Una de las industrias que no para de lanzar productos ?milagrosos? es el de la nutrición. Estando en el mundillo, te sorprendería conocer la periodicidad con la que salen estos productos a la venta, especialmente en determinadas épocas como la que viene después de los estragos navideños, o la que precede el verano. Se trata de momentos en los que la mayoría de las personas tienen algo en mente: perder peso, perder barriga rápidamente, y la publicidad se encarga de hacer pensar que la mejor opción radica en el uso de pastillas para adelgazar.
Por suerte o por desgracia la mayoría de estos productos arrasan allí donde se venden. Uno de los últimos ha sido la cetona de frambuesa. Se presenta como un componente presente en esta fruta del bosque y que es capaz de aumentar el metabolismo para quemar grasas.
Viéndolo así casi mejor que comprar frambuesas y hacerse un buen batido ¿no es así? Pues no. En primer lugar, estas supuestas pastillas para adelgazar justifican su presencia por venir con una alta concentración de la cetona, y que no estimulamos el organismo de la misma manera al comer un puñado de frutos. En segundo lugar, los que en algún momento os habéis acercado a comprar frambuesas al supermercados habréis visto que resulta ser un producto fresco bastante caro, sin embargo, cuando la cetona se sintetiza en laboratorios resulta ser un producto bastante barato de producir.
Su creador fue el Doctor OZ, un médico muy famoso por la comunidad pseudocientífica de Estados Unidos, y que como otros muchos han aprovechado el nicho en el mundo de la nutrición y la pérdida de grasa. Tanto él como las farmacéuticas que lo comercializan se basan en estudios realizados sobre ratones para comprobar que la cetona produce una quema de grasa, sobre todo, concentrada en la zona abdominal.
Este dato ya debería sorprender a cualquiera que tenga un poco de sentido común para preguntarse: Confiando en que tiene ese efecto en ratones
¿Por qué funcionan las pastillas para adelgazar en los seres humanos?
De entrada os puedo decir que de este detalle no hablan porque simplemente no funciona, y de hecho aconsejan mezclarlo con té verde para ?aumentar su efecto estimulante?, algo que sí ha demostrado tener el componente EGCG del té verde.
Ni siquiera la EFSA (autoridad europea que vela por la seguridad alimentaria) tiene evidencias de que la cetona de frambuesa como adelgazar tengan el más mínimo indicio de quemar grasas. Si bien es cierto que en 2011 salió publicado un estudio en el cual se evidenció que el extracto de frambuesa (que no es lo mismo) ayuda a optimizar el proceso termogénesis en el organismo.
Sin embargo, ni siquiera este estudio es lo suficientemente sólido como para ser una referencia ya que la muestra de individuos no fue suficiente (ver fuente) Una vez más, nos encontramos ante un fraude de la nutrición.
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