Siempre he defendido que lo mejor es que nos acostumbremos al verdadero sabor de los alimentos (lo mismo se aplica para la sal), pero si en ocasiones necesitamos realzar el dulzor de alguno de ellos, podemos recurrir a los edulcorantes. Pero cuando hablamos de ellos, aún planea sobre muchos la duda de si son o no perjudiciales para la salud...¿es este tu caso?
¿Quieres conocer algo más sobre estos aditivos alimentarios?
Todos sabemos que los edulcorantes artificiales sirven para dar sabor dulce a los alimentos y seguramente muchos los identificáis con la sacarina, pero también habréis oído hablar de otros como los ciclamatos, sucralfato K, xilitol, sorbitol, manitol, aspartamo, etc
En el marco de una dieta de reducción o control de peso siempre hablamos en consulta sobre la conveniencia de reducir el consumo de azúcar e incluso sustituirla totalmente por edulcorantes y, aunque muchos de vosotros ya lo hacéis así, aún bastantes me manifestáis preocupación porque "os han dicho" que producen cáncer.
Este temor a los edulcorantes se inicia cuando en los años 70 se observó que el consumo de sacarina producía cáncer de vejiga en ratones y estos resultados se extrapolaron inmediatamente a los humanos, conduciendo a su prohibición como aditivo alimentario en muchas partes del mundo.
Pero, vayamos por partes...
¿Qué es la evidencia científica?
Siempre que quiero informarme sobre cualquier tema relacionado con la salud, me gusta apoyarme en la evidencia científica, dejando de lado los mitos o bulos que con tanta facilidad se han propagado siempre con el "boca a boca" y que ahora han multiplicado hasta el infinito su capacidad de difusión con la generalización del acceso a internet. Por eso, al igual que no quiero demonizar el azúcar, pero sí advertir de hacia dónde están señalando las investigaciones y desde luego defender su restricción en los casos de obesidad o sobrepeso, también quiero conocer lo que dice la evidencia científica sobre los edulcorantes.
TablaIEl nivel de evidencia científica de una cierta afirmación se establece analizando todos los estudios que se han hecho para probarla y jerarquizándolos según su rigor científico, cualidad en la que influyen factores como el tamaño de la muestra con la que se hace el experimento, la asignación aleatoria de individuos a los grupos control y experimental, el hecho de que la existencia del grupo control sea concurrente en el tiempo, el enmascaramiento de participantes e investigadores y el sentido prospectivo del estudio.
Tabla II
Así, después de evaluar la evidencia científica de determinada hipótesis mediante el análisis de todos los estudios relevantes existentes, se pueden establecer distintos grados de recomendación como vemos en la tabla I. En la tabla II vemos cómo se llega a los distintos niveles de evidencia científica, que nos llevarán a un determinado grado de recomendación. Referido a la alimentación, estos resultados los recogen organizaciones como la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y la FDA (U.S. Food and Drug Administration).
¿Por qué entonces damos credibilidad y, peor aún, reenviamos los llamados "hoax", que no son más que bulos que se transmiten viralmente por la red buscando crear alarma, cuando también tenemos a nuestra disposición, a poco que nos molestemos en buscarlo, la evaluación de todos los estudios que se hayan hecho sobre un determinado tema?
Quizás es más cómodo, o más interesante, no fiarse de los organismos reguladores (que no están en posesión de la verdad, pero recogen lo que hasta el momento está probado científicamente) sino creer que la leche caducada se recicla hasta 5 veces y se revende (la "prueba" está en los números de la base del tetrabrick...), que a la margarina sólo le falta "una molécula" para ser plástico o que hay aperitivos que se fabrican con cartón y petróleo... No sé si es más penoso creer el bulo o creer que ocurrirá "algo malo" (en esto también son imaginativos los que idean los hoax...) si no lo reenviamos, al menos, al número de contactos que se nos indique...
Y, ¿qué dice la evidencia científica sobre los edulcorantes?
La sacarina ha sido uno de los aditivos sobre el que se han hecho mayor número de estudios, y la evidencia científica ha concluido que no hay relación entre el consumo de sacarina y el cáncer en humanos, por lo que se han eliminado hace ya muchos años las prohibiciones de uso como aditivo alimentario. Se observó, que los cálculos renales que aparecían en ratones y derivaban en carcinoma de vejiga tras una ingesta muy elevada de sacarina, se producían también si el consumo era de cantidades equivalentes de sal o azúcar y era debido a la propia fisiología de estos animales; los resultados no eran por tanto extrapolables a los humanos.
No solo la sacarina ha estado en el punto de mira; el resto de los edulcorantes también han sido ampliamente estudiados y no siempre los resultados han sido positivos, pero, como hemos explicado, no debemos quedarnos en los resultados de un estudio sin conocer el análisis posterior que han hecho del mismo las autoridades sanitarias y organizaciones independientes.
En 2011, la EFSA intervino ante la alarma provocada por las publicación de un estudio que relacionaba el consumo de aspartamo con la aparición de tumores en ratones (Soffritti et al.,2010), determinando que no existe suficiente evidencia científica para establecer la toxicidad del aspartamo dado que la cepa de ratones utilizada en el estudio era propensa a desarrollar tumores hepáticos y pulmonares aún cuando no se encontraran expuestos al aditivo estudiado.
La misma agencia desechó la existencia de una relación clara entre el consumo de bebidas con edulcorantes artificiales y los partos prematuros, como concluía un estudio de Halldorsson del 2010, dado que "la mayor parte de los partos prematuros recogidos habían sido inducidos, no espontáneos, con lo que se debería incidir en el estudio de las causas médicas que llevaron a la inducción prematura y a su relación con otros componentes de la dieta"
La EFSA se encuentra actualmente inmersa en un programa de reevaluación de aditivos alimentarios que terminará en 2020. Aún así, la Comisión Europea le pidió que adelantara los resultados sobre el aspartamo, para lo cual analizó gran cantidad de estudios y datos publicados a partir de 2011 con el fin de reevaluarlo y llegar a una conclusión que fue publicada en diciembre de 2013 y en la que se afirma que "a los niveles actuales de exposición del edulcorante, éste no plantea problema alguno de seguridad para los consumidores y, por lo tanto, no procede modificar la Ingesta Diaria Admisible (IDA) que se encuentra establecida en 40 mg/kg peso/día".
Los únicos que deben preocuparse por el consumo de aspartamo son los enfermos de fenilcetonuria, ya que presentan intolerancia a uno de los aminoácidos que lo forma , la fenilalanina.
También el ciclamato fue acusado de producir cáncer tras estudios en ratas y de nuevo se desecharon estos resultados tras posteriores investigaciones. En cuanto al acesulfamo-K, desde que se aprobó en 1988 no se han presentado evidencias de efectos adversos.
Pero, ¿y si superamos la Ingesta Diaria Admisible?
Veamos primero unos conceptos:
IDA (ingesta diaria admisible) de cualquier aditivo es la cantidad diaria que puede consumir una persona durante toda su vida sin que le cause ningún perjuicio para la salud.
NOAEL (Nivel Efecto Adverso No Observable) es la cantidad mayor de sustancia que experimentalmente se ha administrado sin observar efectos adversos .
LOAEL (Nivel Efecto Adverso Observado más Bajo) es la cantidad menor de sustancia con la que experimentalmente se han observado efectos adversos
Ten en cuenta algo importante que ya te adelantaba en el artículo anterior: la IDA se calcula dividiendo entre 100 el NOAEL. ¿Qué quiere decir esto? Que aún consumiendo 100 veces más de la ingesta diaria admisible, aún no llegaríamos, según la experiencia, a sufrir perjuicios para la salud.
Es más, los estudios indican que las personas que consumen habitualmente alimentos con edulcorantes suelen llegar a ingerir sólo el 25% de la IDA, con lo que aún podrían teóricamente ingerir 400 veces antes de alcanzar el LOAEL, es decir antes de sufrir perjuicios para su salud..
De todas formas, ya sabes que en la ciencia, como en casi todo en la vida, nada es definitivo y constantemente se están haciendo reevaluaciones y descubrimientos nuevos, pero lo que me gustaría transmitirte es que tenemos la suerte de vivir en una sociedad desarrollada donde existen muchos medios de vigilancia y control para que temas como la alimentación no supongan un riesgo para la salud. Y, aunque ningún sistema de control es perfecto, creo que más bien somos nosotros los que, por falta de información, por exceso de desinformación y arrastrados por modas, mitos y publicidad, no elegimos acertadamente entre la gran variedad de alimentos que tenemos a nuestra disposición.
Por eso mi consejo de hoy es que te hagas responsable de tu alimentación, lo cual implica hacerte responsable de tu salud; infórmate, aprende y, si lo crees necesario, ponte en manos de un profesional serio que te asesore.
Y... seguro que has echado algo de menos en este artículo que ya termino... ¡claro! El edulcorante de moda...¡la stevia! Pero creo que ya me he extendido bastante hoy y, como no quiero cansaros, lo veremos en el próximo post. ¡No te lo pierdas!
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