la frustración y a la oscuridad.
Si al leer esto te sientes identificado, resuena contigo, es que es el momento de hacer algo. De salir de la mente condicionada y abrirte a la pura presencia.
Tan sólo has de confiar en tu poder interior, el poder que te da habitar conscientemente el ahora y no depender ni de pasados ni de futuros.
La plenitud está aquí y ahora, no te la dejes pasar de largo.
Un abrazo desde el corazón.
Gracias.
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