Para empezar a entender a qué nos enfrentamos realmente, quizás debamos comenzar hablando de cifras. La estadística, las matemáticas, es una ciencia lo suficientemente conocida, reconocida y aceptada como para librarse de interpretaciones. Y la estadística nos dice que, en España, el suicidio es la principal causa de muerte no natural que alcanza en el año 2020 su récord histórico. Y esto a pesar de quedar pendiente el recién finalizado año 2021, cuyos datos apuntan tristemente a superar dicho récord.
La cifra del suicidio
La estadística nos deja, si cabe, otro dato más preocupante y que va en aumento; el suicidio se convirtió en la segunda causa de muerte en España entre los jóvenes de entre 15 y 29 años, y duplicando la cifra de muerte por suicidio en menores de 15 años. Muy poca es la diferencia por detrás del cáncer.A principios de los años 90, la DGT lanzó una serie de impactantes campañas televisivas por el número elevado de muertes en España en accidentes de tráfico. A día de hoy, la cifra de suicidios no sólo sextuplica la muerte por accidentes de tráfico, sino que es mayor de la que provocó en España aquella alerta social y las campañas agresivas en el año 91 como método de concienciación social. En aquella época, nos estábamos matando conduciendo y ahora, nos estamos matando viviendo.
Y es ahora cuando dejamos la matemática para hablar de psicología que, siendo también una ciencia desde hace más de un siglo, no es algo con lo que estemos tan familiarizados. La ciencia que casi no conocemos y, por desgracia, no reconocemos tanto como deberíamos.
¿Por qué llegamos al punto de suicidarnos?
Nótese que he expresado suicidamos para no preguntar por qué se suicida el resto de población o por qué se suicidan las personas o los suicidas. Hagamos énfasis en que somos nosotros, los que reímos y celebramos, nacemos y vivimos, trabajamos y amamos y los mismos que, llegado el punto crítico, nos suicidamos. Es una realidad, empecemos a tratarla como tal.
Lo cierto es que, en los últimos años, el número de trastornos mentales ha aumentado considerablemente y no sólo los casos, también la gravedad de los mismos. Hay muchos más casos de depresión y la presencia de una ansiedad elevada se ha disparado entre la población de todas las edades. Como consecuencia, la ideación suicida; ya no es una idea extraña que ronda al pensamiento de pocos. La idea de poner fin al dolor emocional, acabando con la vida, se hace cada vez más habitual oírla en un despacho de Psicología.
Se piensa que la COVID 19 ha podido influir de manera significativa en el aumento de suicidios. Se podría incluso pensar que ha sido la causante del aumento de casos. Sin embargo, la COVID 19 ha sido un factor de riesgo, uno de los otros muchos que hay y que, en este caso, ha aumentado unas probabilidades de riesgos ya de por si elevadas antes de la aparición del virus. Para decirlo con otras palabras, durante la pandemia está lloviendo sobre mojado.
Situación actual del suicidio
¿Qué está ocurriendo actualmente? Principalmente, está cambiando la estructura de la personalidad en la sociedad. Hace pocas décadas atrás, predominaba una estructura neurótica, causada principalmente por la represión de la sexualidad y una moral muy rígida. De aquí a la actualidad se ha pasado a una estructura predominante narcisista, donde la ausencia de límites y un sistema de creencias basado en el tener y no en el ser, han carcomido los cimientos sobre los que se sostiene la identidad. De esta manera ha quedado debilitada y expuesta ante situaciones en las que, anteriormente, nos volvíamos a levantar y seguíamos luchando; continuábamos viviendo.Para explicarlo de manera diferente y clara: antes solíamos deprimirnos por aquello que perdíamos y hoy nos deprimimos por aquello que nunca hemos tenido. Son dos tipos diferentes de depresiones, con diferentes causas y diferentes tratamientos. Esta última es verdaderamente preocupante.
¿Cómo podemos actuar en esta situación?
Como profesionales de la Psicología Clínica, en PsicoAbreu hemos puesto en marcha el desarrollo de un protocolo de prevención del suicidio. En él se aborda una necesidad más que evidente y se aúna muchos años de experiencias y diferentes enfoques técnicos de Psicología. Esa es la parte que a nosotros como profesionales nos toca pero, qué podemos hacer como personas, ¿Qué podemos hacer como sociedad?En primer lugar, debe comenzar a aparecer la preocupación por esta situación límite. Los profesionales de la psicología que nos dedicamos a ello ya venimos tiempo haciéndolo. Sin embargo, es el turno del resto de la sociedad para empezar a admitir una realidad cada vez más difícil de ignorar y comenzar a darle de una vez por todas la importancia que necesita la salud mental.
Y en segundo lugar, debemos empezar de inmediato a ocuparnos de ella. Es necesario comenzar el proceso en terapia proporcionando a las personas las herramientas, la educación, los conocimientos y los recursos necesarios. La vida debe dejar de ser un deporte de riesgo en el que un día, dejas de existir. La sociedad y el mundo en general está cambiando, pero no nos estamos preparando para ese cambio y el resultado es un colapso de la psique; un colapso de la identidad en el que la salida más cercana y sencilla que se percibe es la muerte.
Sinceramente, a nivel personal creo que el día en el que iniciemos el proceso de normalizar cuidar de nuestra psique, que empecemos a reconocernos como seres no sólo sociales, sino también emocionales, y veamos ir a una consulta de psicología como un bien para nuestra salud, ése día habremos dado un gran paso. Sin embargo, la realidad actual y sin censura ni adornos es que nos estamos matando viviendo. Y tenemos soluciones, y otras vías de escape y gestión de nuestras emociones, sólo hay que aprender a gestionarlas.
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