Se cree que procede de la isla de Creta y en la Grecia clásica, los membrillos eran el símbolo del amor y la fecundidad, por eso se ofrecían a la diosa Afrodita.
Aunque pertenece a la misma familia que la manzana o la pera no puede comerse cruda incluso si está madura porque es muy ácida y áspera, por lo que se utiliza para hacer dulce de membrillo, pero el que encontramos en los comercios contiene tanta azúcar que hace que pierda cualquier propiedad beneficiosa.
El dulce de membrillo casero, donde sustituimos el azúcar por sirope de agave es muy bueno en fases de convalecencia, etapas de estrés o decaimiento porque nos aporta energía. Contiene mucha fibra que regula el funcionamiento intestinal.
Desgraciadamente toda la vitamina C que contiene la fruta cruda desaparece con la cocción, igual que la mayoría de los taninos.
Esta receta es una variación más saludable del dulce de membrillo tradicional, sustituimos el azúcar por sirope de agave y añadimos agar-agar como espesante. El resultado es estupendo!!
Estas cantidades dan para hacer dos bloques del tamaño de las bandejitas para hacer hielos, pero se pueden utilizar moldes individuales de silicona, por ejemplo.
2 membrillos grandes
185 gr de sirope de agave
2 gr de agar-agar
La piel de una naranja rallada
La piel de un limón rallada
2 palos de canela
125 ml de agua
Cocemos los membrillos pelados, sin corazón ni pepitas y cortados en dados con el agua, junto con la canela y las ralladuras de los cítricos; estará listo cuando el membrillo esté tierno y no quede líquido en la cacerola. Podemos añadir más agua si necesitamos, pero nunca tiene que haber exceso de agua al final de la cocción.
Retiramos la canela y pesamos 570 gr del membrillo; tiene que ser esta cantidad exacta para evitar que nos quede excesivamente duro con el agar-agar. Trituramos con la batidora hasta hacer un puré.
Vamos mezclando el agar-agar con el membrillo cocido, primero todo el agar-agar en un poco de membrillo y luego incorporamos poco a poco el resto de los 570 gr. Ponemos en un cazo a fuego lento hasta que empieza a hervir, y luego continuamos la cocción durante unos 3 minutos, sin dejar de remover en todo momento para que no se nos pegue.
Retiramos del fuego y añadimos el sirope de agave; removemos para que se incorpore perfectamente.
Pasamos a los moldes, si no son de silicona tendremos que forrarlos de papel vegetal. Dejamos que se enfríen de todo. Cuando estén fríos, tapamos con film transparente y ponemos en el frigorífico.
Mejor si lo comemos al día siguiente.