Los edulcorantes artificiales son sustancias que se utilizan para endulzar los alimentos y las bebidas en lugar de usar sacarosa (el azúcar de mesa). Se dice sobre ellos que son potencialmente cancerígenos… ¿qué hay de cierto?
Son mucho más dulces en comparación con el azúcar normal que conocemos todos, así que para obtener el mismo dulzor que el azúcar común se puede poner menos cantidad. Esto es un dato positivo. Pero hay otros problemas con estas sustancias…o no.
Las primeras dudas empezaron a surgir cuando se relacionó la sacarina o el ciclamato con un aumento del riesgo de la aparición de tumores en la vejiga de los ratones. Sin embargo, los resultados de los estudios de carcinogenicidad posteriores que se han realizado en estos edulcorantes no han demostrado una clara conexión con la aparición de cáncer en los humanos. Del mismo modo, otras investigaciones llevada a cabo con otros edulcorantes aprobados para su comercialización tampoco han demostrado ninguna relación con la aparición de tumores en humanos.
Sacarina
En los años 70 se demostró que en en los ratones existía un vínculo entre la sacarina y el cáncer de vejiga, por lo que el Congreso dio la orden de llevar a cabo más investigaciones sobre la sacarina y exigió que todos los alimentos que contienen sacarina fueran marcados con la etiqueta “puede causar daño a la salud. Este producto contiene sacarina, causa cáncer en animales de laboratorio “. Podéis ver el estudio de 1978 publicado en Environ Health Perspect.
Estudios posteriores realizados en ratones mostraron un aumento de la incidencia de tumores en la vejiga con el mayor consumo de sacarina, especialmente en ratones machos. Sin embargo, otras investigaciones han demostrado que estos resultados son válidos sólo en el caso de los ratones, no en humanos. Los estudios epidemiológicos sobre la especies humana (estudios relativos a la regularidad, a las causas y la prevención de la enfermedad en ciertos grupos de personas) indican que no hay suficiente evidencia para apoyar la opinión de que el uso de la sacarina esté vinculada a una mayor incidencia de cáncer vejiga.
Los cánceres de vejiga resaltados en ratones se deben a un mecanismo no observable en los seres humanos y no hay pruebas irrefutables de que exista esta relación causal entre la sacarina y el cáncer en los seres humanos. Así que en el año 2000 la sacarina fue retirada del Report on Carcinogens, U.S. National Toxicology Program, donde había sido incluida desde 1981 como una sustancia carcinógena para el hombre (sustancia que causa cáncer). El 21 de diciembre del 2000 se aprobó la ley que se derogó la etiqueta de advertencia en los productos que contienen sacarina.
Aspartamo
El aspartamo, comercializado bajo diversos nombres, fue aprobado por la FDA de los EE.UU. en 1981, después de varios análisis que muestran que no causa tumores u otros efectos adversos en animales de laboratorio. Las dudas relacionadas con su seguridad volvieron en 1996 tras una investigación que sugería que el aumento de personas con tumores cerebrales que se produjo entre 1975 y 1992 podría estar relacionado con la introducción y el uso de este edulcorante.
Un análisis de las estadísticas del NCI (National Cancer Institute) reveló que la incidencia global de los tumores del cerebro y el sistema nervioso central había comenzado a aumentar en 1973, ocho años antes de la aprobación del aspartamo, y había seguido aumentando hasta 1985.
Por otra parte, el aumento general de la incidencia de tumores cerebrales se produjo principalmente entre las personas mayores de 70 años, es decir, en un grupo que no fue expuesto a altas dosis de aspartamo desde su introducción.
Estos datos, por lo tanto establecen que no hay una clara relación entre el consumo de aspartamo y los casos de tumores cerebrales en personas.
En 2005, un estudio de laboratorio evidenció un aumento de la incidencia de linfomas y leucemia en ratas alimentadas con grandes dosis de aspartamo (equivalente al contenido de un número variable de entre 8 y 2.083 latas de refresco al día), aunque los datos recogidos mostraban algunas anomalías. Por ejemplo, el número de tumores no aumentó en proporción directa a la cantidad de aspartamo, como era de esperar.
En 2007 un estudio publicado en Environ Health Perspect relacionó el consumo de aspartamo en ratas durante el periodo prenatal y el aumento del riesgo de cáncer. Pero no se ha visto que ocurra lo mismo en humanos.
Más tarde, el NCI examinó los datos relacionados con el ser humano recogidos en el estudio publicado en Cancer Epidemiol Biomarkers Prev, llevado a cabo en más de medio millón de pensionistas, en el que se quería ver la relación entre el consumo de bebidas que contienen aspartamo y la incidencia de neoplasias hematopoyéticas y cerebrales. De los resultados se puede ver que el aumento en el consumo de bebidas que contienen aspartamo no está vinculado con el desarrollo de tumores linfomas, leucemia o el cerebro.
Ciclamato
Los resultados que se obtuvieron en investigaciones realizadas en ratones sugerían que el ciclamato puede aumentar el riesgo de cáncer de vejiga en los seres humanos. Esta fue precisamente la razón por la que la FDA prohibió su uso en el año 1969. Podéis ver el artículo publicado en Science de 1970.
Después de la revisión de la carcinogenicidad y la evaluación de nuevos datos llevada a cabo por el comité Cancer Assessment Committee of the Center for Food Safety and Applied Nutrition de la FDA, los investigadores llegaron a la conclusión de que el ciclamato no es cancerígeno, y aún menos co-carcinógena (es decir, una sustancia que potencia el efecto de otro agente carcinógeno).
Aún así, se presentó una nueva aprobación del uso de ciclamato a la FDA pero en este momento está suspendida. Las preocupaciones de la FDA sobre esta sustancia no se centran sólo en su poder carcinógeno sino en otros peligros potenciales como que el ciclamato se convierte en un metabolito, la ciclohexilamina, que se ha comprobado que es bastante tóxica.
Acesulfamo y otros edulcorantes
Actualmente, a parte de la sacarina y el aspartamo, se permiten tres edulcorantes más en los productos alimenticios:
El acesulfamo K (potasio) que fue aprobado por la FDA en 1988 para su uso en ciertos tipos de alimentos y bebidas, y luego en 2002 fue aprobado como edulcorante de uso general (a excepción de la carne y aves de corral).
La sucralosa que fue aprobada por la FDA como un edulcorante de mesa en 1998, y luego como un edulcorante en general en 1999.
El neotame, un edulcorante similar al aspartamo, que fue aprobado por la FDA en 2002 como edulcorante de uso general (a excepción de la carne y aves de corral).
Antes de la aprobación de estos edulcorantes la FDA examinó más de
100 investigaciones relacionadas con la seguridad de cada uno de ellos, incluyendo la investigación para determinar el riesgo de cáncer. Los resultados no han establecido ninguna conexión entre el uso de estos edulcorantes y el cáncer o cualquier otro tipo de amenaza para la salud humana.
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