En este seminario se pretendió dar un paso más allá; es decir no solamente quedarnos en la atención sino además tratar de generar una experiencia con un fin determinado que es alcanzar la felicidad. Mucho se ha habla de las cosas que necesitamos para ser felices. Casi cualquier estudio confirma el hecho de tener una mente equilibrada como factor determinante, también la práctica de actividades gratificantes, cuidar la salud e incluso la generosidad (algo de lo que se habla menos, pese a que somos seres sociables). Vamos a centrarnos hoy en el factor mental como eje y clave de todo y para ello propongo una breve meditación para que podáis poner en práctica.
Ejercicio Práctico
Antes de continuar con la teoría, me gustaría compartir una meditación muy práctica para fortalecer nuestra concentración y dejar marchar los pensamientos negativos. Para ello, sigue estos sencillos prácticos.
Siéntate de forma que la espalda esté recta, pero manteniendo una posición cómoda de forma que las manos descansen en el regazo.
Relaja el cuerpo soltando las tensiones nerviosas de cada parte de abajo a arriba.
Imagina tu mente como un cielo azul y despejado.
Deja pasar los pensamientos como si fueran nubes. Sin dar mayor importancia las dejamos pasar, centrando nuestra atención nuevamente en el azul intenso.
¿Qué conseguimos con la atención plena?
Detrás de cualquier iniciativa que tomamos o de cualquier deseo, siempre está la intención de alcanzar la felicidad. Con la práctica del mindfulness conseguimos tener una mente más serena y concentrada, con una actitud más positiva, incluso para afrontar adversidades.
La mayoría de las veces, buscamos la felicidad en elementos externos, pero realmente está en nuestro interior. Nuestra mente constantemente genera un nuevo deseos: un coche, una casa, una pareja, un viaje. Esto no está mal, lo que ocurre es que no sacia ni siquiera cuando los conseguimos; pasamos así de la euforia a la depresión y viceversa.
Tener una mente en forma, nos da mayor control y seguridad sobre nosotros mismos, nos permite disfrutar más del instante sin renunciar a metas y planes futuros. Cuando disfrutamos de paz interior no vivimos en la ansiedad e incluso nos da fuerzas para ayudar a otras personas a conseguirlo.
En resumidas cuentas, no me cansaré de decir que el mindfulness y la meditación son prácticas saludables independientemente de tus creencias. Practica por ello como si se tratara de un entrenamiento físico o si prefieres como si fuera otra actividad mental; por ejemplo de cálculo ¡A por ello!
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