Decides reajustar algunos de tus hábitos con ilusión para sentirte mejor contigo mismo, el pilar fundamental de la salud mental. Pero cuando tu entorno detecta estos cambios, hay algo que se tambalea. ¿No les gusta?, ¿Te sientes juzgado?
¿Qué está ocurriendo?
No le ves el sentido, eres dueño y señor de tu cuerpo y tu vida y te bombardean mensajes que te inducen a seguir con el estilo de vida despreocupado que solías llevar. ¿Acaso ellos van a verse perjudicados por estos cambios?, te preguntas. Yo no les digo a ellos cómo vivir a pesar de que hay cosas que no las comparto, piensas.
¡Pero si estás estupendo!, ¿Por qué haces eso?, Pero si no te hace falta…, Estás obsesionado, Por un día no pasa nada…, ¿Y para qué recurres a un entrenador personal/dietista con lo caro que es?, ¿Te maquillas cada día?…
· Los halagos que recibes cuando comentas tus nuevos propósitos te dan a entender que te ven con muy buenos ojos y que por eso no comprenden el porqué de tus intenciones. ¡Estupendo!
· O puede que ellos deseen secretamente adquirir algunos de tus hábitos pero no se vean capaces de lograrlo.
· Quizás, tu modus operandi les prive de tu compañía en algunos de los eventos que solías compartir con ellos: si vas al gimnasio no te quedarás al afterwork de los miércoles, si cuidas tu alimentación no compartirás cuatro gin-tonics con ellos esa tarde y si decides hacer maratones, prescindirán de tu compañía en las salidas nocturnas.
Sea la razón que sea, lo más sano es obrar según tu voluntad.
Cambia tu lenguaje
La mayoría de veces, usamos palabras que dan margen a la crítica o al cuestionamiento ya que se relacionan con sufrimiento y sacrificio, en lugar de conectarse con el placer y la motivación personal.
-Usa Me estoy cuidando en vez de Estoy a dieta
-Di Voy a relajarme en vez de Tengo que salir a correr
-Emplea Beberé tónica en vez de No puedo beber vino
-Di Mañana me apetece hacer una excursión en bici en vez de No puedo salir esta noche.
-Usa Voy a darme una sesión de belleza en vez de Tengo que ir a arreglarme este pelo, uñas o cejas tan horribles…
-Frente a ¿En serio usas esa crema todos los días? responde Sí, me sienta genial, en vez de Es que no quiero tener arrugas
Básicos fundamentales
1. ¡El mejor momento para cuidarse es cuando uno está bien!
¿Quién dijo que para hacerlo debes estar enfermo, feo, obeso o con artrosis?
Cuanto más cerca estamos de la meta, más motivados nos sentimos para alcanzarla. Poner tus motores en marcha cuando empiezas a intuir que algo empieza a no estar tan bien, demuestra que tienes iniciativa, espíritu de autosuperación y que estás vivo. La vida son metas y esos proyectos, pequeñas dosis de vida.
2. El autocuidado implica quererse
Cuando haces un regalo a alguien, le cocinas su plato favorito, le besas y le ofreces un masaje, probablemente sea porque esa persona te importa y la valoras.
Uno de los indicadores de que gozas de una buena autoestima es que cuidas de ti mismo, ya sea a través de la alimentación, practicando aquello que te hace sentir bien, cocinándote un plato del que tengas un antojo o regalándote un buen baño de espuma.
Me gusta como soy, paso de cuidarme no implica quererse más que quién dice Me encanta cuidarme y mantenerme bien.
3. Eres dueño de ti mismo
Recuerda, puedes recibir consejos o sugerencias pero al igual que tú no dictaminas la vida de nadie, los demás no pueden hacerlo con la tuya. Sólo tú sabes qué te hace sentir mejor y eres el responsable de ponerlo o no en práctica. Puede que más adelante te pidan aquel menú, crema o entrenador que antes parecían no aprobar.
¡Feliz primavera!
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