De acuerdo con investigadores, no hay evidencia real que los sustitutos del azúcar ayuden a la gente a perder peso. En estos días, más y más información sugiero que estos químicos pueden realmente estimular el apetito y la respuesta a la insulina. Cualquiera que se preocupe por su salud debería estar alejado del altamente tóxico edulcorante aspartame (NutraSweet) y otros cuestionados edulcorantes como la Sucralosa (Splenda), la Saccharina (Sweet-n-Low), y el Acesulfamo-k (Sunette).
Los edulcorantes artificiales son mejunjes que nunca deberían ser consumidos. Lo mejor que se puede hacer es evitar todos esos sustitutos edulcorantes artificiales y químicos. Estos NO tiene ningún valor alimenticio, engañan al cuerpo haciéndolo pensar que está comiendo algo dulce, y contienen toxinas dañinas y subproductos.
Cuando tienes una escasez de serotonina en el cerebro, hará que tu cuerpo y tu mente sientan antojos por la comida que es capaz de crear mas de este químico cerebral- y estos resulta que son los pasabocas (mecato) que son llenos de almidones, altos en calorías y ricos en carbohidratos que pueden sabotear completamente una dieta para ejercicio. En la medida que incrementas el consumo del aspartame, se vuelven mas intensos tus antojos por estas comidas.
No hay dudas, los edulcorantes ratifícales confunden al cuerpo y a la mente. Esto lleva a un círculo vicioso de antojos, comer, consumir más edulcorantes ratifícales, y luego mas antojos. En el largo plazo, estarás viendo una ganancia de peso como el primer resultado de su consumo y no podras adelgazar las piernas. ¿Puedes considerar los edulcorantes artificiales como comida de dieta? Difícilmente!
Ahora los científicos sospechan que algo adicional está ocurriendo con muchas de las personas que han usado edulcorantes artificiales. El sabor dulce de esos edulcorantes no calóricos dispara la producción de insulina, incluso cuando no hay consumo de comida para alimentar las células.
Normalmente, cuando consumimos azúcares, estas se decomponen en glucosa, la forma del azúcar que nuestro cuerpo utiliza, el cual luego entra en nuestra corriente sanguínea. La insulina (segregada por el páncreas) abre las células y permite que el azúcar en la sangre entre en nuestras células para entregar energía y mantener los niveles normales de azúcar en la sangre.
El problema es que una persona sensible a la insulina que usa edulcorantes artificiales confunde su cuerpo haciéndole creer que un alimento ha sido consumido, así que la insulina se produce. Cuando esta se libera sin comida, dispara el apetito.
Y cuando el cuerpo descubre que no hay comida en tu sistema, crea unos antojos o ansias muy fuertes que solo pueden ser controlados comiendo mas alimentos que suben el nivel de azúcar. En este punto, se vuelve entonces muy difícil evitar los pasabocas (mecato, snacks) que son altamente azucarados y calóricos, y entras entonces en un círculo de hambre, antojos y snacks.
Edulcorantes naturales mas comunes
La FDA (El organismo gubernamental que controla la industria de alimentos y medicamentos en Estados Unidos) ha aprobado seis edulcorantes artificiales. Además de la Saccharina (Sweet-n-Low), la Sucralosa (Splenda), y el aspartame (NutraSweet) , están además el Acesulfamo de potasio también llamado Ace-k y mercadeado como Sunette y Sweet One. y el Neotame. Nuevo en la escena se encuentra un endulzante (no artificial) derivado de la planta de la stevia. Este endulzante se llama stevia y está siendo mercadeado con varios nombres, entre ellos Truvia.
La Saccharina fue el primer edulcorante artificial en el mercado. La Saccharina no tiene calorías y es cientos de veces más dulce que el azúcar. Mucha gente alcanza a notar el desagradable sabor amargo que queda después de consumir las comidas que son endulzadas con este producto.
La Saccharina ha sido un consistente sustituto del azúcar para muchos seguidores fervorosos, pero tiene unos problemas de salud que se remontan hasta el mismo momento que salió al mercado. Este edulcorante es un polvo blanco, cristalino y sintético. No tiene valor nutricional y no es fácilmente digerido por el cuerpo. Aún es el tercer edulcorante artificial más popular, después de la Sucralosa y el aspartame.
¿Sabes cómo fue descubierta la Saccharina? Te vas a sorprender. Quizás esta información te vaya a ayudar a decidir si lo incluyes o no en tu dieta! Vamos a la historia: en 1879 un químico descubrió este edulcorante (también conocido como sulfuro benzoico o E954) cuando estaba investigando los derivados del carbón de alquitrán.
Este tipo no estaba tratando de encontrar un edulcorante – o siquiera alguna clase de producto alimenticio. Fue solo por accidente que el descubrió que su nuevo producto sabía dulce. ¿Cómo se dio cuenta? Quien sabe… ¡quizás accidentalmente tocó su lengua mientras trabajaba. Es probablemente, algo no muy recomendable para hacer –testear químicos-, pero el lo hizo.
Después de descubrir su dulzura, fue comercializado, y la controversia sobre la seguridad de este edulcorante artificial ha continuado desde entonces. Vamos ahora a 1977. En ese año, la saccharina fue acusada de ser cancerígena después de un estudio que la conectaba con tumores en la vejiga de ratones estudiados. El Programa Nacional de Toxicología de los Estados Unidos puso entonces a la saccharina en su lista de causantes del cáncer declarándola oficialmente un cancerígeno humano. El Ciclamato, una versión anterior del edulcorante, había sido vetado en 1970 por razones similares.
La FDA (El organismo gubernamental que controla la industria de alimentos y medicamentos en Estados Unidos) decidió que era prudente que la saccharina debería llevar una etiqueta de advertencia en relación a su conexión con el cáncer.
La etiqueta de advertencia ha sido desde entonces retirada debido a la evidencia inconclusa de su conexión con el cáncer en los humanos, y no se recomienda consumir cuando estan haciendo un plan de entrenamiento para abdominales, pero de todos modos es un edulcorante que debe ser tratado con precaución, y ciertamente algo que no es saludable en el largo plazo.
La saccharina puede aún causar estas reacciones en algunas personas muy sensibles:
Rasquiña
Urticaria
Eczema
Nausea
Dolores de Cabeza
Diarrea
Micción excesiva
Respiración con dificultad
Llagas en la lengua