El placer de ser libre
Existen partes muy agradables de las relaciones personales, sin embargo, también existen situaciones que nos cuestan más. Por ejemplo, abrir el corazón. De hecho, esto es algo que a muchas personas cuesta un esfuerzo infinito a partir del dolor producido por decepciones que han dejado heridas y vacíos internos. El miedo a sufrir es el principal freno del corazón a partir de los 40 años. Miedo a volver a vivir situaciones similares cuando en realidad, este miedo nos protege de una forma insana puesto que nos ata a una falsa experiencia de seguridad.
Duele abrir el corazón porque nos arriesgamos a poner palabras allí donde queda silencio. Porque nos arriesgamos a decir algo que no tiene la respuesta que esperamos. Sin embargo, en realidad, duele más no abrir el corazón y cerrarlo con un candado a la vida, a la esperanza y a la bondad. Porque la esencia del ser humano es comunicar, hablar, expresar. Por tanto, aquello que forma parte de ti, es una prolongación de tu propia esencia.
Y es saludable que aprendas a expresar aquello que es importante para ti porque cuando lo hagas te darás cuenta de que no duele cuando conectas con tu raíz de ser libre. Es decir, cuando valoras de forma positiva que mientras que muchas personas se comportan en un rol secundario en la película de la vida, tú has decidido ser líder de tu felicidad. Y para ello, tienes que aprender a hablar sin esperar que otras personas adivinen qué quieres, qué piensas y qué sientes.
Duele abrir el corazón porque con mucha frecuencia esperamos una respuesta determinada en el otro. Es decir, tomamos la decisión de hablar sobre un asunto esperando una reacción concreta. Y cuando estás condicionado por esta mirada, entonces, esto es un problema. Tenemos que aprender a cambiar este tipo de expectativas para ser más libres, para poner más peso en nuestros propios actos y menos en el que de los demás.
A veces creemos que expresar sentimientos nos hace vulnerables ante los demás. Sin embargo, eres sabio cuando actúas de este modo y tienes un alto nivel de inteligencia emocional que entrenas porque quieres ser mejor cada día. Es decir, quieres aprovechar tu tiempo vital dedicando palabras a los demás, palabras de luz y amor.
Muestra tu mejor versión
Duele abrir el corazón porque corremos el riesgo de que la otra persona no nos tenga en cuenta. Incluso a veces, puede ocurrir que nos sintamos ridiculizados. Sin embargo, en la mayoría de los casos, abrir el corazón es una de las experiencias más gozosas de la vida, especialmente, si aprendemos a rodearnos de personas que nos hacen sentir bien y que suman una huella vital a nuestra propia historia.
Abrir el corazón significa mirar más allá de cualquier límite para observar el mundo con la sensibilidad que te define. El ser humano no es un ser que funciona en automático, por ejemplo, tú no dejas tus sentimientos en casa cuando vas a trabajar. Por tanto, abrir el corazón es algo tan natural como hablar.