Así que me propongo intentar hacer ver que la meditación mindfulness ni es algo religioso, ni es un dogma, ni es nada del otro mundo; sino una sencilla, pero poderosa herramienta, que no solo puede incidir de forma positiva en tu desarrollo personal y profesional, sino que puede servirte para reposicionarte en tu particular universo, aceptando tu presente para, desde ahí, crecer hacia el futuro.
Precisamente, la meditación mindfulness, su práctica, interviene directamente en cada uno de tus quehaceres diarios, por lo que si quieres observar como andas emocionalmente en estos momentos, puedes ir al armario donde guardas tu ropa y ver en qué grado de orden lo tienes colocado.
A veces, mi grado de atención plena lo miro, efectivamente, dentro de mi armario. Y es que el desorden de muchos espacios personales, suelen ser un reflejo fiel de nuestro modo de vida donde la atención que conseguimos a través de la práctica de meditación mindfulness, brilla por su ausencia.
Te propongo que escojas algún momento del día en el que puedas estar tranquilo o tranquila (puedes aprovechar el fin de semana, o un día de descanso) y te invito a ordenar y hacer limpieza en tu armario; ese espacio íntimo que refleja, no solo tu estado de ánimo, sino tu nivel de ?velocidad vital?.
Aquí te propongo algunas ideas que te van a ayudar en el proceso:
1.- Disfruta del silencio. Te dispones a ordenar tu armario. Casi es como ponerte a ordenar tu cabeza, así que no te distraigas con música, o con radio, o mirando, cada dos por tres, el móvil o atendiendo llamadas. Dedíca un tiempo a ti mismo y al silencio y apaga todos los ?cachivaches? electrónicos que tengas en tu radio de acción.
2.- Vacía tu armario. Saca absolutamente todo lo que hay en el armario que quieres ordenar. Es como ?dejar la mente en blanco?. No atiendas, en ese caso, a lo que estás sacando. Hazlo, incluso de forma compulsiva. Hazlo sin orden y amontona a un lado, encima de una mesa o sobre la cama, todo lo que vayas sacando.
3.- Observa el desorden. Haz un par de respiraciones profundas y durante al menos 2 minutos, dedícate a observar tu desorden. Dirás: ?Si lo he desordenado yo!?, y te contestaré: ¿No haces lo mismo cada día con tu cabeza??. Observa también el espacio vacío de tu armario. Es tu mente la que debes vaciar cada mañana para que vayan cabiendo nuevas cosas y experiencias cada día. Piensa también si no te sobran cosas que otros pueden necesitar.
4.- Coloca desde el corazón. Date tiempo en ir colocando despacio cada una de las cosas que hay sobre el montón y hazlo con atención. Déjate llevar por el corazón para seleccionar aquello que realmente vayas a necesitar. ?Date cuenta? de dónde viene esa ropa o esos zapatos, piensa en quienes los hicieron con sus manos, piensa en toda la gente que ha participado para que tu tengas esa pieza ahora entre tus manos. Piensa en donde está hecho y observa con corazón y siente si, con ese gesto de haberlo comprado, no estamos poniendo tu granito de arena en la explotación de otros seres que trabajan en condiciones infrahumanas. Reflexiona con corazón y humildad sobre ello.
5.- Respira el orden. Cuando todo esté colocado, siéntate frente al armario abierto y observa con atención tu obra. Siéntete orgulloso u orgullosa de la labor que has realizado y trabaja, cada día, para mantener limpia tu cabeza de pensamientos negativos, al igual que vas a mantener limpio tu armario de cosas que no necesitas.
Como ves, meditación mindfulness se puede hacer también ordenando tu armario. Ahora que ya tienes todo perfectamente colocado, ¿por qué no empezar con ?la loca de arriba? como Santa Teresa llamaba a la cabeza.
Como en el refrán??nunca es tarde si la dicha es buena?. Ya sabes, meditación mindfulness para la vida diaria.
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