Siente. Mi quinto retiro Vipassana

Para cultivar paz interior, tendrás que pensar así: voy a simplificar mi vida. Regresar constantemente mi compás hacia la paz es un comienzo, pero no es suficiente. También tendré que podar lo grueso, despojarme de lo trivial para realzar lo esencial. Seleccionaré lo que voy a cargar en mi mochila para poder estar sin estorbos de equipaje, libre para andar cómodamente. La vida de paz es como un viaje internacional en el que se permite un solo equipaje de mano. Tendrás que dejar atrás algunos de tus preciados zapatos y artefactos. El viajero internacional, el excursionista y el escalador se sienten aliviados con todo lo que han desechado. Cargando solo una barjuleta, escalan más alto, se sienten más livianos. Únicamente retornar a la paz no es suficiente, una destreza necesaria en la vida de la paz es seleccionar lo que se abandona y lo que se lleva consigo.
Paul Fleischman, El sanador de sanadores, en su libro Cultivando Paz Interior.

¿Que qué es Vipassana? una práctica para aprender a ser humano.

Te recomiendo que, si acabas de llegar a mi blog y no sabes qué es esto de los retiros de meditación Vipassana, pero quieres llegar a comprender la magnitud de aquello que intentan transmitirte mis palabras, en lugar de leer esto empieces por el capítulo de mi primer retiro y sigas por mi segundo, tercer y cuarto retiro.

A menudo las personas me preguntan Creo que nunca nadie me ha preguntado por qué hago tantos Vipassanas, ni si quiera yo me lo había preguntado hasta hace poco, y es que según veo ahora el mundo las cosas se hacen de dos formas, o bien por miedo a evitar algo, o por amor a conseguir algo.

La segunda es la que nos interesa y es la más extraordinariamente difícil de encontrar en nuestra sociedad actual.

Cuando lo vemos, cuando lo percibimos, cuando sentimos que alguien hace algo por amor, todo nuestro cuerpo se queda congelado admirando ese momento único, todo nuestro ser anhela ser ese ser.

Durante toda mi vida he hecho todo lo posible por aceptarme y por ser aceptado. Si leía, era por no ser el más tonto. Si viajaba, era por parecer un viajero. Si buscaba mujeres, era por mi increíble miedo a estar solo y por obtener un respeto de las personas a mi alreredor. Si escribía, era para saber qué opinaban otros de lo que había escrito. Si ganaba dinero, era para impresionar a mi padre, mi hermano mayor, mis amigos, y las personas que conocía. Si hacía ejercicio, era por dejar de odiarme durante unos minutos.

Hacía todo desde el miedo.

Hacer algo desde el miedo significa que energéticamente se actúa por repulsión, significa que quieres quitar algo de ti, que quieres evitar algo, que quieres huir de algo.

Un día, hace no muchos años, exactamente cuando empecé a descubrir el camino espiritual del que siempre te hablo aquí, algo empezó a cambiar dentro de mí. De una manera muy lenta, muy, muy lenta, empezaron a llover gotas de amor en un océano de miedo.

Si leía, a veces, pocas, era porque verdaderamente me interesaba aquello que iba a leer. Si iba a algún lugar, notaba que era por el gran placer de poder estar allí. Si me acercaba a una mujer, era por experimentar el placer de preguntarle algo, conocerla, descubrirla. Si hacía ejercicio, era porque el placer se sucedía en cada flexión, en cada salto de comba.

Hacer algo desde el amor significa que energéticamente se actúa desde la atracción, significa que quieres tener algo dentro de ti, que quieres acercarte a algo, que quieres refugiarte en algo.

Y así es como llegué a Vipassana y esa es la razón por la que hago curso tras curso: porque cuanto más lo hago, más intensa es la lluvia y más gotas de amor caen sobre el océano del miedo.

¿Y sabes? aunque aún se muy poco de esto, ya empiezo a percibir que en el momento en el que esas lluvias y esas gotas sean tantas y tan intensas, en el momento en el que haya olas, y corrientes, y mares de amor en un océano que antes llamábamos de miedo, es decir, en el momento en el que se intercambian los polos energéticos, el ser humano se conviertirá en algo sencillamente alucinante, en imparable, en energía creadora y, sobre todo, en un espectáculo de la naturaleza bellísimo al que sin enbargo no le importa que nadie le observe.

Ahora, contaré mis aprendizajes.

Ego

Cada día creo tener más claro que es eso del ego. Como conclusión adelantada, el ego es la razón por la que la mayoría de la gente es pobre, es infeliz, y está aterrorizada.

¿Qué es el ego?

El miedo al cambio, el apego a algo que no existe, la no aceptación de la impernanencia.

Ya sabes, eso de que no te puedes bañar dos veces en el mismo río porque aunque parezca el mismo río y las mismas aguas, siempre es diferente. Que un ser humano no es nunca el mismo. Que como dice el niño de Matrix… no hay cuchara. Que como dicen los físicos cuánticos desde hace unos años y Buddha desde hace 2.500, nada en el universo material es realmente material. Que como dice el Kybalion, todo es vibración.

Vamos, que si pones una manzana encima de la mesa y te la quedas mirando durante cinco días con mucha atención, irás viendo cómo progresivamente se pudre. Lo hace muy lentamente, sí, pero lo hace, ya que a cada segundo que pasa la materia está experimentando cambios, cambios, cambios, que la materia es IM-PER-MA-NEN-TE.

Entonces, sabiendo esto… ¿qué es el ego? el fenómeno del ego se sucede cuando una persona piensa por ignorancia que no es impermanente, cuando una persona muestra una espectativa de que las cosas sean de una determinada manera anclada en el tiempo.

¿Y qué tiene esto que ver conmigo, con mi aprendizaje, y con el hecho de que la mayoría de las personas sean pobres, infelices, y estén aterrorizadas?

Pues tengo dos historias la mar de curiosas:

Primera historia del ego

El quinto día del curso, cuando llevaba exactamente cinco días sin hablar, fui a preguntarle algo al profesor y lo primero que hice es querer impresionar a no sé quién.

Fue así:

Antonio: Pedro, he escuchado que la razón de meditar por la mañana sobre las 4:00 h es porque estás en un estado medio dormido medio despierto. Mi pregunta es, ¿es bueno que ME DE DUCHAS DE AGUA FRÍA NADA MÁS DESPERTAR para así activarme?
Profesor: No, no, no, si meditas estando soñoliento puedes entrar en un tipo de Shamadi que no es lo que queremos aquí. En Vipassana queremos estar cien por cien alertas, atentos, despiertos.
Antonio: Vale, eso significa que ¿ME PUEDO DAR DUCHAS DE AGUA FRÍA NADA MÁS DESPERTAR?
Pedro: Sí.

Al cabo de un rato me di cuenta de que dije eso de la ducha dos veces (y juraría que en un tono más alto) para impresionar a Pedro y para ver si por un casual alguna chica o algún chico me escuchaba y pensaba: Oh Dios, guau pero qué hombre, ¡qué varonil!

Segunda historia del ego

Allá sobre el cuarto día del curso estaba escuchando las charlas de la noche. Charlas, por cierto, aunque siempre las mismas cada vez van siendo mejores, y mejores, y mejores, pues la manera en la que las comprendes aumenta, aumenta, y aumenta.

Y de repente pienso: Otra vez aquí escuchando la misma historia por quinta vez. ¿Por qué tenemos que escuchar la charla los estudiantes antiguos que llevamos varios cursos? ¿qué sentido tiene esta tortura?

Y así, con esos pensamientos mi mente fue deslizándose por ese peligroso sendero de autoimportancia y escasez durante un par de días cuando de repente… me quedo observando al profesor y me doy cuenta de que, si yo llevo cinco cursos, él probablemente lleve doscientos, o trescientos, o vete tú a saber.

Y ahí está, firme en flor de loto, escuchando.

¡Qué importante eres Antonio!

Conclusión

Sí sí, dirás, ¿pero qué tiene eso que ver con la pobreza, infelicidad, etc?

Pues que si en una vez que hablo cada cinco días muestro esa necesidad de ser alguien, ese aferramiento a mi imagen imaginada de mí mismo, ese miedo a que se pudra la manzana sin ser comida, ¿qué no haré en el resto del tiempo en la vida real, qué no haré en casi cada una de mis acciones?

Querido lector, querida lectora, voy a contarte algo así con un pelín de delicadeza: a nadie le importa una mierda absolutamente nada de lo que hagas, y cuando digo nada, es nada. Podría escribir un libro entero sobre lo que no le importamos a nadie aunque parezca que sí.

Y de un modo que aún no sé explicar pues creo que no lo termino de comprender, esto no es pesimista ni negativo.

Así que dejemos de seguir personas en instagram para que nos sigan, dejemos de escribir para que nos lean, dejemos de estar en trabajos para que piensen que tenemos dinero, dejemos de pensar que nuestro nuevo proyecto lo va a petar y que el mundo entero nos va a hacer una ola de reverencia.

En lugar de eso, actuemos.

Hagamos. Vivamos. Amemos. Pudrámonos como una manzana y estemos contentos con ello, pero recuerda… sólo hay una regla: no hagas daño a otros ni de pensamiento, ni de palabra, ni de acción.

En una controversia, en el momento en que sentimos ira ya hemos dejado de esforzarnos por la verdad y hemos empezado a esforzarnos por nosotros mismos. Esta es una indicación útil para nuestra práctica diaria de la presencia. ¿Te sorprendes a ti mismo defendiendo con rabia tu punto de vista o atacando el de la otra persona? Ahí está el ego.
Quizás Jose Luis. Quizás no.

Preguntas al profesor

En mis cursos anteriores apenas he preguntado nada al profesor. Una, dos preguntas a lo sumo por curso, y muchas de ellas tratando de impresionar a quien me escuche.

¿Por qué?

Porque el ignorante, cuando tiene al sabio delante no le reconoce, y porque cuanto más dormida tiene alguien su curiosidad, menos la busca saciar.

Además, no preguntaba mucho porque no le había dedicado el tiempo necesario a reflexionar sobre qué aspectos de la meditación o de la vida me gustaría saber, conocer y mejorar.

Por si no lo sabes, un profesor de Vipassana, así como un Bhikkhu o un Lama, es un gigante difícil de concebir para nosotros los enanitos, es un ser humano excepcional en el sentido más estadístico y porcentual de la palabra, es una rareza, una gema.

Con una sola pregunta de tu parte bien encaminada hacia una de estas personas, puedes obtener una respuesta que cambie, radicalmente, toda tu manera de concebir la realidad, podrás obtener una semilla de tal valor que si la cuidas, la plantas y la riegas, recojas frutos de un sabor inimaginable.

En fin, en esta ocasión aunque no he hecho muchas más preguntas de lo habitual, sí que he tomado conciencia del hecho de mi falta de preguntas y sé que es el primer paso para empezar a hacerlas.

Veamos algunas:

Pregunta 1. Voz interior

Antonio: Pedro, ¿de dónde surge exactamente el pensamiento, de qué parte del cerebro?
Pedro: Los pensamientos surgen de todas partes del cuerpo, pues el pensamiento surge debido al contacto del órgano mental con su entorno por medio de las puertas de los sentidos. Todas las partes del cuerpo son órganos mentales. La piel es un órgano mental, el hígado es un órgano mental…
Antonio: No no no, me refiero a en qué parte exacta del cerebro se origina esa voz que hay en mi interior. Es decir, igual que me concentro mucho en una parte del cráneo o del pie, ¿podría llegar a concentrarme en el lugar donde se origina el pensamiento, meterme ahí dentro, y observar qué sucede?
Pedro: ¡Aaaah! no tengo ni idea de en qué región del cerebro, no soy psiquiatra o neurocientífico. Lo que te puedo decir es que los neurocientíficos ahora están más interesados en lo que nosotros hacemos aquí. Te recomiendo un libro llamado El cerebro de Buddha.

Pregunta 2. Sentir

Antonio: desde el retiro pasado me di cuenta de que existía una gran diferencia entre sentir, y pensar en sentir. ¿Existe alguna forma de acelerar el proceso de sentir? ¿qué puedo hacer para sentir más áreas de mi cuerpo?
Pedro: enhorabuena por ese descubrimiento. Hay alumnos que llegan y dicen: ¡acabo de descubrir que mi mente está constamente hablando! es un gran paso, Antonio. Pero no, tú no puedes sentir más de lo que ya sientes. Si metes la mano en agua hirviendo, o te metes en una de las pozas de Candeleda, instantaneamente sientes. No tenemos que sentir más, lo que tenemos que hacer es prestar más atención. Es muy sencillo, recuerda: alertas y ecuánimes. Trabaja más tu atención, y sentirás más.
Pedro: lo que estamos haciendo aquí es desarrollar la conciencia, la conciencia corporal. Todo lo que estás empezando a sentir ahora siempre ha estado ahí, pero antes no eras consciente de ello y por eso no lo sentías. Lo que hacemos es aprender a estar más atentos a lo que ya hay, no estamos creando nada.

Pregunta 3. Consejos

Antonio: tienes el doble de edad que yo, ¿qué consejo me darías en general?
Pedro: Medita una hora por la mañana y otra hora por la tarde.
Antonio: Buf… aún no puedo, pero no digo un consejo sobre meditación sino de cualquier cosa, algo que me pueda servir mucho en la vida.
Pedro: yo te he dado un consejo como me has pedido, no es una obligación. Si meditas una hora por la mañana y otra por la tarde, tu vida será completamente diferente a como la conoces, y si empiezas ahora, cuando llegues a mi edad… digamos que estarás en unas condiciones un poco diferentes a… bueno ya me entiendes.
Antonio: lo intentaré.
Pedro: y un consejo en general, elige muy bien con quien pasas tu tiempo.

Pregunta 4. Libros

Antonio: ¿Qué libros me recomendarías?
Pedro: What the Buddha Taught, de Theravadin Walpola Rahula y The Noble Eightfold Path. The Way to the End of Suffering, de Bhikkhu Bodhi

Pregunta 5. Mettā

Antonio: nunca entiendo cómo se practica Mettā. ¿Tengo que sentir algo?
Pedro: no. Las personas piensan que tienen que sentir una determinada emoción, es decir, quieren cambiar lo que hay. Lo único que tienes que hacer en Mettā es estar muy atento, pero en lugar de concentrarte en tu interior, deséale el bien a todos los seres. En cada dirección que mires, que pienses, hay alguien sufriendo, deséale el bien.

Éxito

Durante muchas meditaciones, uno de mis pensamientos recurrentes era los proyectos que quería hacer, las personas que quería conocer, o las experiencias que quería vivir.

Cada vez que tomaba conciencia de eso hecho, me decía a mí mismo. ¿Quieres todo eso con lo que estás soñando?

Muy bien, pues empieza por hacer ahora mismo lo que estás haciendo.

Ese pensamiento, esa afirmación, me colocaba, me daba ánimos para seguir, me fortalecía la práctica.

Nuestra mente siempre anhela el pasado o el futuro como medio de evasión del presente.

¿Sabes por qué?

Pues por lo que hablábamos antes de la impermanencia. En el pasado y en el futuro hay una idea establecida, hay un ego, hay algo a lo que agarrarse. En cambio en el presente, en el más puro presente, ¿qué hay?

Nada. Vacío. Vibraciones. Por eso la mente no quiere estar ahí, porque la mente quiere ser algo.

Conocer eso también ayuda a saber por qué la mayoría de la gente es pobre, infeliz, y está aterrorizada. Porque siempre intentamos guarecernos en el futuro con la esperanza de que las cosas sean diferentes.

Mañana, tendré la fortaleza de levantarme más temprano. Mañana, tendré la fortaleza de trabajar más para ganar más dinero. Mañana, tendré el temple necesario para tener una bonita relación con mi pareja.

Pero no. Eso, es un juego mental, es nuestra mente tratando de ser.

Perdóname que insista: la única manera de conseguir todos esos sueños que tenemos, es hacer, ahora mismo, aquello que consideramos que tenemos que hacer.

Hábitos

Después de cada meditación iba al tendedero de ropa a hacer dominadas. Eso ya lo había empezado a hacer en otros retiros, pero en esta ocasión… planifiqué cual Juan Atienza o James Clear en estado puro.

Me dije: si voy a estar aquí diez días y voy a meditar diez horas cada día, si cada vez que termine una sesión hago dominadas, pocas y siempre las mismas y cada día aumento una si puedo, al final del día, y al final del retiro, habré hecho muchísimas y apenas me habré dado cuenta.

Así que el día uno, hice (salvo contadas ocasiones) cuatro dominadas tras cada sesión de meditación.

Del día dos al seis hice cinco dominadas tras cada sesión.

Al llegar el día diez, hice ocho tras cada sesión, más o menos unas sesenta o setenta dominadas ese día.

¿Y sabes qué le pasó a mi cuerpo en sólo unos días?

Magia. Auténtica magia.

Ya lo leí en el libro de Hábitos Atómicos hace tiempo y siempre he intentado hacerlo así más o menos, pero no ha sido hasta ahora que lo he llegado a comprender, y por lo tanto hacer, creo que a la perfección.

Es sencillamente impresionante el poder de la planificación y de ir haciendo pequeñísimas acciones repetidas en una misma dirección.

Aplicando este conocimiento, ser absurdamente rico, ser maravillosamente feliz, tener un cuerpo increíblemente bonito y formado, es sencillo.

Muy. Muy. Muy sencillo. Somos interés compuesto en carne y hueso.

Otra de mis grandes reflexiones al salir del retiro, es que si mi vida se parece cada vez más a la vida de allí dentro, será como un sueño.

Despertar siempre a la misma hora. Hacer las mismas rutinas nada más despertar (limpiador lingual, ducha de agua fría, meditación, dominadas, desayuno). Hacer aquello que haya planificado para esa semana…

Experiencias meditativas

Todo bien gracias .

Lo único que puedo contar en este sentido es que cada día soy más consciente de que no creo que exista en el universo experiencia comparable a conocerse a uno mismo.

Como siempre acostumbro a contarte, el ser humano es algo tan maravilloso que pocas personas siquiera lo sospechan, y sinceramente ver cómo la gran mayoría de la sociedad va camino, en línea recta y en carrera, hacia una vida tecnológica, transhumana, genéticamente modificada, microchipada, hacia una vida material, hacia una vida no espiritual, si me descuido me entra la tristeza y la ira y acabo escribiendo artículos iracundos como el último de es más fácil.

Por eso, y cada día más, recuerdo las sabias palabras de Federico: Antonio, no intentes despertar a nadie más que a ti mismo.

De todas formas… hay ciertas informaciones que son difíciles de digerir. No es fácil lograrlo. No es fácil cambiar paradigmas asentados por siglos. Y es que esta nueva versión de la humanidad no se regala, se compra con trabajo interior y sacrificio, con luchas y dolor. Con compromiso y voluntad. Con monedas de amor y comprensión. Con billetes de conocimiento y sabiduría. Con paciencia y discernimiento, callando cuando hay que callar, actuando cuando hay que actuar, pero siempre y sobre todas las cosas, con el amor que genera la consideración externa hacia el prójimo y con el brillo del espíritu.
Morfeo de Gea

Hay tanto trabajo por hacer aquí dentro, tanto por mi parte que aceptar, que comprender, que dejar ir… que ocuparme de lo fuera, más aún pensando en que hay algo que yo pueda cambiar, es ridículo.

Si me ocupo de mí, quizás, sospecho que sí se producirá cambio alguno.

Gracias por leerme.

La paz interior no es sólo un pensamiento. Es también un tono neurológico. Podemos escucharlo zumbar cuando aprendemos a disminuir la distracción.
Paul Fleischman