No os preocupéis porque no me he vuelto loca. Con este título solo quiero llamar vuestra atención y haceros un poquito más conscientes de la alimentación de vuestros hijos. Un sándwich de nutella en una fiesta de cumpleaños, lamentablemente, es algo muy frecuente aunque ahora también se ha puesto muy de moda ir al Burger King a celebrarlo, ¡mucho mejor, dónde va a parar! (Ironía).
Personalmente, me gustaría ir al parque o la salida de un colegio y ver a los niños merendar fruta. Sin embargo, el panorama actual es muy diferente. Hoy en día los vemos merendando bollería industrial en todas sus formas y colores junto con zumos azucarados. ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que el famoso primo de Zumosol no se convirtió en ese armario bebiendo zumos envasados? ¿A nadie se le ocurren mil formas de hacer atractiva la fruta?
Me encantaría que la fruta fuera tan famosa en una fiesta de cumpleaños como lo es el sándwich de nutella, de ahí el título. Esta decisión está es nuestras manos, porque somos nosotros la referencia para los más pequeños.
Palmera hecha con plátano, kiwi y albaricoques.
Hoy en día existe una gran preocupación de los padres por la salud de sus hijos, porque raro es el día que no entra un padre por la puerta a comprar un Pediasure, un jarabe que abra el apetito, un multivitamínico o algún similar. Gran culpa de todo esto la tiene la televisión porque nos engañan con campañas bonitas, llamativas y oye, lo que dice pone solución a mis problemas. ¿Pero es realmente lo correcto?
Actualmente, desde mi punto de vista, en nuestra sociedad hay un exceso de información y creo que deberíamos preocuparnos más por la educación nutricional que le damos a nuestros hijos que por nutrirlos. Algunas claves para ayudarles a tener un futuro mejor son:
Dar un buen ejemplo. Los niños inconscientemente acaban actuando como sus padres. Si realmente queremos que coman sano y de todo, nosotros también tenemos que hacerlo.
Tener paciencia. Hay que animar a los niños a probar alimentos nuevos pero sin agobiarlos. El camino fácil es no dárselo nunca más porque una vez lo rechazó, sin embargo, poco a poco el paladar se adaptará a estos nuevos sabores.
Involucrarlos en la cocina. Si ellos nos ayudan a preparar un plato, se lo van a comer encantados.
Hacer los platos apetecibles. Debemos cuidar la presentación de los alimentos, tanto en adultos como en niños. Como bien dice el dicho “La comida entra por los ojos”.
No premiarlos/castigarlos con la comida. Nunca hay que obligar a un niño a comerse un plato hasta dejarlo limpio (“sino te lo guardo para cenar”) o premiarlo cuando se porta bien (“si te portas bien luego te compro un bollito”). Estos hechos favorecen la ingesta emocional de alimentos.
¿Qué os parece si comenzamos a sustituir los sándwiches de nutella o de chorizo por fruta?
Yo creo que ni niños ni padres podrían resistirse a probar esta rica mariposa, ¿y tu te animas a hacerla en casa? ¡Pídele ayuda a los más pequeños porque les encantará!
Mariposa hecha con plátano, kiwi, fresas y albaricoques.
Esto son dos ejemplos que preparé para una fiesta pero se pueden hacer figuras con cualquier fruta.
Cris
#rompiendodietas