Tengo que admitir que este reto no se me ha ocurrido a mí, sino que lo he visto en otros blogs y redes sociales, no se de quien fue originalmente la idea, pero me ha parecido tan buena para inaugurar la sección de retos, que no he podido evitar escribir este artículo sobre ella.
Así que ¡Decidido!, el reto consiste en estar 24 horas sin quejarte. Probablemente te estarás preguntando por qué diablos tienes que estar 24 horas sin quejarte, si en el fondo te gusta hacerlo, te desahogas y no haces daño a nadie.
El reto de hoy consiste en estar 24 horas sin quejarte ¿Te unes?
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Así que vamos por partes…
No voy a negar que yo también me quejo, y sí… en ocasiones disfruto haciéndolo; además es más bonito echar la culpa de las cosas al día tan feo que hace, a los políticos, a tu vecino o a tu primo del pueblo que asumir tu parte de responsabilidad en los problemas y tomar el control de tu vida. Pero… que diablos ¡Todos tenemos razones para quejarnos! Razones reales…
Sin embargo lo cierto es que me he dado cuenta de que los días que más me quejo son los días que más triste, frustrada, enfadada, etc… me encuentro. ¿Por qué? Si la queja sirve para desahogarnos debería sentirme alegre y liberada ¿No?
Pues no siempre. La queja puede ser muy útil para desahogarnos en un momento dado, todos hemos llegado a casa alguna vez muy enfadados soltando sapos por la boca hasta que nos quedamos más tranquilos y la conversación deriva en otro tema.
Entonces… ¿Cuándo quejarse se convierte en un problema?
Quejarse se convierte en un problema cuando en vez de estar un rato soltando sapos por la boca por un enfado puntual se convierte en un discurso mantenido en el tiempo en tu día a día. Esto lejos de ayudarte a desahogarte y sentirte mejor, va a hacer que recuerdes constantemente esa situación que tanto te irrita.
¿Te quejas siempre de lo mismo? De los políticos, de las leyes de esta mi*** de país, de que no hay trabajo, de que tus hijos no te obedecen, de que tu pareja llega tarde a casa los domingos, de ese amigo tan pesado, del *** de tu jefe… Pero por mucho que te quejes ¿Cambia en algo tu situación? ¿O solo consigues recordarte a ti mismo lo mucho que te molestan algunas situaciones (que no siempre depende de ti cambiar)?
Admitámoslo… la mayoría de nuestras quejas no sirven para otra cosa que para para amargarnos la existencia.
Si hay algo que no te gusta en tu vida, exprésalo, actúa, cámbialo o acéptalo, pero no te quejes constantemente sobre ello.
La historia de Maikel
Maikel (no es su nombre real) fue un paciente que llegó a mi consulta diagnosticado de depresión, y quiero contarte su historia para que veas hasta que nivel la queja puede llegar a causar estragos en la vida de una persona.
El problema de Maikel empezó un par de años antes de llegar a terapia cuando fue despedido de la multinacional en la que trabajaba. Fue un golpe muy duro para él y no sabía muy bien como gestionarlo, así que se pasaba día tras día llorando en casa y quejándose con su mujer de lo injusto que había sido su despido, lo desconsiderado que había sido su jefe con él y lo difícil que estaba la situación laboral para una persona de su edad.
Su mujer muy preocupada por la situación y con la mejor intención que existe atendía a diario las quejas de Maikel y trataba de mostrarse cariñosa y complaciente con él cuando se encontraba triste. (Maikel sin darse cuenta estaba obteniendo consecuencias positivas de quejarse, lo que inconscientemente aumentaba el número de quejas. Así funciona nuestra mente, cuando después de un comportamiento, aunque ese comportamiento sea contraproducente, obtiene algo positivo tiende a repetirlo)
Lo mismo ocurría con sus amigos, que preocupados por la situación le llamaban más a menudo y le convertían en el centro de atención de todas sus reuniones.
Maikel estaba aprendiendo a relacionarse por medio de las quejas, que cada vez eran más frecuentes y hacían que se sintiera más deprimido.
Además su mujer y sus amigos, pasado un tiempo inicial de preocupación se iban acostumbrando y cansando de la situación de Maikel y de sus continuas quejas… Sus amigos dejaban de llamarle, su mujer cada vez hablaba menos con él… y Maikel se sentía cada vez más solo, más triste y con más razones para quejarse. Se había metido en un círculo vicioso de quejas, mal estar, más quejas y más malestar, del que no sabía como salir.
¡Cuidado con tus pensamientos!
Ten cuidado con lo que piensas, porque tus pensamientos crean tu realidad. Como ya ha dicho en anteriores artículos tus pensamientos son los encargados de generar tus emociones y éstas tienen una relación muy directa con tus actos.
Si cambias tu forma de pensar, tienes el poder de cambiar tu destino.
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Así que no está demás que dediques un ratito todos los días a reflexionar qué es lo creando en tu vida. Y estoy segura de que este reto te va ayudar mucho a ello.
¿En qué consiste el reto?
Este reto parece muy sencillo, pero es mucho más complicado de lo que parece. Consiste simplemente en estar 24 horas sin quejarte y sin criticar en voz alta (por dentro se perdona, aunque es importante que procures detectarlo y hacerlo las menores veces posibles)
Mira el reloj y fíjate en la hora. En las siguientes 24 horas no podrás emitir ninguna queja ni criticar a nadie. Cada vez que te quejes o critiques tendrás que volver a mirar el reloj y empezar de nuevo. Así hasta que logres estar ¡24 horas sin quejarte!
Una vez que hayas logrado el reto, puedes pasar al siguiente nivel e intentar estar durante 48 e incluso 72 horas sin quejarte. Está circulando por ahí también el reto de 21 días sin quejarte por si te atreves con él.
Este reto te ayudará a ser más consciente de tus pensamientos y de la influencia que tienen en tu vida y en la de los que te rodean. Este reto puede cambiarte la vida ¿Te unes?
¡Ahora es tu turno!
¿Qué te ha parecido el reto? ¿Te unes?
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